La Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Oviedo considera que pese a las múltiples patologías que sufre el exlíder minero José Ángel Fernández Villa, "no se aprecian síntomas de tipo sicótico, por lo que el juicio de la realidad está conservado en el momento actual". Añade el fallo que "la capacidad de comprensión está conservada, si se utiliza un lenguaje claro y en ocasiones con necesidad de repetición de lo formulado". El tribunal tiene en cuenta no sólo los informes médicos forenses, sino también que él mismo declaró que sabía que iba a ser juzgado y que su abogada se encargaba de los asuntos legales. A esto se suma su comportamiento en la vista oral, en la que realizó "comentarios espontáneos, concordes con lo escuchado" durante las declaraciones de los testigos.

La abogada de Villa, Ana García Boto, planteó el archivo de la causa por la demencia sobrevenida del caso, lo que el tribunal rechazó al inicio de la vista oral y ahora en la sentencia. Según consta en el fallo judicial, el exsindicalista "se halla en plenitud de sus facultades mentales, pudiendo comprender y expresarse, aunque padezca amnesia más o menos intensa sobre la totalidad o parte de los hechos imputados, pues la amnesia no equivale a demencia sobrevenida".

La sentencia relata las patologías que sufre Villa y sus consecuencias: Ictus en 2002, que se repitió en 2007. En 2013 volvió a consulta de Neurología del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) por trastorno de la marcha, ánimo depresivo e irritabilidad. Se determinó entonces que sufría atrofia de predominio fronto-temporal bilateral.

La evolución clínica destaca la sintomatología conductual, con ánimo depresivo, discurso reiterativo y falta de crítica, precisando ajustes de medicación y control médico por neurólogos y psiquiatras. En 2012 comenzó una patología ansioso-depresiva; también se le diagnosticó deterioro cognitivo con predominio de lesión a nivel frontal.

En informes más recientes se le diagnosticó trastorno adaptativo y proceso vásculo-cerebral con episodios de agudización e insuficiencia, con episodios confuso-oníricos transitorios.

Todas estas patologías suponen, según la sentencia, que el acusado sufra deambulación torpe y lenta y síntomas de un deterioro cognitivo ligero-moderado, con déficit en la memoria reciente y gran lentitud en la fluidez del lenguaje, alternando con fases de mayor velocidad, tono y articulación del mismo.

El tribunal también se refiere en su fallo a la memoria autobiográfica de José Ángel Fernández Villa, e indica que "se observa una moderada conservación de recuerdos de la vida pasada en sus aspectos genéricos, con un déficit en la conservación de detalles y aspectos concretos, como fechas, etcétera". Y en cuanto a la memoria reciente, "se encuentra limitada, pero mantiene la funcionalidad sin estar anulada totalmente".

Y añade la sentencia que "en el discurso espontáneo", el exsindicalista y expolítico, "se expresa con fluidez al relatar acontecimientos vividos", aunque se aprecia "gran lentitud" en la respuesta a preguntas formuladas durante la entrevista con los forenses o en la realización del test que se le practicó.

Más allá de los informes médicos y los análisis de los forenses, el tribunal, que preside la magistrada María Luisa Barrio, considera que "la realidad ha evidenciado durante el juicio oral", que el acusado "respondió convenientemente y conforme a sus intereses y línea de defensa", que ante las declaraciones de testigos "realizó comentarios espontáneos, concordes con lo escuchados y oídos con claridad por el Tribunal", y que decidía por sí mismo cuando se le preguntaba si necesitaba descansar".