Tras el baño de masas vivido durante su paseo entre la basílica y el Museo de Covadonga, los Reyes, la Princesa de Asturias y la infanta Leonor recorrieron la exposición "La imagen de un reino", de la mano del experto Javier Barón Thaidigsmann, jefe del Área de Conservación de Pintura del Siglo XIX del Museo Nacional del Prado. La visita fue necesariamente breve, pero la Familia Real se mostró muy interesada ante esta auténtica galería de antepasados, que ya se inauguró el pasado mes de junio y ha atraído numerosos visitantes. La Princesa Leonor, curiosa, preguntó por la presencia allí de aquellos cuadros del siglo XIX, especialmente los de Pelayo, Alfonso II El Casto, Alfonso III El Magno y el más brillante de todos, el de Fruela II, obra del francés León Bonnot. La muestra la integran 20 cuadros, 17 de los cuales forman parte de la serie histórica que está en el Santuario desde 1884, procedente de El Prado, y que han sido restaurados en los últimos tres lustros con fondos de Liberbank y del Gobierno del Principado. Otro momento interesante de la visita fue cuando la Reina Letizia reparó en el cuadro de Bermudo El Diácono y llamó la atención del Rey de que se trataba de su ascendiente coronado más remoto. Y es que entronca con Felipe VI a través de 41 generaciones. El comentario dejó maravillados a los presentes.

Tras sumergirse por unos minutos en la historia, la Familia Real subió a la segunda planta del Museo, donde está la exposición fotográfica "Covadonga Real y Mística", obra de Fernando Manso, que guió a los Reyes y sus hijas a través de sus obras. Se trata de fotografías tomadas en Covadonga a lo largo de las diversas estaciones, que captan toda la espiritualidad del Santuario entre las montañas. También aquí la Familia Real se mostró muy interesada. Tras una estancia de una media hora, la Familia Real abandonó el Museo de Covadonga. Todavía había decenas de personas esperándolos para decirles adiós con la mano.