Lo esperaron en silencio, pero lo despidieron con una larga y atronadora ovación. David Carragal recibió ayer el último adiós de su Cudillero natal, aquel en el que creció y se ganó a todo un pueblo todavía incapaz de asumir que jamás volverá a ver en directo su eterna sonrisa. La gran multitud asistente desbordó la iglesia de San Pedro con motivo de un funeral en el que el párroco, José Pérez Barcia comparó al fallecido con Cristo, tanto por su edad como por su servicio en favor de los demás como socorrista.
Justo al mismo tiempo en que la juez decretaba la prisión provisional para uno de los tres acusados de la agresión del pixueto durante la madrugada del 11 de junio cuando volvía a casa de las fiestas de La Florida y la libertad con cargos para los otros dos, el propio sacerdote tuvo un recuerdo para ellos. "No podrán volver a sonreír salvo que sean personas inconscientes", destacó el religioso durante su homilía.
El párroco destacó en la misma intervención los paralelismos entre la víctima y Jesucristo. "Murió de forma injusta y cruel como él y encima era de alguna manera un salvador por su labor como socorrista en las playas", explicó sobre el joven profesor que, al igual que el Mesías cristiano, perdió la vida a los 33 años.
Al final de la ceremonia religiosa, Pérez Barcia tuvo el detalle de pedir a los asistentes una fuerte ovación para despedir el féretro. Los aplausos se alargaron durante más de un minuto, justo el tiempo empleado por los trabajadores de la funeraria en trasladar el féretro desde los pies del altar hasta uno de los tres vehículos fúnebres cargados de ramos y coronas de flores que conformó el amplio cortejo del tanatorio a la iglesia y del templo al cementerio.
Los asistentes se contaron por cientos. Veinte minutos antes del funeral, la plaza de San Pedro ya se había quedado pequeña para el último adiós. Entre los presentes, el propio alcalde de Cudillero, el socialista Carlos Valle, que tras conocer la decisión de la jueza instructora justo al final de la ceremonia, pidió colaboración y una pena severa para el presunto responsable. "Que sean lo más duros posibles", dijo arropado por sus compañeros de partido, el regidor de Pravia, David Álvarez, y el edil y exalcalde ovetense Wenceslao López.
Día duro
Como ya ocurriera el día antes durante la concentración de duelo convocada en la misma plaza, los más dolidos fueron, familia aparte, un nutrido grupo de amigos, de los que varios se prestaron como voluntarios para llevar el cuerpo hasta el altar. "Hoy es un día muy duro y nos cuesta hablar", reconocía uno de los encargados de portar el féretro de Carragal en su despedida religiosa.
La familia, encabezada por los padres del fallecido, José María Carragal y Consuelo Garay, dieron las gracias a todos los presentes por todo el respaldo prestado en todos estos duros días, a través del párroco.