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ALFONSO GRANDA | Exdirector de la Escuela de Artes y Oficios de Oviedo

"Sigo siendo trotskista, con matices, e intenté aplicarlo en la Escuela de Arte"

"Para la Consejería el arte es un problema --y se nota también en los conservatorios y en la enseñanza del teatro- porque quieren que entre en un Excel pero es otro mundo"

Alfonso Granda, en su taller de dibujo en la Escuela de Arte. MIKI LÓPEZ

Alfonso Granda García-Argüelles (La Felguera, hoy Langreo, 1953) es licenciado en Bellas Artes por Bilbao e inseparable de la ahora Escuela de Arte de Oviedo, donde fue vicedirector en 1985 y 1986 y director veinte años, en dos etapas, un tiempo que recuerda muy bueno. Hijo de un médico y una ama de casa de derechas, tuvo una adolescencia desorientada en la que fue mal estudiante y no pensó en hacer Bellas Artes hasta los 18 años. A los 21 años fue a Madrid para preparar la entrada en la Escuela de San Fernando.

- La vida en Madrid.

-Trabajaba las ocho horas diarias, y el resto, en casa, en Parque de Santa María. El domingo, al cine.

- ¿Y la política?

-A los 16 años empecé a ver y a leer libros de mis hermanos. Mi primo, y amigo de referencia, Julio Granda, y yo coincidimos con un amigo suyo que estaba en la Liga Comunista (LC) y nos planteó el trotskismo. Entramos. Era 1974 o 1975 con Franco vivo.

- Sus hermanos también estaban en política.

-Alguna vez, Fernando decía: "Mañana no quiero a nadie en el piso". Se reunía con Vázquez-Prada, con Carlos Elordi... Mi hermano Antonio organizaba el sindicato de la Marina Mercante.

- ¿Fue muy activo?

-En Bilbao. En Madrid, en un salto en la Puerta de Alcalá, me retuvieron alféreces provisionales y me llevaron a rastras a su local. Me interrogaron cuatro horas. Dije que había ido a dibujar estatuas al Retiro; no coló porque era de noche. Ahora me respingo. Cuando me soltaron fui a hacer el salto a Sol. No pude. Todos me parecían fachas o sociales.

- Marchó a Bilbao en 1976.

-Para la prueba de acceso daban quince días. La hice el primero y estuve trece días estropeándola. La víspera no había por dónde cogerla. Di la vuelta al papel e hice el dibujo en un día. Aprobé, no sé por cuál de los dos. Ese año saqué matrícula en Dibujo y sólo me quedó una para septiembre.

- ¿Qué le dijeron en casa?

-Me decepcionó. Mi padre vino a decirme que "ya era hora".

- Barro fue importante.

-Hasta los 30 años fue un tercio de mi vida porque íbamos de San Pedro a octubre. Era playa, prados y luz, y La Felguera era un sitio sucio y gris. Éramos veinte vecinos y cuatro familias veraneantes.

- ¿Qué tal la vida en Bilbao?

-Muy buena. El segundo año nos juntamos personas luego relevantes y en enero nos negamos a entrar a clase porque los profesores no nos estaban enseñando lo que necesitábamos. Era 1977 y los trotskistas hicimos una gestora: el decano era un profesor y dos alumnos; el secretario, un profesor y dos alumnos, y el jefe de estudios, una profesora y dos alumnos, yo uno de ellos. Alumnos trajeron catálogos, en color, de Londres, de Hockney y otros.

- Autogestión.

-Cada uno preparaba un tema y daba clase a los demás. En junio nos reunimos con los profesores, dijimos que tal vez no habíamos alcanzado el más alto nivel pero que el esfuerzo había merecido la pena y que teníamos un cinco colectivo. Yo me opuse, por los que no habían trabajado, pero perdí la votación. En tercero trabajamos por proyectos, decidimos qué queríamos hacer para todas las asignaturas. Ahora está de moda. Hice un corto. De la Escuela de entonces son Txomin Badiola, Dario Urzay, Lazkano...

- ¿Cómo logró ser licenciado antes que bachiller, titularse con francés de COU suspenso?

