De nada sirve un cuerpo sano si la mente está enferma. Por eso, cuando hace veinticinco años un puñado de mujeres valientes en la sala de uno de los gabinetes de psiquiatría de un médico ovetense se atrevieron, animadas por el psiquiatra, a fundar AFESA, la Asociación de Familiares de Enfermos Psíquicos de Asturias, dieron el primer paso en una carrera de fondo en donde los estigmas aun siguen marcando a los enfermos mentales. Ellas fueron las pioneras en dar la cara y aunque queda mucho que bregar, hoy ya son mil los socios que AFESA tiene en toda Asturias.

Carmen Solar es la presidenta de AFESA-Oviedo, cuya sede está en el barrio de La Corredoria. Solar lleva nueve años en el cargo y ha heredado sin duda la valentía y el arrojo de aquellas fundadoras que sacaron a la calle por primera vez a los enfermos mentales, y que lucharon por integrarles en la sociedad y darles la oportunidad que se merecen, la oportunidad de seguir viviendo. AFESA se ha convertido en estos veinticinco años en un centro de referencia en Oviedo, "el único para este tipo de enfermos y sus familias, donde abarcamos además el apoyo sanitario y el farmacológico", explica Solar.

Y es que enfrentarse a una enfermedad mental por primera vez es duro, pero el camino se hace mucho más llevadero con el apoyo de gente como ellos. "Hay que darse cuenta de que una enfermedad mental va desde una pequeña depresión o la ansiedad a los trastornos más severos, como puede ser la esquizofrenia, el trastorno obsesivo compulsivo, o el trastorno de la personalidad, que es uno de los más difíciles de tratar". Destacan desde la asociación que aún hoy existen muchos tabúes instaurados en la sociedad respecto a este tipo de enfermedades. Hay mucho desconocimiento y también mucha vergüenza. Gente que les llama locos. Ignorancia. "Ni todos los enfermos mentales están en la misma fase, ni necesitan los mismos tratamientos. Pero lo que está claro es que para eso están los profesionales, para valorar a cada persona tenemos un equipo de psiquiatras y psicólogos, enfermeros y trabajadores sociales. Nosotros tratamos a la gente con todo tipo de trastornos, y no solo a ellos, también a sus familias, porque estas enfermedades son difíciles de comprender", señala la presidenta de AFESA-Oviedo. A quien nunca le ha tocado de cerca tratar con una enfermedad mental de cualquier tipo le sorprendería saber el nivel de desesperación con el que muchas familias se acercan a pedir a ayuda a AFESA. Allí se encuentran, en primera instancia, con María Jesús González, trabajadora social de la asociación, una mujer con vocación a la que le mueve el sentimiento al hablar de sus proyectos, de sus trabajos, de sus niños. "Te conmueve ver cómo se obtienen resultados, cuando a alguien le diagnostican un trastorno mental grave es muy duro. Hay gente que lleva diez años sin salir de casa y trabajando consigues que salgan a tomar un café, eso es maravilloso", explica González.

En AFESA se atienden todo tipo de casos, más y menos graves, de niños, de mayores. Todos, pero por desgracia "la mayoría de la gente que llega aquí son familias que tras un largo periplo de psiquiatra en psiquiatra llegan desesperadas, buscando una solución. Rara vez es el enfermo, porque cuando un enfermo mental se enfrenta a una dolencia grave lo primero que tenemos que trabajar es con eso, con ser capaces de que el enfermo asuma su enfermedad. Los tratamientos farmacológicos son fundamentales para estabilizar a los pacientes, pero luego hay que hacer psicoterapia", resalta la trabajadora social.

En el año 1986 Asturias sufrió un cambio drástico en la gestión de la salud de los enfermos mentales en la región. Fue en este año cuando se cerró el hospital psiquiátrico, que disponía de mil quinientas plazas, y los enfermos quedaron entonces en lo que se conoce como dispositivos intermedios o a cargo de sus familias. En el área sanitaria 4, a la que pertenece Oviedo, esos dispositivos intermedios donde se trata o se da cobertura sanitaria a este tipo de enfermos son el centro de rehabilitación psicosocial de San Lázaro, la comunidad terapéutica de San Lázaro, el centro de tratamiento integral de La Corredoria, la residencia El Arbeyal de Siero, cinco centros de salud mental, el servicio de hospitalización del HUCA y las unidades de toxicomanía, trastornos alimentarios y unidad infantil. En resumen, de las mil quinientas plazas que había en los años ochenta disponibles en Asturias para este tipo de enfermos, hoy la región dispone de sesenta plazas de media estancia, donde los pacientes pueden permanecer ingresados entre tres y seis meses, salvo casos excepcionales.

Por ello el trabajo de asociaciones como AFESA se hace imprescindible en una sociedad donde los problemas de este tipo van en aumento. El protocolo de actuación del centro de La Corredoria comienza por una valoración de la trabajadora social y del equipo de psicología clínica, que después se reúnen y valoran el servicio o intervención que se debe aplicar en el caso. "Hay gente que necesita un apoyo puntual, o puede que sea una persona que valoramos que se haga socia y que acuda a uno de nuestros servicios de forma continuada", apunta González.

Dentro de los servicios que ofrece AFESA están, entre otros, el centro de apoyo a la integración, que se solicita a través de la ley de Dependencia y que atiende a personas de nueve de la mañana a cinco de la tarde; otro servicio es el apoyo integral, que se hace a domicilio y que consiste en apoyar a las personas con problemas mentales en sus casas, en ir a acompañarles para que sean capaces de hacer algunas tareas del hogar o en acompañarles a algo tan simple como tomar un café. El apoyo a la inclusión mental, que se lleva a cabo en Noreña, es otra de las actividades que se gestionan desde el centro de La ­Corredoria. El centro dispone de una finca en el concejo vecino donde se desarrollan talleres de jardinería y se hacen también programas ocupacionales; estas actividades se llevan a cabo en horario de diez de la mañana a dos de la tarde. En la propia sede también se realizan talleres de informática, inglés, pintura, cocina, rehabilitación cognitiva, prensa y gimnasia.

Pero, sin duda, si de algo puede estar orgullosa esta asociación es en ser pionera en Asturias en trabajar con las familias de los enfermos mentales a través de la escuela de familias. "Ayudar a las familias a comprender al enfermos es fundamental", subraya Carmen Solar, eso y enchufar a todos los enfermos una dosis de autoestima, ésa que han perdido por el duro camino de la enfermedad mental. Lo explica muy bien Esther Álvarez, profesora del taller del CAI, Centro de Apoyo de Integración. "El CAI es el primer recurso específico de enfermos mentales en Asturias, y trabajamos con enfermos mentales graves. Queremos que sean lo más autónomos posibles, que crean en ellos mismos, que sepan que ellos pueden, inculcarles unos hábitos saludables, que sepan manejar el autobús, el tren, que aprendan a entender su enfermedad". En el CAI trabajan de manera individualizada, de forma que los objetivos se adaptan a cada mente, porque cada mente es un mundo, y en AFESA tienen la mente abierta a todas ellas. Gracias.