El aumento de contagios en Asturias ha llevado a las autoridades sanitarias a adoptar una nueva recomendación: a partir de la semana que viene el conjunto de la sociedad debe limitar los contactos a "grupos burbuja de un máximo de seis personas", y a ser posible, que sean siempre las mismas. Se trata de romper la cadena de transmisión del covid-19, junto con el uso de la mascarilla, el lavado de manos, el hidrogel, evitar los espacios cerrados y no fumar en las calles y terrazas a menos de dos metros de otras personas.

Rafael Cofiño, director general de Salud Pública, explicó que se reduce el número de contactos estrechos de 10 a 6 porque en realidad se está incumpliendo la limitación. "No se juntan más de 10, pero son 10 el viernes, otros 10 distintos el sábado y otros 10 el domingo", con lo que se multiplica exponencialmente el riesgo de contagios.

El Principado iniciará la próxima semana una campaña informativa y de divulgación entre la población para que se implanten las "burbujas sociales" de contactos estrechos y, si es posible, se limite a los convivientes. No será norma de obligado cumplimiento sino una insistencia pedagógica para afrontar el otoño y el invierno en las mejores condiciones.

Ismael Huerta, jefe del servicio de Epidemiología de Salud, explicó también la modificación en la estrategia de detección precoz y vigilancia de control del covid-19, lo que supondrá que a partir de ahora a los contactos estrechos no convivientes de un caso en estudio no se le hará PCR inmediato, sino a los 10 días de estar en cuarentena. "Es la manera de evitar un peligro que está sucediendo: que al hacer un test previo -en los primeros días- que sale resultado negativo, muchos querían acabar la cuarentena y eso es muy contraproducente. La clave es que el contacto estrecho debe ponerse en cuarentena; es fundamental. La PCR al principio de la cuarentena solo se les va a hacer a los convivientes".

Mario Margolles, coordinador del Observatorio de Salud, remarcó que estamos ante una segunda onda epidémica "que no tiene nada que ver con la primera", y lo importante no es solo doblegar la curva, sino que no cambie el perfil de las personas que se infectan. Así, el 40 por ciento de los casos confirmados en Asturias son asintomáticos, la edad media es de 43 años (18 menos de media que en la primera ola) y que las residencias de ancianos, que se llevaron la peor parte en el primer tramo del covid-19, están demostrando ser entornos protegidos con sólo un uno por ciento de contagios entre los residentes pese a que hay mucho más personal que se infectan.

Y otro dato: "No hay transmisión o es muy limitada en los centros educativos". Es decir, los casos detectados corresponden a contagios fuera de ese ámbito.