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Asturias tardará quince años en erradicar el plumero de la Pampa al actual ritmo inversor

Asturias tardará quince años en erradicar el plumero de la Pampa al actual ritmo inversor

Las "selvas" de planta invasora encontradas en la primera fase de la lucha sobre el terreno, entre Coaña y Cudillero, desbordan todos los pronósticos y disparan el coste

El plumero ha crecido hasta desbordar todos los pronósticos. En la batalla contra la hierba invasora de la Pampa, llegada la fase del combate sobre el terreno, el enemigo ha resultado ser mucho más poderoso de lo que aparentaba. La campaña de erradicación de la planta, planteada para que vaya avanzando desde las alas hacia el centro, empezó el 12 de julio por Coaña y en poco más de un mes, al llegar al concejo de Cudillero, tras la primera evaluación, la densidad de la plaga ya hace que se rebasen muy significativamente las expectativas. Tanto que si la primera estimación sobre el plazo de erradicación conjeturaba siete años, su actualización puede llegar a duplicarse a la vista de las "selvas" de plumeros que los operarios se han encontrado a ras de suelo.

En tiempo, al rimo inversor actual, con los 440.000 euros incluidos por el Principado a iniciativa de IU en la ley de crédito extraordinario, los siete años podrían llegar a transformarse, en el peor de los escenarios, hasta en quince. Para poder terminar en los siete prometidos, la inversión debería progresar significativamente: hasta una cantidad entre los 570.000 y los 850.000 euros anuales. Si antes de empezar a retirar plantas el montante global estimado era de cuatro millones de euros, ahora podríamos estar hablando de seis. Va a hacer falta más: o más tiempo o más dinero.

Son las estimaciones puestas al día que el diputado de IU Ovidio Zapico ha recogido sobre el terreno, de visita en los territorios colonizados por la "cortaderia selloana" que operarios de la empresa Tragsa limpian de plumeros desde julio. Se afanan en turnos de afluencia variable, pero se esperan cerca de cuarenta trabajadores cuando la tarea llegue a las áreas más cubiertas de plantas del centro de la región, a los "bosques" del no nato polígono de Bobes o de la zona de actividades logísticas de Gijón, el concejo más castigado por la plaga. La estrategia, coordinada por las directrices del catedrático de Botánica de la Universidad de Oviedo Tomás Díaz, avanza desde los extremos hacia el centro, de momento por la costa, acompañando el arranque de raíz con un uso selectivo de herbicidas, siempre que no estén en áreas protegidas o no haya acuíferos en su base. Se intenta además consolidar los terrenos liberados para evitar que vuelvan a ser invadidos y se prevé volver atrás para el "repaso" de zonas ya despejadas. Pero el primer mes ha puesto ya la realidad por encima de las previsiones de los responsables de la campaña. Y puede que al final la Asturias infestada de plumeros supere el diagnóstico inicial, que a finales del pasado año contaba muy aproximadamente una horquilla de ejemplares que acercaba la media probable al millón, a prácticamente una planta por asturiano.

Tomás Díaz tenía asumido que las previsiones podrían desbordarse. "Los políticos deben darse cuenta de que las especies invasoras llegan y se expanden con mucha facilidad, pero el control y la erradicación son mucho más lentos", afirma después de precisar que los siete años del plazo se estimaron contando con el mantenimiento o el leve incremento de la inversión y que el éxito de la empresa siempre "irá en función de lo que se pueda presupuestar".

El choque contra las dimensiones reales que ha adquirido la plaga conduce a Zapico a la certeza de que conviene "ir preparándose para contar durante muchos años con partidas para luchar contra las especies invasoras vegetales". De momento, la de este año, incorporada al crédito extraordinario con el que el Principado hace frente a la prórroga, incluye 400.000 euros para la campaña de erradicación y 40.000 para financiar un proyecto de investigación sobre la destrucción eficiente de plumeros que desarrolla el Instituto Nacional del Carbón (Incar). Pero no basta. El dinero no va a ser suficiente si no sube la cuantía ni tiene continuidad en el tiempo y tampoco bastará por sí sola, a su juicio, la estrategia nacional para la lucha contra la planta que el Gobierno aprobó el pasado 26 de julio. Si se queda en el papel, "sin un plan de erradicación con partida económica concreta", señala Zapico, "no servirá para nada". Su propuesta pide expandir lo ya hecho con un proyecto que tenga financiación europea y abarque todo el área de expansión en la Cornisa Cantábrica.

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