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El rincón del HUCA en el que los muertos hablan

El hospital ovetense realiza 150 autopsias al año "Son la mejor herramienta para detectar errores médicos y que no se repitan", explica el patólogo Iván Fernández

Iván Fernández Vega muestra un recipiente con un cerebro humano a los alumnos del curso sobre autopsias que se imparte en el HUCA. MIKI LÓPEZ

Un circuito específico para trasladar cadáveres, sierras eléctricas y un armario lleno de cerebros humanos. Una escena de película de miedo sirve para describir uno de los lugares donde se salvan vidas. La sala de autopsias del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) es un espacio clave para estudiar enfermedades y casos médicos y así contribuir a mejorar la atención sanitaria. Es una zona en la que, como explica el patólogo Iván Fernández Vega, "los fallecidos pueden hablar y los especialistas son capaces de interpretar su lenguaje".

Las autopsias clínicas forman parte de la actividad habitual del HUCA. Aunque cada vez se realizan en menor número, debido al impacto de las nuevas técnicas de imagen y a la falta de financiación, se practican más de 150 al año. "Analizar los errores en los diagnósticos y los tratamientos es la clave para una mejor asistencia, y la autopsia clínica se ha convertido en el mejor procedimiento para detectarlos", señala el especialista en anatomía patológica del hospital ovetense. Los propios pacientes que los han vivido se convierten así en una privilegiada fuente de información que puede salvar otras vidas en el futuro.

La necesidad de mostrar a los alumnos las técnicas de la autopsia clínica figura en el origen del curso que esta semana se imparte en el HUCA. Bajo el título "La autopsia clínica: del conocimiento de las enfermedades al conocimiento de los errores", la Universidad de Oviedo acerca este procedimiento a catorce estudiantes de diferentes ramas. Como explica Iván Fernández, codirector del curso, "pensamos que los alumnos cojean de algo que es muy esencial, conocer la autopsia y sus utilidades, y aprender de los errores médicos". El doctor Fernández se muestra taxativo: "Si sabes dónde se producen los fallos y por qué, lo lógico es que no se repitan".

Los cadáveres disponen en el HUCA de un circuito propio que evita las zonas de paso de los pacientes y visitantes. Los ascensores propios del servicio y la red de robots del Hospital que operan en el último sótano son los encargados de mover a los fallecidos hasta la sala de autopsias. En ella, el centro sanitario cuenta con un depósito propio y un espacio para almacenar las muestras de diferentes órganos y tejidos destinadas a investigación médica.

El riguroso aislamiento que el HUCA garantiza a los cadáveres con enfermedades infecciosas o priónicas se ha convertido en un referente en el norte de España. Los trabajadores de la sala de autopsias cuentan con equipos completos para permanecer aislados mientras manipulan los cuerpos: mono blanco, calzas, gorro, mascarilla, pantalla protectora y tres tipos de guantes.

Las autopsias son una herramienta clave para detectar los errores en la asistencia sanitaria. Un problema común debido muchas veces -indica Iván Fernández- a la coexistencia de varias afecciones en un mismo paciente: "Si tocas de un lado con buena voluntad, a veces afecta a otro de manera negativa". El HUCA cuenta con un organismo propio encargado de investigar estos errores -la comisión de mortalidad-, y las autopsias clínicas son su principal instrumento de trabajo.

A pesar de esta eficacia, las autopsias clínicas se hallan inmersas en una etapa de incertidumbre. Según Iván Fernández, "se hacen pocas, y cada vez menos", en parte debido a que, con las nuevas tecnologías y técnicas de imagen, casi resulta posible realizar una autopsia digitalizada del cuerpo. No obstante, el patólogo del HUCA destaca la importancia de revertir esta tendencia, ya que, a su juicio, los procedimientos alternativos a la autopsia no son la panacea que algunos plantean.

En el campo de la investigación, las autopsias clínicas también viven una etapa de incertidumbre, en este caso debido a la escasez de recursos. El Biobanco del Principado de Asturias, centro encargado de almacenar los tejidos en condiciones adecuadas desde el punto de vista científico y legal, se enfrenta a un problema de financiación. "Desde Madrid nos piden que todos los biobancos de España los gestionen sus autonomías, y los últimos somos nosotros. La Administración de Asturias no nos escucha. No entienden que nosotros somos los que tenemos que conservar los tejidos de nuestros paisanos", lamenta Iván Fernández.

La necesidad de avanzar hacia la autopsia clínica "como elemento esencial en la medicina actual", los responsables del curso que se imparte en el HUCA plantean impulsar la creación de un título propio o máster centrado en esta técnica, cuya mayor virtualidad consiste en entender lo que los muertos dicen.

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