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MARIO TARDÓN | Actor asturiano afincado en Los Ángeles (EE UU), estrena "Animales sin collar"

"En Los Ángeles no hay techo, puede pasar de todo, siempre tienes que estar al cien por cien"

"'Animales sin collar' es un thriller que atrapa, en el que interpreto a un asesor político; la experiencia del rodaje fue maravillosa"

"En Los Ángeles no hay techo, puede pasar de todo, siempre tienes que estar al cien por cien"

Mario Tardón (1980) creció en Biedes (Las Regueras), adonde su familia se trasladó cuando él tenía cuatro años. Tras cursar dos años de biología, planteó a sus padres el inquietante contenido de sus anhelos más profundos: quería ser actor. Estudió Interpretación Textual en la Escuela Superior de Arte Dramático de Murcia (2000-2004), trabajó en diferentes compañías de teatro, realizó giras, desarrolló una amplia trayectoria en el cine, la televisión y el teatro... y hace año y medio decidió dar el salto a Estados Unidos. Ha participado en películas como "Risen" ("Resucitado"), "Wild Oats", "The promise" o "El hombre que mató a Don Quijote", y también en la serie "Borgia". Este próximo jueves se estrena "Animales sin collar", film en el que actúa a las órdenes de Jota Linares. Por eso ha viajado a España, y ha visitado a su familia en Asturias.

Afable y franco, Mario Tardón recuerda con afecto a muchos de sus compañeros del Colegio Internacional de Meres, sus años de futbolista juvenil a las órdenes del entrenador y comentarista Marcos López... En sus respuestas aparece con frecuencia su mujer, Jimena La Motta, quien ha alcanzado notoriedad con sus originales diseños de camisetas y que constituye su anclaje en la tierra mientras espera su oportunidad de ascender al firmamento del celuloide.

- ¿Qué nos encontraremos en "Animales sin collar"?

-Es el primer largometraje de Jota Linares, y lo produce Bea Bodegas, que hace dos años ganó el Goya con "Tarde para la ira". Son un tándem estupendo. Es un thriller que atrapa, una revisitación de Norah, un personaje de "Casa de muñecas", de Ibsen, que durante décadas fue emblema del feminismo. Yo interpreto a un asesor político. La experiencia del rodaje fue maravillosa.

- Casi dos años en Los Angeles. ¿Balance?

-El balance puede salir negativo porque es una ciudad muy cara (risas). En serio: es una ciudad con una tasa de paro del dos por ciento, la gente trabaja mucho, y te pasas muchas horas en el coche, pero es muy estimulante. Allí conoces a las personas que manejan el cotarro a nivel mundial y, ¡ostras!, eso impresiona...

- ¿Contento con las oportunidades que ha tenido hasta ahora?

-He hecho más castings, audiciones lo llamamos en España, en año y medio que en toda mi vida en España. Y también mucho doblaje... He doblado al inglés "Fariña", "La catedral del mar"... Son series españolas que van a Netflix y que necesitan un doblaje con cierto acento español, no sudamericano. En ese campo me estoy hinchando.

- Así gana en versatilidad...

-Sin duda. Me encantaría haber llegado y besado el santo, pero a la hora de abrirte camino en una nueva industria tienes que hacer un montón de cosas. No puedo ser conformista: mi gran sueño, en el que estoy invirtiendo todo mi tiempo e interés, es ser un actor internacional, rodar por todo el mundo. Quizá mi aspiración última es trabajar seis meses en Los Angeles y seis meses en España.

- Eso lleva tiempo.

-Toda la gente que me conoce allí y aquí, y también mi familia, me dicen que estoy haciéndolo bien. Lo importante es estar preparado para aprovechar cualquier oportunidad, que puede surgir mañana mismo.

- Parado no ha estado...

-El año pasado rodé tres películas. Ya se ha estrenado "El hombre que mató a Don Quijote", con Terry Gilliam. Ahora se estrena "Animales sin collar". Y en febrero o marzo estrenamos mi primera peli americana, una producción muy potente de Sony que rodamos el año pasado en Sudáfrica.

- Usted se ajusta perfectamente al tópico: ha pasado de cabeza de ratón a cola de león.

-Exacto. Toda la industria cinematográfica de España es una vigésima parte, por decir algo, de lo que se mueve en Los Angeles. Hacerse un hueco es muy difícil. Vas conociendo gente pasito a pasito. Las perspectivas para el año que viene son bastante interesantes.

- Nota muchos codazos.

-Los normales, los mismos que aquí. O menos, porque aquello es tan grande que las carreras son mucho más individuales. Aquí las audiciones son pocas, te envían el guión previamente, haces tres o cuatro tomas... Allí es todo de sopetón: di esto, haz esto, gracias, hasta luego... Nunca sabes cuándo vas a conocer a alguien, que tiene algo, que va a hacer un click y que te va a dar la oportunidad de tu vida. Tienes que estar en todo momento al cien por ciento. Lo grande de Los Angeles es que no hay techo.

- Usted no se ajusta al perfil de tipo rubio, ojos azules, metro noventa?

-¡Qué le voy a contar! (risas). Mi carrera empieza ahora. Actores como yo, de carácter, empiezan ahora, en torno a los 40 años. No importa tanto el físico o que seas muy atlético, sino que sepas hablar, se te entienda y no te tropieces con los muebles, que es lo que viene siendo un buen actor. Ahí tenemos más chance (risas).

- En esa espera por la gran oportunidad, ¿sufre de impaciencia?

-Desde luego. Y mi mujer es la que tiene que aguantarme. Me ha pasado dos veces de estar a punto de conseguir un gran papel, y caerme al final del proceso. Los Angeles es una ciudad que te recuerda día a día que en tu profesión están haciéndose cosas sin parar. Casi todas las pantallas publicitarias de las calles anuncian series nuevas, nuevas películas... Es un reclamo de "aquí se trabaja". Y eso a veces genera ansiedad... Pero todo lleva su tiempo.

- ¿Y qué es lo que le devuelve al contacto con la realidad?

-Mi mujer, todo el rato. Jimena es la que me dice "no es para tanto" en los éxitos y en los fracasos. Sin ella, no sé dónde estaría. Es una profesión en la que dependes tanto de la aprobación de otro que es muy fácil caer en ciertas neuras, y viene muy bien que alguien te ponga los pies en el suelo. La fama la he catado en algunos amigos cercanos que son celebridades. Ves que tiene cosas muy buenas, que se resumen en que, vayas adonde vayas, tendrás la mejor mesa, que es algo muy cómodo y da mucho gusto. Pero también conlleva algo muy negativo: que todo el mundo tenga una opinión sobre ti... sin conocerte.

- Le ha pillado en Los Angeles la explosión del movimiento "Me too", contra el acoso sexual a las actrices.

-Se vive con mucha fuerza. Hollywood se ha dado cuenta de lo ocurrido y quiere hacer las cosas bien para ser el escaparate en el que poder mirarse. Creo que son tiempos buenos. Tengo mucho respeto a mis compañeras: me declaro al cien por cien feminista, pero me quedo ahí: quienes tienen que hablar ahora son las mujeres.

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