De paso que agradecía, el pasado miércoles, el reconocimiento que recibió de la asociación "Mierenses en el mundo", Guillermo Martínez quiso dejar algún mensaje en clave política que era, dijo expresamente, un "aviso". El consejero de Presidencia, significado defensor de la ortodoxia del aparato socialista derrotado en las primarias a manos de los seguidores de Pedro Sánchez, aseguró anteayer en la Feria de Muestras que tiene intención de seguir por aquí. "Si alguien cree que los homenajes acompañan a las despedidas, se equivoca. La política es una pasión, no se abandona nunca. Pero, dado el caso", enlaza, "aviso más aun: las vueltas se hacen con más fuerza, con más energía y con más entusiasmo. En la política, como en la vida, la determinación, que no la temeridad, es un valor muy importante".
Tuvo el discurso un sabor a despedida de una legislatura casi vencida y una insinuación de permanencia acaso dirigida tanto a los adversarios de fuera del partido como a los que no compartieron sus mismas tesis en el proceso interno del PSOE. "Independientemente de los esfuerzos para hacer las cosas bien", dijo, "siempre he creído que quien no es leal con las personas tampoco puede serlo con las ideas. Hoy me reafirmo", dijo tras nombrar a sus jefes acabando en Javier Fernández. Martínez también se hizo un autorretrato político en el que se escuchó que "creo en la pluralidad y en la moderación. Soy de esos socialdemócratas que creen que los conservadores, los liberales y otras posiciones también quieren lo mejor para su tierra y los suyos, y que los acuerdos siempre son mejores que las discrepancias. Eso, ahora, a veces dicen que ha quedado viejo".
