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El adiestrador de los perros de la guerra

El gijonés Luis Velasco, retirado del Ejército, fue el primer español en trabajar en una compañía militar privada por su pericia con los canes

Luis Velasco, con un perro de defensa en el centro de adiestramiento Can Mar de Lieres. Manuel Noval

Un accidente retiró del Ejército español al gijonés Luis Velasco en el año 2007. Pero su pasión por el mundo castrense le ha llevado a ser el primer español en ocupar un puesto en una compañía militar privada con 10.000 agentes en todo el mundo. Una especie de cuerpo de élite que contratan "gobiernos de muchos países, principalmente de Estados Unidos, para desempeñar misiones que sus tropas no pueden asumir o sencillamente no quieren".

Ahora, jubilado a sus 48 años y recién llegado de la India después de año y medio trabajando con la Policía y el Ejército de aquel país en destinos tan variados como Afganistán, Pakistán o Cachemira, quiere dar a conocer un trabajo que "no se conoce como debería" y en el que juegan un papel importante los perros. No en vano, él es titulado por la Sección de Cría y Adiestramiento del Ministerio de Defensa y diplomado en Obediencia, Defensa, Ataque y Rastreo. Unos títulos que lo llevaron a formar parte de Reliable Guards & Allied Services Private Limited, una compañía militar privada con sede en Hong Kong y labores en casi todos los "puntos calientes" del planeta.

Su labor la desempeñan con "armamento ligero y medio", en misiones que "no hacen las tropas regulares" en destinos como Irak, Irán, los Emiratos Árabes, México o Venezuela. Principalmente, para realizar trabajos de detección de explosivos y adiestramiento a las fuerzas militares y paramilitares de países como la India, su último destino. Los perros son su herramienta fundamental de trabajo: "Tienen un papel fundamental en estas tareas y siempre pasan desapercibidos". En su caso, él es el responsable de dirigirlos en las misiones. "Vamos con dos perros en cada grupo, normalmente pastores alemanes y belgas malinois", dependiendo de si son labores de ataque o de detección. "Los animales son los que muchas veces nos salvan la vida en acciones delicadas", defiende el adiestrador, ahora retirado, de vuelta a casa en Gijón.

Las situaciones de riesgo en su trabajo se dan a diario, con misiones tan delicadas como "un ataque a la base española de Irak en Diwaniya en el año 2003; nosotros fuimos requeridos para prestar ayuda al Ejército español. Durante cuarenta y ocho horas ayudamos a repeler el ataque", recuerda. Situaciones extremas en las que "uno teme por su vida, pero la tarea es sencilla: acatar órdenes". Normalmente en grupos de siete personas, con las labores "perfectamente definidas".

Han sido "años muy duros, con muchos impactos de bala, bombas y enfermedades diversas, desde tifus hasta cólera y malaria", afirma. Y por eso ahora "toca descansar" y dedicarse "a los perros, aunque en este caso los de exposición".

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