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Arquitectura personal y 2 | SECUNDINO SUÁREZ, "CUNDI" | Exfutbolista y empresario

"Llegué al Sporting acojonao: ver a Quini, Megido, Churruca... te sentabas y ni hablabas"

"Toni Cuervo, mi entrenador en el Ensidesa, fue mi padre en el fútbol, y Abelardo, el portero del Sporting que era de Sotrondio, mi hermano mayor"

Cundi, en Viesques (Gijón). MARCOS LEÓN

Secundino Suárez Vázquez (La Invernal, Sotrondio, 1955), hijo de minero, fue un inolvidable defensa izquierdo del Sporting de 1975 a 1990, la era más gloriosa, cuando el equipo gijonés fue subcampeón de Liga, dos veces subcampeón de Copa y jugó la UEFA por primera vez.

Cundi, que fue conocido como "Secundino Facultades", es un paisano entusiasta que conserva el apoyo popular que le dan su simpatía y si vínculo a las peñas sportinguistas. Está casado, tiene dos hijos (el varón es el futbolista Rubén Suárez) y es propietario del Café de Viesques y socio de una marmolería.

-Inicios en el Ensidesa.

-Entré en 1972, a mitad de temporada. Entrenaba con ellos, pero seguía jugando en el San Martín. A la siguiente temporada firmé con el Ensidesa y jugaba de extremo izquierda. Era juvenil, jugaba con la selección asturiana. Tenía 17 años y cobraba más que mi padre trabajando de barrenista en el Sotón. Tenía 75.000 pesetas de ficha y 18.000 de sueldo.

-El Ensidesa estaba en Tercera División.

-Sí, cuando no había Segunda B. Ese año jugamos la promoción a Segunda con el Tenerife. Era presidente Juan Muro de Zaro, y entrenador, Toni Cuervo, el mejor lateral derecho del Real Oviedo y una persona que fue mi padre en el fútbol y me dio la confianza que necesitaba.

-¿"Marcaba paquete" jugar en el Ensidesa?

-Sí. Pero jugaba a las cinco de la tarde con el Ensidesa y no llegaba para bailar más que cuando regresaba con Vallina, lateral derecho, de Sotrondio, que en paz descanse, que tenía carné y un Austin Victoria. Íbamos todos los días desde Sotrondio, menos los lunes y los sábados. Era un tute: había que bajar la Gargantá hasta El Berrón, Lugo de Llanera y subir la Miranda hasta Llaranes.

-El Ensidesa era mucho Ensidesa.

-El Ensidesa era el Real Madrid de Tercera División. Lo subvencionaba la empresa y funcionaba como filial del Sporting, que decían que le daba cuatro millones y tenía derecho a dos jugadores por año. Del Ensidesa salieron José Manuel, Churruca, Quini, Castro, Morán, Esteban, Villa (el de Gijón) y yo. Nos daban ropa nueva cada poco tiempo, tenía buen campo, buena afición, buen sitio de entrenamiento, viajábamos como señores por Bilbao, Galicia y Santander y dormíamos en buenos hoteles.

-¿En qué puesto jugó?

-El primer año, interior. En la temporada 73 me fichó el Sporting, con el que hice la pretemporada, con 18 años. Mariano Moreno me dijo que era muy joven y me cedieron un año al Ensidesa. Hicimos una gran temporada y quedamos arriba.

-Con 19 años debutó en el Sporting.

-Temporada 1974-75, con Castro, Fabián, José Manuel, Fanjul, Piñel, Ciriaco, Tati Valdés, Megido, Quini y Churruca. Debuté de interior porque se lesionó Tati Valdés. Quien me retrasó a lateral fue Vicente Miera.

-¿Qué aportaba usted?

-Era fuerte, iba bien de cabeza y tiraba p'alante. Era un carrilero: tenía que subir la banda mucho, llegar y centrar. Y fuera de casa, marcar al hombre.

-¿A qué hombres marcó?

-A Juanito, que tenía mucha calidad, y a Dani, del Athletic de Bilbao, con el que coincidí en la selección española.

-¿Era de hacha?

-Iba al balón con todas las ganas y era duro, o él o yo, pero no lesioné a nadie. Además metía 3 o 4 goles por temporada porque iba a los córners por arriba y tiraba alguna falta porque pegaba fuerte al balón.

-¿Cómo llegó al Sporting?

-Acojonao. Ver a Quini, Megido, Churruca... ni hablabas, te sentabas, te daban la ropa y así hasta que ibas cogiendo confianza. El nuevo sentía más respeto por los mayores que ahora. Mi suerte al llegar fue que había otro de Sotrondio, Abelardo, el portero. Venía del Valencia.

-¿Se conocían?

