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Me quedo en el pueblo | Puerto de Vega

Belenista en puerto de mar

Rodrigo García Istillarty combina su empleo en la hostelería en su pueblo natal con la realización de un trabajo artesano que le ha dado fama

Belenista en puerto de mar

Rodrigo García Istillarty es un hombre polifacético, pero sobre todo un gran enamorado del belenismo desde niño. Natural de Puerto de Vega, desde muy joven se decantó por el arte y la decoración, estudiando en Oviedo, en la Escuela de Artes y Oficios, Diseño de Interiores. "Como decorador estuve trabajando tanto aquí como en Marbella y en Madrid. Luego volví y estuve trabajando siete años en una carpintería de Tapia de Casariego, años de los que guardo un gran recuerdo", afirma este hombre, que señala que fue la crisis la que le hizo regresar a su localidad natal para incorporarse al negocio hostelero familiar.

La gran pasión de Rodrigo han sido siempre los belenes. "Los hago de forma totalmente autodidacta. Veía en la televisión unos belenes maravillosos y me decía que yo también podía hacerlos. Empecé con unas casas, luego figuras con movimiento y al final logré mi primer belén, que fue expuesto en Navia en 1992. Ése es el mío. Actualmente, desde hace unos tres años, estoy realizando otro que, como pasó con el primero, voy ampliando. Una vez finalizado me gustaría venderlo, pero lo veo difícil en estos tiempos. Las figuras también las decoro yo, son a escala de veinte centímetros. A los belenes les doy mi toque personal, intento que a la gente le apetezca mirar, quedarse con las escenas, quiero que sean entrañables", matiza este vecino de Puerto de Vega, que firma sus trabamos como Creaciones Istillarty.

Compagina su trabajo en hostelería con la realización de esta actividad, así como con algunos trabajos de restauración, según recuerda este interiorista. "Siempre me gustó renovar viejos muebles, tunearlos, darles otra vida. Ya restauré alguna mesita, armarios e incluso alguna figura religiosa", matiza Rodrigo, quien al tiempo señala que disfruta mucho con lo que hace. Tal es así que, además, como artesano realiza igualmente unos "cabezudos" muy particulares, tanto para niños como para adultos, donde recrea personajes del mundo del cine o la literatura, entre otros. "Tengo varios personajes, desde Epi y Blas hasta un extraterrestre, el conde Draco, un payaso, el hombre de hojalata o un oso panda. En pueblos donde hay tradición de cabezudos, los padres de los niños los encargan, como es el caso de Puerto de Vega, por ejemplo".

Para este emprendedor rural en el campo de la artesanía, cuya pasión, junto con los belenes, es la profesión que eligió como decorador e interiorista, vivir en un pueblo no es fácil a la hora de trabajar en lo suyo, aunque matiza que "también es verdad que mis trabajos y lo que hago lo muevo mucho por internet, como por ejemplo participar en exposiciones o acudir a mercados. Los inviernos son especialmente duros por largos, pero también tengo la ventaja de poder trabajar en mi taller, donde me evado de todo y disfruto creando. Por otro lado, hoy, con el buen estado de las comunicaciones, te plantas en poco más de una hora en Oviedo", señala.

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