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PÍO MOA | Historiador

"Covadonga no fue la enorme batalla de la leyenda, pero una escaramuza tampoco"

"Me hacen gracia quienes tildan a Francisco Franco de dictador, como si ellos fueran demócratas"

Pío Moa.

El historiador Pío Moa (Vigo, 1948) es autor de más de treinta libros, en su mayoría centrados en la II República, la Guerra Civil y el franquismo. Su trabajo más reciente es "La Reconquista y España", editado por La Esfera de los Libros y sobre el que conversa con LA NUEVA ESPAÑA.

- En Asturias estamos celebrando el 13.º centenario de la batalla de Covadonga. Más allá de las dudas sobre la fecha, algunos historiadores han llegado a poner en duda la existencia de esta batalla, o a tildarla de "escaramuza". No es su caso. ¿Qué magnitud tendría, a su juicio, esta batalla?

-Covadonga no fue la enorme batalla que dice la leyenda, y tampoco una escaramuza. De ella dependieron la evacuación musulmana de Gijón, el principal puerto español del Cantábrico, y la formación de un reino.

- ¿Quién era realmente Pelayo?

-A falta de documentos coetáneos, algunos especulan de lo lindo sobre él. Lo más probable, con mucho, es lo que dicen los documentos posteriores: un noble godo o hispanogodo que emprendió la resistencia al Islam. ¿Por qué es lo más probable? Porque es coherente con lo que sabemos documentadamente que ocurrió después, mientras que otras especulaciones no son coherentes.

-Usted habla de una España que, antes de la invasión musulmana, estaba profundamente romanizada, pero a la que los godos habrían dotado de un proyecto político. ¿Hasta qué punto ese proyecto político propició la resistencia de una idea de nación frente al empuje omeya?

-La resistencia al poder musulmán y la Reconquista son inconcebibles sin el estado hispanogodo, que funda la nación española sobre una base cultural latina y cristiana. El concepto más claro de nación es: una comunidad cultural bastante homogénea con un estado propio. Hablar de "nación cultural y nación política" es un embrollo innecesario. El concepto de nación es político, aunque la cultura sea su base. Ningún país importante islamizado volvió a su cultura y política anterior, por eso la Reconquista es un fenómeno histórico único.

-¿Qué Asturias es la que se acaudilla Pelayo en el 718? ¿Estamos hablando de una región profundamente romanizada?

-Asturias estaba menos romanizada que, por ejemplo, Andalucía, pero estaba romanizada, como demuestran los restos arqueológicos, el puerto de Gijón, etcétera, y antes implicaba el sentido común. La resistencia a Roma terminó con Augusto. Se intenta negar porque se intenta negar arbitrariamente la existencia de España.

-¿Y qué sería al-Ándalus, toda vez que usted descarta la multiculturalidad que defienden algunos autores?

-Al-Ándalus se impuso sobre una población cristiana (mozárabe), parte de la cual fue islamizándose (los muladíes) o huyendo, o siendo deportada, hasta quedar en una débil minoría. La posición de cristianos y judíos en al-Ándalus fue muy humillada y con derechos mínimos. Si eso es "multiculturalidad"... Entendemos al-Ándalus al observar la implosión del califato de Córdoba en taifas: prácticamente en ninguna taifa el poder fue muladí: en todas dominó alguna fracción del ejército: árabes, bereberes o eslavos. Lo cual demuestra que se trató de un poder despótico asentado sobre un ejército ajeno a la población indígena, fuera cristiana o muladí.

-Usted destaca la "audacia" de Alfonso I al liderar una serie de incursiones que, prácticamente, duplicaron el territorio asturiano, pero también remarca cómo se aprovechó de la lucha interna entre árabes y bereberes. ¿Hasta qué punto fue esta pugna clave para el apuntalamiento del Reino de Asturias?

-Fue esencial. Hasta la caída de Córdoba, la potencia material de al-Ándalus fue muy superior a la de España, y la Reconquista habría sido quizá imposible si a su vez al-Ándalus no estuviera debilitada por guerras civiles casi permanentes.

-Esas incursiones de Alfonso I, incluso la propia revuelta de Pelayo, ya son a su juicio episodios de la Reconquista. Pero, ¿cuándo nace el proyecto político de la "Reconquista"? ¿Quién sería el ideólogo, si es que lo hay? ¿Acaso Beato de Liébana?

