Valdés despidió ayer con aplausos a Pablo García García-Merás, el motorista de 44 años fallecido el pasado sábado en un accidente de tráfico en la carretera del Pozo de las Mujeres Muertas, entre Cangas del Narcea e Ibias.

Fue su madre quien rompió el silencio que reinaba en la iglesia de Merás a las cinco y cinco de la tarde, cuando llegó el coche fúnebre y aparcó al pie de las centenares de personas que esperaban por la triste despedida: "Gracias a todos. Esto no se paga con dinero", dijo emocionada Quinita García-Merás. Siguió a sus palabras un sentido y espontáneo aplauso que dejó más lágrimas de las que ya abundaban entre el público.

Nadie entre las amistades de Pablo García García-Merás quiso perder la oportunidad de despedir al hombre "tranquilo y preocupado por los suyos" que fue la víctima del fatal accidente de tráfico ocurrido el pasado sábado en una pronunciada curva de la carretera del Coto, en Cangas del Narcea.

Fueron los moteros del grupo "Malos de Asturies" los que protagonizaron uno de los momentos más emotivos de la tarde. Los rugidos de sus vehículos de dos rueda, los mismos que tanto conocía Pablo García García-Merás, se hicieron notar poco antes de las cinco de la tarde en el pequeño pueblo de Valdés. Llegaron al menos cuarenta con el atuendo que mejor los identifica: trajes de cuero negro y logo del grupo.

"Nunca lo entenderemos", dijo Guillermo Blanco, uno de los moteros amigos el fallecido y miembro de la peña con quien Pablo García García-Merás solía hacer las rutas de los fines de semana. "Siempre nos toca despedir a alguno en estas circunstancias y es injusto", añadió.

Según el también motero José Rodríguez el fallecido era un hombre "tranquilo que no se la jugaba". Conocía la carretera en la que dejó de vida y "nunca" se observó en él atisbo de imprudencia. "Es por eso que la muerte duele más", dijo Rafa González, compañero de estudios del fallecido y también amigo por una afición común: las motos, los coches y el motor. "Nos dejamos muchas vidas por no tener protecciones adecuadas en las carreteras", indicó.

No fue el único que criticó la falta de seguridad vial para las motos. Muchos comentaban en grupos la fatalidad y también el deseo de que en las carreteras españolas "empiecen a desaparecer los peligros reales para los moteros". Se referían a los quitamiedos que no garantizan un impacto menos violento.

Pablo García García-Merás solía adelantarse al grupo de motoristas para tomar fotos y era muy conocido en el mundo del motor por trabajar en un conocido taller de Oviedo, ciudad en la que residía con su esposa.

Fue enterrado en Ferrera de Merás porque de este pueblo de Valdés es su familia. Al funeral acudió el concejal de Cultura de Valdés y vecino de Merás, Gumersindo Cuervo, quien destacó el vínculo de la víctima con el pueblo de origen de su madre, "al que siempre volvía los fines de semana", y su interés por fiestas locales: "nunca falló". No faltó al sentido adiós el periodista deportivo José María García, primo de la madre del fallecido. "Siempre contigo", rezaba una de los centros de flores del féretro.