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Menos localismos y más área metropolitana, piden los geógrafos y los economistas

Menos localismos y más área metropolitana, piden los geógrafos y los economistas

"La oportunidad que no debe perder Asturias", claman los expertos

Pensar estratégicamente y a medio plazo; actuar con generosidad y alejarse de los localismos; y ahondar en los objetivos comunes, en vez de en las divergencias. Son algunas de las claves que deben guiar el proyecto del área metropolitana de Asturias, según los expertos. Es un proyecto que supone una "enorme oportunidad" para la región y que ha de abordarse ya, antes de que se alcance lo que algunos especialistas llaman "punto de no retorno"; aquel en el que ya no es posible reconducir los problemas que las ciudades van creando a medida que crecen y se autorregulan.

El geógrafo Fermín Rodríguez parte de una certeza: el área metropolitana ya existe. Hay una zona de Asturias en la que viven muy juntas muchas personas y en la que hay mucha actividad productiva. Esa metrópoli se autorregula, pero conviene "orientarla" , "civilizarla" para "minimizar sus puntos débiles" y "explotar sus ventajas". Para ello hace falta "pensamiento estratégico", apartar el "cortoplacismo" y el "egoísmo" y superar el tradicional "cantonalismo" asturiano, que en tantas ocasiones acaba "a garrotazos". ¿Cómo? "Buscando lo que nos une, en vez de lo que nos separa", señaló Rodríguez, "un proyecto común".

No se trata, a su juicio, de "manipular" al área metropolitana, sino de "darle toques en la dirección correcta", para que "no derive" y para que "su propio crecimiento no la ahogue".

El economista Juan Vázquez, como los demás expertos consultados, cree que no debe perderse la "oportunidad" de darle forma jurídica el área metropolitana. "No podemos perder más tiempo; entre otras razones, porque la integración del área metropolitana no solo es deseable sino que es inevitable". Y hay que aprovechar que la ciudad es "un elemento clave de dinamismo económico y de competitividad", señaló. Con las grandes infraestructuras hacia el exterior casi completadas (a falta del AVE), es el momento de "dinamizar la región desde dentro" y convertir al área metropolitana en el "motor del crecimiento económico y dinamizador" de Asturias.

Vázquez ve al localismo como el principal enemigo del proyecto metropolitano. "Por separado somos poco, juntos podemos ser algo", resaltó Vázquez, quien aboga por darle "rango administrativo" a "lo que ya es real", pues "todos los días hay gente que va a trabajar o a pasar el día a otras zonas, y cada vez hay más integración, por ejemplo cultural". Falta "articularlo". La metrópoli asturiana se situaría en el "top 10" de las grandes urbes españolas, con las ventajas que implicaría. Pero "aquí domina más la disputa por repartir lo poco que la capacidad de sumar para hacer lo mucho". La cooperación entre municipios posibilitaría una "prestación más eficiente de los servicios públicos, turísticos, tecnológicos...", añadió Vázquez.

El también economista Fernando Rubiera sostiene que Asturias no debe perder la "oportunidad" de construir el proyecto metropolitano. Insistió en que no debe dejarse al área central "sola y sin control"; al contrario, deben "encauzarse sus fuerzas positivas" y "aprovecharse al máximo sus posibilidades, sacarle rendimiento, aminorando los peligros". Entre los problemas que está provocando crecimiento incontrolado de la metrópoli asturiana destacó que consume cada vez más espacio, y que la movilidad, actualmente basada en el vehículo privado, es "insostenible" en el tiempo.

En su opinión, Asturias acumula "veinte años de retraso institucional" en torno al área metropolitana, y conviene abordar el proyecto ya porque "dentro de poco quizá sea imposible corregir" los problemas que genera. Por ejemplo, el crecimiento mediante urbanizaciones y la construcción de grandes centros comerciales, además de favorecer la "desaparición de la Asturias tradicional", provoca efectos medioambientales "terribles" y costes económicos "altísimos". Para reconducir la situación hace falta una "estrategia de planificación común" y "superar el localismo", que provoca "discusiones "estériles y ridículas", resaltó Rubiera.

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