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Una Asturias de 13 comarcas, receta para acercar servicios contra el despoblamiento

Los geógrafos Benjamín Méndez y Guillermo Morales proponen agrupaciones de concejos para gestionar prestaciones básicas y contener el éxodo rural

¿Por qué se van? La respuesta casi universal a la pregunta por la gran evasión y el ennegrecido futuro de la Asturias periférica habla de la privación progresiva de actividad económica en los flancos despoblados del mapa regional, pero también de fallos en "la accesibilidad y la calidad de los servicios públicos" en el entorno próximo del campo asturiano. Si la despoblación "es el resultado a largo plazo de un círculo vicioso en el que entran en juego los servicios esenciales", a lo mejor reforzarlos y acercarlos contendría la vía de agua. Bajo ese presupuesto de partida, que conecta con el desgaste de la capacidad operativa de los municipios para dar soluciones solos, los geógrafos Benjamín Méndez y Guillermo Morales, éste exdirector general de Urbanismo del Principado, han buscado remedios en el mapa administrativo de Asturias y en un estudio de publicación reciente han elaborado una propuesta de comarcalización del territorio en trece "Unidades Operativas Supramunicipales".

Se las concibe como agrupaciones de concejos destinadas a llevar la asistencia básica a las proximidades del ciudadano y en último término a "garantizar la prestación de servicios de calidad al medio rural con los mismos estándares que en las concentraciones urbanas e incluso favorecer su discriminación positiva".

El análisis, que elige por paradigmática la planta administrativa asturiana y la disecciona junto a las de la Comunidad de Madrid y la provincia de Burgos, desemboca en un ensayo de zonificación que traza sobre el mapa una propuesta de nueva distribución comarcal basada en la redistribución de la gestión y prestación de servicios que ahora dependen de las administraciones local y autonómica y que dentro de cada zona se proporcionarían desde sedes de distinto nivel según su ubicación geográfica. Así, en el interior de cada comarca se identifican villas concebidas como "capitales reforzadas supramunicipales", más o menos accesibles en un máximo de media hora en coche "para al menos el ochenta por ciento de la población residente" en su entorno y serían centros de prestación de "servicios presenciales no básicos, o de menor frecuentación". En su territorio se visualizan también "subunidades operativas", o centros más pequeños que se localicen a a veinte minutos como mucho de casi cualquier núcleo, desde los que se prestarían "servicios esenciales, de uso diario", los más básicos y a la vez más "sensibles de cara al mantenimiento de la población en el territorio", incluidas "la educación primaria y secundaria, la asistencia sanitaria no hospitalaria o los servicios sociales de proximidad".

Aun así, admiten los autores del estudio, las singularidades orográficas y territoriales de Asturias ponen dificultades adicionales para seleccionar sedes medianamente accesibles en las áreas montañosas o de baja densidad de población. Para salvar este escollo, que deja fuera de la isócrona de los treinta minutos a una porción apreciable de los residentes, asumen la posibilidad de que "ciertas capitales municipales actuales sigan prestando servicios esenciales".

El mapa, en todo caso, distribuiría la región en trece zonas funcionales, dejando el área central al margen. Habría siete al Oeste de la frontera aún difusa de la Asturias metropolitana, cinco al Oriente y al Sur la unidad de la Montaña Central. La iniciativa parte de la "necesidad indiscutible de mejorar la gestión local del territorio" y de poner orden en una agrupación supramunicipal que en Asturias ha generado disparidades en cuanto a los concejos que integran una extensa amalgama de concentraciones de municipios distintas en función del propósito para el que cada una haya sido establecida: por poner sólo unos cuantos ejemplos, los autores superponen las diez comarcas forestales que hay en el Principado con las catorce mancomunidades turísticas, o los doce "grupos de acción local" para captar ayudas europeas con las ocho áreas sanitarias, y desde esas bases establecen su propio ensayo de zonificación funcional.

Como primera opción, habría comarcas con base operativa en Castropol, Navia, Luarca, Tineo y Cangas del Narcea, Pravia y Grado, la Montaña Central tendría cabecera en Pola de Lena y de la ciudad metropolitana hacia el Este se establecerían nodos en Pola de Laviana, Villaviciosa, Nava, Cangas de Onís y Llanes. Dentro de cada área, aún se deja sin definir por completo la identificación de las villas más pequeñas que asumirían las sedes de los servicios esenciales para pegarlos al territorio y que quedarían pendientes del detalle de cada caso, o de las disponibilidades de espacio para el emplazamiento de los equipamientos necesarios.

Méndez y Morales aclaran de entrada que su propuesta de trazado de Unidades Operativas Municipales se concibe como "un paso intermedio para la agregación o fusión de municipios a plazo medio, como etapa hacia una reestructuración del territorio adecuada a las condiciones socioeconómicas del siglo XXI, (?) pero también como medio para retener o atraer actividades y población hacia territorios en riesgo o en trance de despoblación". Aclaran, no obstante, que estas propuestas habrían de contar previamente, dada su sensibilidad identitaria, con "el consenso razonado de la ciudadanía".

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