El presidente de la Hermandad de Veteranos de las Fuerzas Armadas y la Guardia Civil de Asturias, Gumersindo Baragaño, falleció en la mañana de ayer, a los 84 años, en el HUCA, donde trataba de recuperarse de una enfermedad que le mantenía ingresado desde hace un mes, primero en el Centro Médico y posteriormente en el centro sanitario de referencia de la región.

Baragaño se puso al frente de la junta directiva del colectivo de veteranos hace 22 años, tras jubilarse como coronel de la Guardia Civil. Nacido en la localidad sierense de Granda, cosechó una larga y brillante trayectoria tanto en las Fuerzas Armadas como en la Guardia Civil. Entre sus principales logros, sus más estrechos colaboradores destacan su papel en la creación de la academia de la Policía judicial y su etapa como integrante de la Escuela de Guerra del Estado Mayor. La Guardia Civil de Asturias lamentó ayer "la pérdida de un oficial comprometido, gran compañero y buen amigo".

Tras pasar a la reserva, Baragaño se centró en estrechar lazos entre sus semejantes. Su principal tarea desde entonces fue promover cada mes encuentros y viajes dirigidos a militares y agentes de la Guardia Civil retirados. Su último cometido, organizar un desplazamiento a Murcia para visitar varias instalaciones militares de interés. "Tenía mucha ilusión en hacer esa excursión", comenta Alejo Vázquez, secretario del colectivo y, por tanto, mano derecha de Baragaño, que ayer estaba muy afectado tras conocer la fatal noticia. "Era de lo mejor que había, un militar brillante y mejor amigo", añadió su fiel escudero durante 17 años.

El militar fallecido estaba viudo desde hace una década. Deja dos hijos, José Ignacio y María Elía. El primero es periodista y la segunda ejerce como médica militar destinada en el Hospital Gómez Hulla de la capital asturiana.

Sus restos mortales se encuentran en el tanatorio de San Salvador de Oviedo, donde mañana, a las cuatro de la tarde, tendrá lugar una celebración de la palabra y, posteriormente, se procederá a su incineración.