-Vivía en la avenida de Oviedo, una calle delante de la mía, y su padre y el mío eran amigos. Cuando iba al Serrallo a ver a los padres salíamos a admirarlo. Me protegió y fue mi hermano mayor. Debuté en Granada con él de portero. Hicimos un partidazo.

-Después de una vida de coleccionar cromos. ¿Qué pasa cuando uno se ve en cromo?

-Al principio te llama la atención, como que los chavales digan al verte "ahí está Cundi".

-Su hermano jugó al fútbol.

-En el Ensidesa y en el San Martín, y quedó ahí.

-¿Cuándo se mudó a Gijón?

-Con 20 años. Al año siguiente, en 1976, murió mi padre y quedaron en casa mi madre y mi hermano Rubén.

-¿Cuándo ennovió?

-A los 18 conocí a Margarita Estrada Blanco. Salimos tres años y el 23 de septiembre de 1976, a los 21, me casé.

-¿Cómo se conocieron?

-Éramos vecinos y su hermano estuvo conmigo en el San Martín juvenil y en el grande. Lo llamábamos Kubala, era rizoso, rubio y jugaba muy bien. Pero yo entonces no conocía a Margarita.

-¿Era pequeña?

-Le saco tres años. La conocí en unas fiestas de prau en Lantero. Bailamos y nada más. En otra fiesta, esta vez en Laviana, volví a verla y empezó algo de amistad. Como jugaba su hermano, iba al campo y ahí empezó la cosa.

-Tienen dos hijos.

-Maira, de 39 años, y Rubén, de 37.

-Estábamos en 1976.

-A la vuelta de los Juegos de Montreal con la selección junto a Dani, Juanito, Santillana, Arconada, Kubala de seleccionador, me tocaba ir a mili. Pensé que libraba, pero me tocó Mallorca.

-El año de la Unión Deportiva Poblense. ¿Cómo fue?

-El capitán que decidía los destinos aquí tenía un hermano que era presidente del Poblense. Cuando nos casamos, fuimos de viaje de novios a Valencia, de donde venía Abelardo, que fue conmigo a firmar con el club. Hice la instrucción en Son Dureta y el cuartel en Puerto Pollensa.

-Buen sitio.

-Allí nació nuestra hija. Hice una mili fenomenal que consistía en entrenar, jugar todos los domingos. Cada 15 días, viajábamos a la Península. Había varios futbolistas haciendo la mili en el Poblense, un equipo de Tercera División. Quedamos a mitad de la tabla. Al acabar la temporada me destinaron a Gijón, donde me licencié. Mientras estuve fuera el Sporting había bajado a Segunda y vuelto a subir.

-¿Cómo define el fútbol que le tocó vivir?

-De más fuerza, más duro... ya se entrenaba a diario con Vicente Miera y con Novoa. Dejé de jugar en 1990 con García Cuervo.

-Un partido inolvidable.

-Cuando debuté con la selección española en Yugoslavia. Las dos finales de la Copa del Rey; la primera UEFA, que ganamos 3-0 al Turín en Gijón.

-¿Qué sucede cuando tienes 35 años y se acaba el fútbol?

-Los dos primeros años lo pasas mal. No sabes qué hacer. Yo había cogido la cafetería un año antes de dejar el fútbol pensando en el futuro. Por entonces, Viesques no estaba tan edificado. Estuve un año en la Escuela de Fútbol de Mareo, pero tuve que dejarlo porque no quedé bien de una operación de columna.

-¿Qué edad tenían sus hijos?

-13 y 11 años.

-¿Se desorientó?

-En la vida normal, no. Ganamos dinero para pagar la casa, el coche, coger la cafetería, montar la marmolería, Granimar, con dos naves, y tener cuatro durinos en el banco. Pero hay que trabajar como un cabrón, ir todos los días al taller y andar por ahí cogiendo obra y repartiendo mármol con el camión. Ahora hay crisis y menos trabajo, pero vamos aguantando.

-¿Cómo llegó al mármol?

-Por una vecina que había trabajado de secretaria en una marmolería, conocí a su jefe y entramos de socios. Llegamos a trabajar ocho. Ahora somos cuatro.

-¿Qué tal siente que le trató la vida hasta ahora?

-Gracias a Dios, bien. Trabayando como un cabrón porque cuando dejé el fútbol...

-¿Estuvo presente en la educación de sus hijos?

-Siempre hubo disciplina, pero la madre llevó más la educación. Hubo épocas en que yo estaba en casa un día a la semana, y el resto del tiempo, concentrado.

-¿Jugaba al fútbol con su hijo Rubén?

-Sí, tenía 5 años y meneaba el balón y le pegaba bien. También es zurdo. Lo conduje mucho cuando empezó en fútbol sala. Con 6 años fue a Mareo y siguió allí hasta los 25: diecinueve años en todas las categorías y 4 o 5 en el Sporting.

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