Amortiguadores dañados, ruedas reventadas, bajos machacados... Son algunas de las consecuencias de circular por el tramo León-Benavente de la autovía Ruta de la Plata (A-66), la vía más directa para viajar de Asturias a Madrid. Ocurre que ese trayecto es "todo él un bache", "una montaña rusa", señaló Demetrio Turiel, usuario de la vía y propietario del taller mecánico que lleva su nombre, en Zamora.
Pero son sus colegas de Benavente y sus alrededores los que más están notando la afluencia de vehículos dañados por el lamentable estado de la autovía, que el Ministerio de Fomento ha empezado a reparar, pero de momento solo en la calzada que conduce a León.
Los dos carriles por los que los vehículos avanzan hacia Benavente están "fatal". Lo afirma Betania Rodrigues, esposa del propietario de Bolaños Auto, que está recibiendo decenas coches con problemas. "Sobre todo llegan vehículos con golpes en los bajos, pero también con amortiguadores dañados y con ruedas dañadas o incluso reventadas", señaló Rodrigues, quien cree que el beneficio que registran los talleres mecánicos de la zona por el aumento del número de clientes no compensa el hecho de que propietarios y empleados también sufren al mal estado de la vía, "malo de verdad". Así que la mujer solo desea "que arreglen el firme de una vez, que será bueno para todos".
Un operario del taller Euromáster de Benavente admitía también que el deficiente estado de la A-66 ha provocado en los últimos años la entrada de numerosos coches con problemas, "sobre todo de amortiguadores". Porque la autovía está "hecha una pena", señaló un empleado de otro negocio cercano, que señaló que más de un cliente aseguró que denunciaría al Ministerio de Fomento por el mal estado del firme y reclamaría el pago de los daños. Pero hasta ahora al taller no le ha llegado ningún escrito en ese sentido. "Deberíamos unirnos todos los usuarios y reclamar a Fomento el dinero de las reparaciones", añadió este mecánico, que prefiere ver la autovía "en buen estado, aunque pierda algún cliente".
El deficiente mantenimiento de la A-66 entre León y Benavente provocaba hace solo unas semanas que quince coches quedaran "tirados" en plena tormenta, como consecuencia de reventones en sus ruedas por la gran cantidad de baches existentes. Aquellos siniestros ocurrieron entre los kilómetros 180 y 195 de la vía, en un tramo cuyo firme está pendiente de ser reconstruido.
Los numerosos baches y grietas que presenta el trayecto entre León y el límite con Zamora obligan al Ministerio de Fomento a ejecutar desde 2018 obras que costarán 6,5 millones. Pero los trabajos avanzan al ralentí y por tramos. Los técnicos ministeriales advirtieron desde el primer momento que el problema del tramo es estructural, así que Fomento se ve obligado a demoler el firme, excavar a más profundidad y volver a rehacer el asfaltado nuevo por completo, capa a capa.
La gratuidad del tramo León-Benavente (en principio iba a ser de pago) fue la excusa que usó en 2000 el Gobierno de José María Aznar para justificar la ampliación del fin del peaje del Huerna. En realidad, los usuarios de la autopista que une Campomanes y León están pagando desde hace 20 años buena parte de la construcción del tramo Fene-Ferrol y la supresión del peaje entre Rande y Puxeiros, cerca de Vigo, ambos en la Autopista del Atlántico (AP-9), según reveló LA NUEVA ESPAÑA el pasado mes de abril. La ampliación del peaje del Huerna durante 29 años, hasta 2050, por parte del Gobierno de José María Aznar, sirvió para ambas cosas, así como para sanear las cuentas de la entonces pública Empresa Nacional de Autopistas (ENA) y privatizarla en 2003, según se recoge en documentación interna del Ministerio de fomento a la que tuvo acceso este periódico.
