La estrategia es de prevención y lucha contra los incendios forestales, pero pone cerca de seis de cada diez euros de su presupuesto en la primera parte, en la preventiva. La actuación previa al fuego y las estrategias de sensibilización y concienciación de la ciudadanía comprometen más de 35 de los 59,51 millones de euros que el Principado prevé asignar a la actualización de su plan de ataque frente a los incendios, que estará vigente de 2020 a 2025 y que ayer la consejera de Presidencia, Rita Camblor, presentó al Consejo de Gobierno.

Fruto de la investigación del Instituto de Recursos Naturales y Ordenación del Territorio (Indurot) de la Universidad de Oviedo, la herramienta parte de un análisis de situación que, tal y como ayer lo desgranó la Consejera, certifica con datos recopilados por las brigadas de investigación de incendios (Bripas) que la mano humana estuvo en 2019 detrás del 78,17 por ciento de la superficie quemada. De ahí hacia abajo, sólo el 13,12 se debió a negligencias o causas accidentales y un porcentaje marginal del 0,09 a rayos. El mismo estudio, elaborado a partir de 195 informes, detecta entre los intencionados un 81 por ciento que persigue la regeneración de pastos.

El plan regional contra incendios sitúa el foco sobre la prevención y le asigna ese aproximado sesenta por ciento de los recursos totales. En una clara declaración de intenciones, esa partida supera ampliamente al capítulo dedicado a la extinción y la mejora de la capacidad de respuesta, que prevé movilizar 19,7 millones, casi exactamente un tercio del presupuesto total. El resto de la previsión financiera dota con 1,9 millones un programa de actualización de la normativa autonómica de incendios y con 910.000 euros otro para mejorar "la coordinación, el conocimiento y la capacitación" de los agentes implicados en la lucha contra el fuego.

La estrategia radiografía, diagnostica y resume el tratamiento en 141 acciones. Considera un "factor clave" el comportamiento y la preparación de la ciudadanía e incluye entre sus propósitos el impulso de "planes de autoprotección" para zonas de riesgo -que en Asturias abarca núcleos de aproximadamente el 70 por ciento de los concejos- y organizar simulacros que faciliten el diseño de protocolos de evacuación del estilo de los que llevan ya un tiempo promoviéndose en áreas puntuales de la región.