-El proyecto político de la Reconquista está bien documentado desde Alfonso III, pero creo que existió desde el primer momento. El inicial reino de Asturias no tuvo nada que ver con las correrías tribales por el botín de la primera época romana. Solo pudo haberse inspirado en el recuerdo e invocación del reino hispanogodo. Algunos, como Beato de Liébana, reafirmaron, pero no cabe hablar propiamente de ideología. Durante mucho tiempo de habló de "Restauración", y "Reconquista" es un término muy posterior, pero a mi juicio define mejor el proceso.

-Alfonso II, ¿sería un prototipo de monarca cristiano?

-Fue cristiano como los demás, quizá más devoto que otros. Pero debemos distinguir el factor religioso del político. Para la Iglesia, la recristianización de la península era esencial, pero el programa político de la Reconquista no lo era. No se oponía a ella, pero si el país quedaba dividido definitivamente en varios pequeños estados más manejables, tampoco le parecía grave. De hecho el papado tuvo influencia bien clara en la secesión de Portugal, por ejemplo.

-La emboscada de Lutos, en torno a 795, ¿puede considerarse la batalla decisiva, después de Covadonga, para la consolidación del Reino de Asturias?

-Así es: poco antes el propio reino había estado a punto de sucumbir. Esa victoria no lo libraría de nuevos ataques islámicos, de todas formas.

-En época del rey Casto se descubre el sepulcro del apóstol Santiago, de nuevo bajo la sombra de Beato. ¿Es un hallazgo auténtico o una creación en clave política?

-No es imposible, aunque muy poco verosímil, que los restos del apóstol estén allí. Tampoco creo que sea una invención política (¿por qué en Compostela, precisamente?), sino el corolario de una leyenda ya de siglos atrás sobre la predicación de Santiago en España y de la declaración del apóstol como patrón nacional, anterior al descubrimiento o invención, según se prefiera, del sepulcro.

-Ese descubrimiento del sepulcro del apóstol, ¿hasta qué punto es relevante dentro de la historia de España y de la Reconquista?

-La importancia cultural, religiosa y política del Camino de Santiago en la Reconquista y en la historia española es inmensa. Es una empresa española, aunque el papado y Cluny se adueñasen de él durante un período. La consigna "Santiago y cierra España" ("cierra" en el sentido de "carga, ataca") nació en la Reconquista, y siguió usándose en la conquista de América, por los tercios, contra el turco y demás. El Camino llegó a extenderse hasta el este de Europa, Escandinavia, etc., no solo trajo numerosa población exterior que se asentó en España, sino que ha tenido un influjo cultural relevante en toda Europa.

-Enmarca usted el rechazo a la Reconquista en la difusión de la "Leyenda Negra". ¿Considera usted que sigue vigente esta fobia hacia lo español?

-Decía Julián Marías que el fallo del PSOE consistía en su visión negativa de la historia de España (en lugar de criticar su propia historia de partido, añado yo). Hoy esa visión negativa afecta a todos los partidos en el Congreso, sean separatistas o "nacionales". Parte de ello es la negación o la denigración de la Reconquista. Y es un problema grave, porque la falta de respeto esencial por el pasado del propio país solo puede generar mitos y discordias.

-¿Hasta qué punto la revisión de la historia de España tras el franquismo ha espoleado a los nacionalismos periféricos para crear sus propios mitos nacionales o fundacionales?

-Ya mucho antes del franquismo construían los separatistas sus mitos, basados en un racismo irrisorio. Lo nuevo es que los gobiernos, fueran del PP o del PSOE, en lugar de combatirlos política e intelectualmente, los han apoyado y financiado. Algo único en la historia de cualquier país, creo.

-Como historiador, ¿qué cree usted que debemos hacer con esos símbolos, como el Valle de los Caídos, que dan testimonio de la dictadura?

-Me hacen gracia quienes tildan a Franco de dictador como si ellos fueran demócratas. El Frente Popular fue una alianza de separatistas y totalitarios, que aspiraban a disgregar España y/o imponer un régimen de tipo soviético y a destruir las raíces cristianas de la cultura española y europea. No había ni un demócrata entre ellos, y el régimen no tuvo oposición real democrática, sino comunista o terrorista. Ninguna democracia puede funcionar en una sociedad de miseria y cargada de odios como fue la república. Puede funcionar, en cambio, en la sociedad próspera y libre de los viejos odios que nos legó el franquismo. Pues bien, los antifranquistas actuales se identifican con aquel Frente Popular, y están llevando a España, otra vez, a una situación muy peligrosa.

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