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Memorias africanas de un arzobispo fascinado

El prelado asturiano Jesús Sanz Montes presenta mañana un libro en el que plasma las vivencias de sus tres viajes a Benín

Memorias africanas de un arzobispo fascinado

Que África imprime huellas profundas en el corazón de sus visitantes ya lo expresó de modo casi insuperable Isak Dinesen (seudónimo de la escritora danesa Karen von Blixen-Finecke). El Arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, también ha experimentado este magnetismo, y ha querido expresar por escrito lo visto, sentido, pensado y vivido en sus tres viajes a la misión diocesana de Benín (primero en Bembereké y después, desde hace un año, en Gamia), realizadas en los años 2012, 2014 y 2019, y que a diario publicaba en un blog.

El resultado se titula "Mis memorias de África. Cartas desde Benín", un libro editado por PPC y que será presentado mañana viernes, a las 19.30 horas, en la sede de la Delegación diocesana de Misiones (calle Rosal, 63, Oviedo).

"Aventura providencial": así define Sanz Montes la oportunidad de conocer a fondo un rincón de África que le ha brindado su condición de prelado de la diócesis asturiana. "Dios me ha llenado de sorpresa porque no ha dejado que me relajase como quien va turísticamente a un paisaje que no puede suscitar ninguna novedad", subraya el Arzobispo.

En la retina de Sanz Montes (Madrid, 1955) han quedado plasmados los vivos contrastes que dibujan "mundos bien diferentes". En Benín, el autor del libro -religioso franciscano y, por lo tanto, buen conocedor de una espiritualidad que rehúye los excesos del confort occidental- ha conocido de primera mano "el chantaje del consumo materialista, y de cómo puedo vivir con mucho menos". A su regreso, de nuevo ha constatado que "vivimos en un mundo que se empeña en engañarnos cifrando una imposible felicidad en el módico precio de adquirir, consumir, acopiar, apropiarse, envidiar...".

En la misión asturiana en África todo adquiere otro ritmo, otro color, otra textura: "La vida se torna sencilla, esencial, íntima, trasparente, verdadera. Una vida gustosamente acogida, agradecida, compartida y celebrada".

Esa fascinación por África se traduce en palabras y configura un relato que "no tiene nada que ver con una novela virtual y fantástica, sino con algo vivido en primera persona", destaca en el prólogo Francisco Pérez González, arzobispo de Pamplona y presidente de la Comisión Episcopal de Misiones.

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