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La compleja vuelta a la normalidad en la desescalada

Los primeros en llegar a la barra: unos pocos bares rurales adelantan en Asturias la apertura del interior

La mayoría de los negocios en núcleos de menos de 10.000 habitantes esperarán al lunes al no estar aún preparados: "De golpe y porrazo no voy a abrir"

Aurora Suárez, sirviendo un refresco a Natalia González, ayer por la tarde, dentro del bar tienda El Resbalón, en Panes. E. S. R.

Nunca tomar un café o un refresco fue tan complicado. No ya por las medidas higiénico-sanitarias que impone el coronavirus (mascarilla, guantes, geles, distancia social...), sino porque ayer en Asturias los hosteleros tuvieron que echar mano de la calculadora y de las estadísticas de población para ver si estaban entre los afortunados que podían ya abrir un 40% del interior de sus locales, aparte de las terrazas.

Desde la patronal de hostelería de Asturias, Otea, se criticó lo complicado y confuso de la norma. No tenían claro si los locales podían avanzar en su desescalada o deberán esperar a que Asturias entre en la fase 2. La cuestión es que en los núcleos de menos de 10.000 habitantes se permitió desde ayer tal posibilidad -que será general a toda Asturias a partir del lunes-, pero con otro añadido: el territorio donde se ubica el bar o restaurante no debe tener una densidad poblacional superior a los 100 habitantes por metro cuadrado.

Así las cosas, la confusión estuvo servida para calcular, sin tener siquiera clara la unidad de referencia: el concejo o el núcleo. Este fin de semana se podrán dar en Asturias casos singulares y un tanto absurdos, como por ejemplo en Soto del Barco, cuya población no llega a los 3.900 habitantes. Aquí, la clientela deberá esperar al lunes para comer dentro del restaurante o tomarse un café -y eso que para hoy se espera algo de lluvia y temperaturas más bien frescas- porque su densidad poblacional supera los 100 vecinos por kilómetro cuadrado; son 109. Lo mismo en concejos pequeños como Noreña y Gozón, este último con una amplia y dispersa zona rural. En Castrillón, la alcaldesa, Yasmina Triguero, asumió que su concejo no puede y cortó por lo sano: "Nuestro gozo en un pozo".

La gran mayoría de los hosteleros han optado por esperar, como tenían previsto. El tapiego Balbino Ron se enteró a media tarde de que podía recibir dentro de su negocio, Casa del Mar. Aprovechando que la nueva norma coincide con el inicio del fin de semana, se animó a anticipar la apertura. "Abrimos solo como bar porque no lo teníamos preparado para restaurante, pero así nos sirve como primera toma de contacto", precisó. Los más pequeños, como el bar-tienda A Casa de Pérez, en Santa Eulalia de Oscos, recibieron la noticia sin tiempo para reaccionar. "Así de golpe y porrazo no voy a abrir", señaló Marcos Niño, que puntualizó que "como cada día cambia la norma estamos un poco sin saber qué hacer". Le pasó parecido a Fina García, del bar-tienda Casa Barbeiro, en Abres (Vegadeo). Se enteró de la noticia que anticipaba la apertura, pero descartó adelantarse porque no tiene lista la señalización y huye, por responsabilidad, de hacerlo con prisas.

Adelantada y atrevida fue Aurora Suárez, que regenta en Panes (Peñamellera Baja) el bar-tienda El Resbalón. Sus clientes, los habituales, disfrutaron ayer de sus consumiciones en los barriles que han dispuesto fuera del local, pero a primera hora de la tarde la norma cambió, "y aunque no sabíamos nada porque las últimas indicaciones eran esperar al lunes", en este emblemático bar peñamellerano no dudaron en adaptarse y ofrecer la alternativa del interior a los consumidores, guardando siempre las normas preceptivas.

Marcos Gómez abrió ayer su local en el centro de Cangas del Narcea por primera vez, tanto el interior, donde cuenta con un patio al aire libre, como la zona de terraza en la calle, al entender que Cangas villa cumplía los requisitos. En el centro de Tineo, los bares que ya tenían abiertas sus terrazas no se atrevieron. En Gijón, más desconcierto que alegría también. En la zona rural de momento entienden que por pertenecer al concejo con la ciudad más poblada de la región no pueden, todavía, abrir sus comedores interiores. "Nadie nos ha sabido explicar si podemos dar el paso o no, así que de momento esperamos. Tampoco supone mucha diferencia abrir un viernes o esperar al lunes", comentó Miguel Angones, responsable de un lagar en Vega. "De todas formas, anunciarlo a estas alturas, cuando la mayoría todavía tenemos a empleados en ERTE y no tenemos los interiores listos, tampoco supone un gran avance", añadió.

Otea optó por la prudencia ante la confusión. "La norma es complicada de interpretar porque habla de municipios y también de densidad de población. Consideramos que publicar una orden de este calado, sin tener en cuenta al sector turístico ni comunicarlo previamente para estar suficientemente preparados es, cuando menos, una desconsideración y una falta de respeto al sector, incluyendo a los empresarios y, especialmente, a los trabajadores. Esta decisión llega de forma improvisada e inesperada y sin tiempo", subrayaron. Y avisan que están "ya cansados de las continuas improvisaciones, desde el mismo inicio del cierre, avisando a las doce de la noche del viernes para cerrar al mediodía del sábado".

Fueron muchos los hosteleros que se pusieron ayer en contacto con Otea. En Las Caldas, Oviedo, con apenas dos centenares de habitantes, Chus García, propietario del restaurante La Vizcaína, tenía previsto ofrecer ayer noche servicios de cena en el interior de su local. A las 13.50 recibió la noticia del avance de la desescalada: "Es todo muy rápido e improvisado en cuanto a la normativa, que espero que no se modifique de ahora (a las tres de la tarde) a la noche", dijo en plenos preparativos.

En las Cuencas la confusión llegó a los ayuntamientos. En Pola de Lena, la alcaldesa, Gema Álvarez, dijo que la Delegación del Gobierno les confirmó que no entraban dentro de los núcleos beneficiados. Sin embargo en Pola de Laviana el Ayuntamiento consideró que sí. No obstante, muchos optaron por esperar, como explicó Rocío Estepa, hostelera y presidenta de los autónomos. Igual en Caso. Su alcalde, Miguel Fernández, dijo que muchos negocios hosteleros están cerrados porque no les compensa: "Viven de los de fuera".

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