"Ha sido el miedo más fuerte de mi vida y eso que he vivido accidentes y otros casos en México". La "heroína del Alsa", la mexicana Aura Anahí Chávez, recordaba ayer como una de las experiencias más impactantes de su vida su intervención providencial para detener un autocar de la empresa Alsa, en el que viajaban unos quice pasajeros el pasado lunes, cuyo chófer sufrió un desvanecimiento en pleno trayecto, en la ruta Llanes-Oviedo, a la altura de El Berrón, tal y como adelantó LA NUEVA ESPAÑA. "Afortunadamente quedó en un susto pero nunca sentí el miedo tan cerca", subraya. Ella viajaba con su mujer, Cristina García, asturiana con raíces en el concejo de Villaviciosa, donde se subieron al autobús con su bebé, de nueve meses. Eran las seis de la tarde. La pareja se sentó con su pequeño en mitad del autocar. El niño iba dormido. Apenas cinco minutos antes del primer impacto acababan de hacerse una foto con él.

La primera sensación que tuvieron les llevó a retroceder dos semanas atrás, cuando un brutal accidente de otro autocar de la misma empresa chocó contra un pilar de un viaducto que sobrevuela la variante de Avilés con el trágico balance de cinco víctimas mortales y una veintena de heridos. "El primer impacto fue hacia la izquierda, el autobús chocó contra una rama y después hubo un segundo y tercer golpe", recuerda Chávez. "Aventé el niño, se lo dejé a mi pareja, me fui hacia delante y vi que algo no iba bien", rememora. "Le dije al conductor: '¡para!' y, de repente, vi que tenía la cara llena de ramas", continúa en su relato del accidente. "Le dio una bajada de tensión, se desvaneció dos veces más después". Sin dudarlo, y pese a los gritos de su pareja para que volviera al asiento, Aura Anahí se puso al volante del autocar que el chófer, aun desmayado, todavía agarraba con fuerza y logró poner fin a lo que para algunos era una pesadilla. Dos mujeres de edad que se desplazaron hacia los asientos traseros para protegerse no daban crédito a la escena: "Mira el pilar", exclamaban atónitas. El vehículo había sido controlado por fin muy cerca del nudo de Mudarri, a la altura de El Berrón, donde se cruzan la autovía de Oviedo a Villaviciosa, la A-64, y la Minera (AS-I). Estaban a pocos metros de otro pilar como el que segó cinco vidas en Avilés. "Al primer choque una mujer le gritaba al conductor: '¡párate, párate!' pero cuando vi que no respondía me temí lo peor y me dije: 'No puede ser que vuelva a pasar algo como lo que ocurrió hace quince días' ", continúa quien ha sido bautizada ya como "la heroína del Alsa".

En cada impacto, el autobús cogía aceleración, por la inercia del golpe."Iríamos a unos 80 kilómetros por hora", sostiene Aura Anahí Chávez. Su pareja, Cristina García, agarró al niño con fuerza -"me hice bolita"- y le gritó a su chica: "No vayas". Si era un accidente, temía que ella se llevara la peor parte al estar de pie en la parte delantera. "Me dije: tengo que pararlo sí o sí", reconoce Anahí. Y lo logró. Se sentó sobre el conductor, que "no reaccionaba" y pisó a fondo el freno. "Finalmente pude aparcar al lado derecho", prosigue en su relato mientras recuerda que el conductor hizo ademán, una vez ya detenidos en el arcén, de volver a arrancar. "Le quité las llaves y se las entregué a la Guardia Civil. Le retiré las gafas de sol y le pregunté: '¿Qué pasó?' No recordaba nada", apostilla quien dice no haber pasado tanto miedo ni cuando fue testigo de un intercambio de disparos en su México natal o cuando presenció un asalto al apartamento donde vivía.

Tras el accidente del lunes, mientras recibían las primeras asistencias, entre los pasajeros, algunos todavía en shock, se escucharon los primeros gritos. "Quedaron paralizados, algunos ni se dieron cuenta que ella paró el autobús", relata Cristina García, orgullosa de la heroicidad de su pareja. "Hubo quien me dio las gracias, y se hicieron fotos conmigo. A todo el mundo le puede pasar un accidente", constata esta mexicana afincada en Mallorca que pasa unos días en familia en Asturias coincidiendo con las fiestas de San Mateo. Jamás pensó que las nociones que recibió siendo universitaria sobre el manejo de este tipo de vehículos le iban a servir para salvar la vida de todo el pasaje. "Me enseñaron alguna cosa básica", rememora. "Afortunadamente quedó en un susto, nada más", coincide la pareja. La licencia de Anahí en México es de chófer pero no tiene validez en España y, casualidades del destino, justo ahora se estaba sacando el carné de conducir en España. "A principios de octubre me examino del teórico", anuncia. Aunque ella ya ha pasado la prueba más difícil. Y anuncia resuelta: "Me gustaría ser chófer, ¿por qué no? Esto fue un susto y ahí quedó".