Tendría dos o tres años cuando empecé a jugar al golf y me hicieron unos palinos pequeños”. Así rememoraba Celia Barquín, la joven deportista asesinada ayer en un campo de golf de los Estados Unidos, sus inicios deportivos para LA NUEVA ESPAÑA. La joven, recién proclamada por entonces campeona de Europa de golf amateur, con tan solo 22 años, confesaba que “los entrenamientos de veinte horas semanales son muy duros y más compaginándolo con los estudios de ingeniería civil”, que realizaba en la Universidad Estatal de Iowa, estado norteamericano donde un hombre, ya detenido, le quitó la vida en el mismo lugar donde desarrollaba su gran pasión: un campo de golf. El trágico suceso ha conmocionado a la comunidad universitaria de Iowa State.

La Universidad de Iowa había reconocido como atleta femenina del año el curso pasado y viendo su proyección ya se planteaba “entrar en el circuito profesional de Estados Unidos”. Brillante en lo académico y lo deportivo, sus grandes referentes eran Severiano Ballesteros, cántabro como ella, y Sergio García. Esto le llevó a comenzar a competir “con apenas siete años” y a entrenar “a diario a partir de los 10”.

Sus comienzos fueron “en un pequeño campo municipal de Cantabria”, donde sus padres y su hermano ya eran socios. Sin embargo, su camino hacia el profesionalismo lo arrancó con la Federación Asturiana y de hecho hasta ayer seguía formando parte de su selección, aunque competía por la española. La desgracia sobrevino ayer a la joven cántabra, cuando un hombre acabó con su vida mientras entrenaba en el green,​ donde pasó la mayor parte de su vida.