"Para Asturias, el mundo rural es una fuente de recursos y potencialidades que lleva años viviendo un proceso discreto pero muy de fondo. El principal mérito de esta naciente vitalidad de los pueblos de Asturias os corresponde a vosotros".

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Con estas palabras, el Rey Felipe VI agradeció a los habitantes de Moal, "Pueblo ejemplar" 2018, y a las gentes del concejo de Cangas del Narcea que ayer los acompañaron su "fuerza y tenacidad", "el cuidado con el que conserváis y defendéis esta impresionante naturaleza que os rodea", y "vuestra historia de esfuerzo y sacrificio, que sabe de crisis y de volver a levantarse".

Moal (Mual) es un pueblo que en invierno ronda los ochenta habitantes. Hace tiempo que la escuela local cerró por falta de alumnos, pero aquellos locales que se quedaron sin savia infantil acabaron convirtiéndose en casa común de asociaciones vecinales de carácter social, deportivo y cultural.

Moal es puerta de entrada al bosque de Muniellos. Así se llama, además, Muniellos, el río que discurre a través de sus casas grandes y calles estrechas, afluente del ya cercano Narcea. El pueblo vivió ayer lo que los vecinos calificaban como "el día más importante", la fecha en la que los Reyes pasearon por sus sendas, se hicieron decenas de selfies con sus gentes, estrecharon manos, dieron besos, disfrutaron de la gastronomía local y sintieron esa llamada mágica del bosque que rodea a Moal y a la vida del valle.

"La conservación del patrimonio natural es signo de civilización. Nuestra relación con la naturaleza no puede consistir en explotarla abusivamente, sino en saber aprovecharla, en actuar sobre ella con generosidad, respeto y gratitud", proclamó don Felipe en su discurso, con el que cerró el recorrido multitudinario por el "Pueblo ejemplar".

La jornada fue toda una confirmación de la capacidad de los asturianos para disfrutar de una identidad plural. Los Reyes fueron recibidos en la tribuna, donde don Felipe entregó el premio con vivas al Rey, a la Reina, a España y a Asturias. Felipe, relajado y hasta divertido por la reacción popular, se saltó el protocolo y se sumó al grito con un ¡Viva Mual! La ovación se debió de escuchar en lo más profundo del bosque.

La visita se inició minutos antes de las doce del mediodía, pero cientos de agentes de la Guardia Civil, Policía Nacional y Policía Local de Cangas del Narcea ya llevaban unas cuantas horas laborales a sus espaldas. Los accesos complicados al pueblo amenazaban, ya antes de las diez de la mañana, con el colapso. No hubo tal, pero poco faltó.

Casa Abel, tradicional bar local, reabrió sus puertas durante un día porque los vecinos entendieron que había que surtir de café y bocatas a la multitud en una mañana no fría pero ya otoñal. En primera línea de la barra, el vicepresidente del Congreso, Ignacio Prendes (Ciudadanos), y el consejero de Medio Ambiente, Fernando Lastra (PSOE), de animada conversación. Por las calles y esperando la llegada de los Reyes, la plana mayor de la política asturiana, con su presidente, Javier Fernández, al frente. La Banda de Música de Cangas del Narcea afinaba instrumentos a base de pasodobles, y la niebla abandonaba por fin las primeras cumbres del bosque de Moal.

Hora y media de paseo real por la localidad, por su molino, su horno de pan, su bolera, el prao donde pastaban vacas selectas de la raza asturiana de los valles, el stand donde la Asociación de Muyeres de Moal exponía sus trabajos, el hórreo bajo el que se guardaban fabes, cebollas y unas calabazas de las que crecen (y de qué manera) en toda la comarca.

Y mucha gente, mucha foto y mucho "yo no me lo acabo de creer", de una de las abuelas octogenarias que, saltando el protocolo porque ellas lo valen, expusieron a las claras a los Reyes que ellas querían besos y no estrechar manos.

Los promotores de la carrera primaveral "Puerta de Muniellos" (abstenerse los que no estén muy, muy fuertes) explicaron a Felipe y Letizia sus proyectos y les regalaron cuatro camisetas conmemorativas con sus nombres (el de papá, el de mamá, y los de Leonor y Sofía). La exhibición del bolo vaqueiro acabó en sorpresa total cuando el Rey tiró una única vez e hizo un lanzamiento casi perfecto. Don Felipe sacó pecho y bromeó con suficiencia festiva, pero los jugadores del equipo local coincidían en que el primer sorprendido "seguro que es él".

Durante todo el recorrido la persona más próxima a los Reyes fue la ministra de Sanidad, la asturiana María Luisa Carcedo, con quien Letizia no escatimó gestos de cercanía. El alcalde de Cangas del Narcea, José Víctor Rodríguez, reivindicó el valor del paisanaje sobre la dimensión abrumadora del paisaje. "Es bueno no ensimismarse únicamente con esta belleza porque Moal no es ejemplar por Muniellos sino por su gente". Una frase final de su intervención: "A partir de hoy, 'Pueblo ejemplar'; desde siempre, gente ejemplar".

Las más de cincuenta socias del colectivo de Muyeres de Moal hicieron hasta la ola a la llegada de los Reyes al recinto donde mostraron productos de la tierra y objetos salidos de su capacidad manual y asociativa. La Reina Letizia quedó sorprendida ante una lechuga de enormes proporciones cortada tan sólo unas horas antes.

El grupo folclórico "Perendengue" interpretó para los Reyes el Son de Arriba, baile de pandereta y ritmo. Hubo tras la danza una foto coral.

Para las mujeres locales tuvo el Rey palabras cariñosas, casi encendidas, en su discurso oficial: "Las mujeres de los pueblos y aldeas de Asturias habéis sustentado durante siglos la vida cotidiana con un esfuerzo y sacrificio ejemplares. Gracias a las mujeres la sociedad rural ha logrado sostenerse en medio de tantas dificultades". Y la historia cincela el presente. Las cosas han cambiado "en la consideración social de vuestro insustituible papel? Las mujeres del campo estáis en la vanguardia, ocupando puestos y oficios que antes os fueron negados, dirigiendo explotaciones agrícolas y haciéndoos cargo de negocios en la hostelería".

La visita a Moal se complementó con un breve acercamiento, sobre todo de carácter simbólico, al bosque de Muniellos. Hace 16 años, como recordó don Felipe, él visitó Muniellos, como Príncipe, cuando esa mancha verde única en el mundo fue declarada Reserva de la Biosfera junto a Redes y Somiedo. "Entonces dije que Asturias se miraba en vosotros; hoy os lo vuelvo a decir".

El alcalde del "Pueblo ejemplar", Antonio Rodríguez, homenajeó a sus convecinos: "Desde el más joven hasta el mayor, en Moal arrimamos el hombro", y esos "lazos de hermandad" cotidiana son el mejor antídoto contra el peligro "de que todo esto se convierta algún día en un vano recuerdo". La Banda de Gaitas de Cangas del Narcea interpretó el himno de Asturias, y desde el estrado don Felipe animó al público a cantarlo a voz en grito. Dicho y hecho.

Final de la visita con música y un menú asturiano, en formato espicha, aunque Moal sea más tierra de vino que de sidra. Antes de entrar en la carpa, la Reina Letizia cortó una manzana de uno de los pomares del prao de la fiesta. Un postre alternativo que sabe y huele a Asturias.