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La guía secreta de Asturias

Rastros de harina en el agua

El molín de la Teyera, en la localidad de Huexes, muy cerca de Arriondas, es una joya etnográfica que continúa viva gracias a su dueño, Antonio Soto, de 94 años

El molín de la Teyera, en Huexes, en la parroquia de Nevares, concejo de Parres. ANA PAZ PAREDES

Uno de los sonidos que no se olvidan cuando se escuchan por primera vez, llegados a las orillas de un río ante el que se levanta un molino vivo, es el del grano convirtiéndose en harina, triturado por las piedras de moler (molares); esa especie de gemido sordo y cadencioso de las muelas al girar, así como la voz del agua que, liberada, mueve la rueda de palas. Algo tan sencillo como esto, y que en su tiempo fue una actividad necesaria y habitual en el acontecer de los pueblos de Asturias, es hoy casi un acontecimiento dada la gran cantidad de ingenios hidráulicos que fueron desapareciendo en los ríos asturianos, siendo pocos los rehabilitados y aún menos los que se recuperaron para lo que fueron creados: para moler.

Eso sucede cuando se descubre el molín de la Teyera en Huexes/Güexes, en la parroquia de Nevares, concejo de Parres, tan querido por sus vecinos como su dueño, Antonio Soto, quien hoy, a sus 94 años, sigue acudiendo cada día a moler para una clientela que le visita no sólo de su concejo sino de muchos rincones del Principado, tanto para disfrutar escuchándole y viéndole trabajar con la pasión que le caracteriza como para llevar el grano y adquirir la harina; no hay que olvidar que el suyo es un molino maquilero, de los mejores conservados de los cerca de setenta que en su día hubo activos en Parres, y con una historia de casi 400 años. Maíz, trigo, escanda, centeno, ningún grano se le resiste a este hombre enamorado de su oficio y que sin duda contribuye con su trabajo y el cuidado de su molino a mantener viva una historia que, además de conocerla, hay que compartir para que llegue a las generaciones futuras.

Para llegar se puede ir tanto por una desviación a Huexes y Fíos desde Arriondas como desde la N-634, donde a la altura de Soto de Dueñas hay que coger la carretera que va hacia Fíos, Castiello y Prunales. Una vez en esta carretera y yendo hacia Huexes, al borde la misma está la señalización del molino. En ocasiones se tiene la suerte de coincidir con el molinero, aunque lo cierto es que incluso cuando no está es fácil imaginar su presencia, pues si este lugar además de historia tiene magia es gracias a él. Otros rincones con encanto en Huexes son tanto la iglesia de San Antonio de Nevares, de estilo Barroco popular, como la torre-palacio de los Estrada y Cordero de Nevares, junto a la iglesia. El puentín rehabilitado con sus piedras originales sobre el río y el tremendo paisaje que rodea esta zona, con vistas a los Picos de Europa y otras montañas, terminan de enamorar al caminante que lo descubre.

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