Renfe se ha apuntado a la descarbonización al aprobar su Plan Director de Lucha contra el Cambio Climático 2018-2030, el documento que recoge las líneas generales de actuación para contribuir desde el sector ferroviario a evitar que el incremento de la temperatura media global supere los 2 grados centígrados respecto a los niveles preindustriales. El Plan se ha elaborado conjuntamente con Adif y da respuesta al acuerdo que las dos entidades firmaron en marzo de 2018 donde quedaron fijados objetivos de reducción de consumo energético y de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) por el sistema ferroviario en España, así como otros compromisos económicos hasta 2030. El plan tendrá especial incidencia en Asturias, dado que la región lidera el tráfico de mercancías en España: una de cada cuatro toneladas movidas en el Estado tiene su origen y destino en el Principado, que se sitúa muy por delante de Valencia, Barcelona y Madrid.

Las líneas estratégicas que definen el Plan de Renfe son, según la compañía, la gestión de la energía, la eficiencia energética, la descarbonización y la cultura de sensibilización ante distintos grupos de interés dentro y fuera de las organizaciones, recogidas, con un alcance más general, en el Plan de Sostenibilidad y Cambio Climático de las Infraestructuras y el Transporte del Ministerio de Fomento para todas las empresas del Grupo Fomento. Nueve programas en los que se agrupan 20 medidas y 76 proyectos forman componen el Plan Director.

El transporte es el sector del que procede el 26 por ciento de las emisiones de GEI en España. Renfe ha destacado que el ferrocarril es "con diferencia" el modo menos emisor respecto a la carretera y la aviación, de ahí que el cambio modal hacia los trenes sea "uno de los objetivos generales del Plan, sobre la base del Libro Blanco del Transporte de la Unión Europea". Los objetivos de transferencia modal hacia el ferrocarril, tanto de mercancías como de viajeros, señalan "una paulatina reducción de emisiones en la próxima década hasta alcanzar una reducción del 2 por ciento en 2030 para el sector del trasporte en España. Dado que Adif y Renfe contribuyen a un 1 por ciento de las emisiones del sector, esta transferencia conseguiría reducir casi el doble de lo que se emite", ha resaltado la compañía.

La eficiencia energética y la descarbonización progresiva del sistema y la operación ferroviaria son los otros dos principales objetivos del Plan. Las medidas recogidas en esta materia están dirigidas a poder conseguir una reducción acumulada del consumo energético de unos 5.300 GW/h (gigavatios por hora) hasta 2030.

La reducción de emisiones de GEI acumuladas por estos tres factores que definen el Plan Director (cambio modal, eficiencia y descarbonización) podrían superar las 9,9 millones de toneladas de dióxido de carbono en 2030, es decir, una reducción de emisiones, según Renfe, "superior al 30 por ciento de las que genera el ferrocarril en España". Por su parte, en términos de ahorro económico, la estimación supera los 250 millones de euros.

Los antecedentes de este Plan Director se encuentran en los planes de eficiencia y sostenibilidad energética que Renfe viene desarrollando desde hace años. La empresa ha reducido su huella de carbono un 56 por ciento desde 1990 (año base del Protocolo de Kioto) hasta situarse en 24,2 gramos de dióxido de carbono por unidad transportada y mantiene activas prácticas de consumo y ahorro de energía en trenes e instalaciones y proyectos de innovación para analizar la tracción mediante gas natural licuado (GNL) o pilas de hidrógeno como potenciales sustitutos del combustible fósil.

Toda esta experiencia se incorpora al nuevo Plan Director, que integra en su análisis otras inversiones como el Plan de Material (nuevos trenes) o los Planes de Cercanías anunciados por el Ministerio de Fomento, entre ellos el de Asturias, dotado con 580 millones de euros y que se ejecutará hasta 2025. El Plan también contempla entre sus actuaciones la compra de "energía eléctrica verde" (con certificados de Garantía de Origen), lo que permitirá la reducción de emisiones acumuladas en más de 7 millones de toneladas de dióxido de carbono hasta 2030 en el conjunto de la red gestionada por Adif y sobre la que opera Renfe.