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Me quedo en el pueblo | Puerma (Las Regueras)

Vivir en el campo tiene telar

Paz González Mesa, filandera y tejedora desde hace siete años, está empeñada en dedicarse a este oficio artesano de forma profesional

Vivir en el campo tiene telar

"Soy filandera y tejedora", afirma sonriente Paz González Mesa sentada en la cocina de su casa en Puerma (Las Regueras). Pero también es unas cuantas cosas más: licenciada en Ciencias Empresariales, funcionaria, gaitera y tamboritera, agricultora y rehabilitadora de antiguos muebles y hórreos salvados por ella y su marido, Xandru González Fernández. Ambos son miembros, a su vez, del grupo "Andecha Folclor d'Uviéu", que en marzo cumplió treinta años. Es, además, "Mujer del año" 2020, un premio que otorga el Ayuntamiento de Las Regueras y que aún no ha podido recoger debido a lo sucedido en estos meses a causa del covid-19.

"Tanto Xandru como yo quisimos vivir siempre en el medio rural. Estuvimos en Morcín, luego en Nava, en casas de alquiler; y finalmente compramos esta casa. Llevamos viviendo en Les Regueres desde el 2000", explica esta mujer que habla con pasión de la lana, el lino, los tintes naturales y el trabajo en el telar. "Siempre quise aprender y cuando tuve la oportunidad lo hice. Quise aprender porque mi madre, natural de Grandas de Salime, filaba. Ella me enseñaba cómo se hacía. Luego seguí conociendo el oficio a través de otras mujeres, como una señora que conocí en Los Oscos, otra muyer de Xixón, luego también en Madrid, y conocí a Pilar Quintana, de Taramundi, a quien fui a ver cuando compré el telar en Fonsagrada. Mi telar tendrá unos cien años, más o menos", cuenta orgullosa.

Lleva siete años filando y tejiendo, elaborando piezas para su casa. Ahora señala que quiere dedicarse de forma profesional a ello. "Quiero ser artesana y dar también clases con el telar. Me estuve formando en técnicas, en tintes naturales y me sigo formando cada día. Los artesanos, como con cualquier otro oficio, estamos en una formación y experimentación permanente. Sé que es complicado y, aún más en esta época, convertir la artesanía en tu oficio, pero por lo menos hay que intentarlo y, si no sale bien, es una experiencia más", afirma totalmente decidida. Su amor por las raíces, por la cultura popular y por mantener, en lo posible, una forma de vida tradicional en el pueblo, les llevó a reparar los restos del hórreo que había en la casa que habitan así como a trasladar hasta allí otros dos.

"El de aquí nos lo repararon y los otros dos los desmontó y volvió a montar aquí Xandru", señala ella, que restauró la decoración de uno de estos hórreos mientras que su marido se encargó de teitar el tercero. También ha recuperado un pisón para la escanda así como diverso mobiliario tradicional al que le dan el uso que siempre tuvo en las casas de los pueblos.

"Nuestra casa ye una estima del ámbito rural, lo que ye vieyo no siempre ye peor. Hay muchas cosas vieyas que tienen más valor y son de mucha más calidad que cualquier cosa nueva. Siempre tuvimos muy claro que queremos conservar nuestra cultura, por eso conservamos todo lo que pudimos y lo que se tuvo que rehacer o recuperar se hizo como lo harían los paisanos de antes, respetando el entorno", explica.

Tienen su huerta para consumo propio; ovejas xaldas con parte de cuya lana trabaja Paz; los hórreos como la mejor despensa; elaboran su jabón y también cultivan escanda. Ella cree que se puede vivir en una aldea de Asturias. "Vivir en un pueblo es la forma más natural de vida para el ser humano. Lo que pasa ye que se ha perdido el vínculo con la naturaleza, y hay que recuperarlo", añade, para apostillar a renglón seguido que "la verdad, hoy en día vivir y trabajar en cualquier sitio resulta complicado; pero bueno, ahora en el medio rural no solo hay agricultura y ganadería. Ahora, curiosamente con lo del covid-19, mucha gente ha estado teletrabajando y, teniendo una buena cobertura, lo mismo pueden hacerlo desde un pueblo", recalca esta mujer que anima a la gente a mirar de nuevo hacia el campo.

"Sin duda que es mucho más saludable vivir en un pueblo pero seguramente les va a costar trabayu porque vienen sin el conocimiento de la tierra de las generaciones que antes la habitaron", recuerda la "Mujer del año" 2020.

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