-En cuarto de Bellas Artes daban un documento de que habías cursado allí, pero en quinto se iniciaba el grado y debías tener COU. Entré en la Escuela sabiendo que no podría hacer el último curso, pero como cumplí 25 años en tercero hice el examen de acceso para mayores de 25. Animé a media Facultad a ir. Aprobé. Hice los dos últimos años en uno y Agustín Ibarrola me pidió que quedara en la Facultad.

-Pero volvió en 1980.

-Quería trasladar la lucha académica de Bilbao y casarme con mi novia. La había conocido en COU, en El Entrego, una chica muy guapa y muy tímida llamada Rubi, porque es rubia. Su gemela, morena, es More.

- Vuelve a Asturias y...

-No había plazas en Enseñanza Media. Entonces el dibujo lo daban mañosos, apenas había titulados, y como llevaban mucho tiempo les dieron cinco años para estudiar la carrera y, entre tanto, no podíamos concurrir. Entonces me dijeron que había una plaza en la Escuela de Artes y Oficios. Presenté una instancia, entré en contacto con Sanjurjo y al cabo de un tiempo me dijo que fuera al día siguiente a dar sus clases porque iba a estar fuera un mes.

- ¿Cuándo se casó?

-El 2 de julio de 1983 en El Carbayu. Ofició un tío mío, cura en EE UU, que era más cerrado que los de aquí. Cuando mi mujer le dijo en la sacristía que no quería comulgar casi no nos casa. El día anterior había estado hasta medianoche preparando un congreso. La luna de miel fue el congreso.

- ¿Cuándo opositó?

-En 1984. La saqué y me llegó una nota de la Facultad de que el acceso de mayores de 25, con el que había terminado la carrera, era para entrar y no para salir. Los inspectores de Enseñanza quedaron a cuadros, me solicitaron una convocatoria extraordinaria al Rey -a un republicano nacido el día de la República-, la conseguí dos años después y aprobé Francés.

- Tiene un hijo.

-Javier, de 31 años. No terminó Publicidad, hizo Diseño Gráfico y trabaja en Leroy Merlin en la sección de pinturas. Hace diseños pero no gana la vida con ellos.

- ¿Fue un padre presente?

-Para mí, sí, pero según su madre estuve veinte años de director de la Escuela. A Javier lo conocía todo el personal de la Escuela.

- ¿Cuándo dejó la LC?

-Sigo siendo trotskista, con algunos matices, e intenté que así fuese la Escuela, con el alumno en el centro y los demás a su servicio. Al llegar a Asturias la Liga se unió para formar la LCR, mezclaron a Gustavo Bueno con Jesús Evaristo Casariego por el bable... cosas que no.

- ¿Por qué recuerda tan bien sus años de director?

-El ambiente era muy bueno. El alumnado es oro puro y si es difícil ser profesor es porque trabajamos con lo más delicado, un ser humano verde y si ves que eso funciona y la gente sale y tiene ilusiones... Soy trotskista para que la sociedad disfrute en este mundo, y si luego hay otro, mejor.

- ¿Y el problema?

-Tenía 60 artistas, que son egocentristas e imposibles de dirigir.

- La Administración.

-Para la Consejería el mundo del arte es un problema que no sabe resolver; se ve en la escuela de teatro y los conservatorios. Quieren meter el arte en un Excel y es un mundo aparte: no quiero privilegios pero es diferente.

- ¿La sociedad?

-Habla de artistas como de bohemios. Te piden que regales un cuadro. La pinacoteca de La Felguera me pide obra, pero quiere que la regale. No, si pagan la luz a Hidroeléctrica que me paguen. A los artistas los mandan jubilarse y no seguir creando y si venden un libro no cobran la pensión. Entre el privilegio y no cobrar pensión ha de haber entendimiento.

- ¿Qué tal siente que le ha tratado la vida hasta ahora?

-Cumplí 65 años y voy a seguir. A los 60 pude haberme ido para casa. Soy feliz, estoy con jóvenes y con gente como Javier Luengos o Bernardo Sanjurjo, que merecen la pena. Si mi gestión en la Escuela hubiera tenido que hacerla en un banco me habría pegado un tiro al segundo día. Perdí tiempo para mi obra, pero facilité el arte de muchos.

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