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La lucha contra la segunda ola del coronavirus

Las UCI, en sus horas más críticas: “Sentimos mucha más presión que en la primera ola”

Los boxes de cuidados intensivos de Asturias albergan 108 enfermos de covid, tantos como en los seis primeros meses de pandemia, y se prevé que prosiga el aluvión

Enfermeros de la UCI del HUCA, en la tarde de ayer. De izquierda a derecha, Graciela Martínez, Adrián González, Carolina González, Juan Otero, Aida Sánchez y Silvia Martín.

Si la gente pudiese mirar un ratín lo que estamos haciendo en la UCI, cómo entramos y cómo salimos y cómo están los enfermos... Creo que seguimos sin ser conscientes de lo que pasa.

Así se expresa una enfermera de la de unidad de cuidados intensivos (UCI) del Hospital de Cabueñes, de Gijón, después de darse un paseo por el Muro de San Lorenzo, en uno de sus días de descanso en medio de largas jornadas peleando frente al coronavirus en los momentos más crudos de la pandemia.

Muy crudo es lo que hay, pero lo que se avecina será peor. Ayer volvió a aumentar de manera muy significativa la cifra de ingresados en las plantas de los hospitales de Asturias: de 596 se pasó a 638. Y los médicos tienen bien experimentado que entre el 20 y el 25 por ciento de los hospitalizados acaban pasando a la UCI a la vuelta de unos días. Lo que significa que las áreas de críticos seguirán recibiendo pacientes a un ritmo intenso en las próximas jornadas.

Los datos son muy elocuentes. En el momento actual están ingresados en las unidades de críticos de los hospitales públicos de la región 108 pacientes con covid. Esta cifra supone casi la mitad de todos los que han estado en las UCI de la región (219) desde el inicio de la crisis sanitaria, el pasado mes de febrero. Dicho de otra manera, hoy están ingresados en las áreas de críticos tantos enfermos como en todos los meses de pandemia anteriores. Asturias es la región con más enfermos de covid en cuidados intensivos en relación a su población.

Evolución acumulada de los ingresados en las UCI en los hospitales asturianos

A unos 30 kilómetros del muro gijonés, en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), las enfermeras de UCI dan versiones muy similares. “En esta segunda ola estamos sintiendo mucha más presión”, subraya Carolina González. Su compañera Silvia Martín puntualiza: “Se va notando el cansancio acumulado de los últimos meses”. Un factor que agrava la fatiga es el tener que trabajar con equipos de protección para evitar contagios: “Llevar el EPI durante varias horas resulta agotador, pero necesitamos estar protegidas para poder seguir cuidando”, indica Juan Otero.

El HUCA tenía ayer en sus UCI 73 infectados por covid. Los 35 restantes se distribuían entre los hospitales de Cabueñes, San Agustín (Avilés) y Valle del Nalón (Riaño, Langreo). En todos ellos, los médicos y enfermeras han de compatibilizar la atención a los infectados por coronavirus con la del resto de pacientes.

El incremento de enfermos críticos ha llevado a los hospitales a habilitar nuevos espacios para ellos. El caso más paradigmático es el del HUCA. Como ayer adelantó este periódico, en el centro sanitario ovetense se están habilitando hasta 52 nuevos boxes de cuidados intensivos en espacios que ocupaban el gimnasio de rehabilitación, el hospital de día de oftalmología y los quirófanos de cirugía mayor ambulatoria (sin ingreso hospitalario).

No solo es un problema de que falten camas, sino que el personal no da abasto. Son muchos pacientes y, además, un tipo de paciente que da mucho trabajo, más que un paciente convencional. Hay jóvenes, pero en su mayor parte son mayores de 70 años”, asevera un médico especialista en medicina intensiva del HUCA.

En efecto, las dificultades para dotar a estas nuevas unidades del personal necesario están siendo muy notables. Particularmente, en la categoría de enfermería: “Durante la primera ola, hubo escasez de equipos de protección. En esta, está faltando personal en algunas categorías”, indica Graciela Martínez, coordinadora de Sanidad del sindicato Usipa-Sicepa, que ante el cariz que han tomado los acontecimientos ha renunciado a su condición de liberada y se ha reincorporado a su puesto de enfermera en la UCI del HUCA. “Todos los profesionales sanitarios tenemos claro que en estas circunstancias no podemos escurrir el bulto”, agrega Graciela Martínez.

“Son muchos pacientes, y además los covid dan mucho trabajo”, dice un médico intensivista

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En las plantillas de médicos también ha habido que reorganizar las tareas. Una línea de actuación está consistiendo en incorporar a los anestesistas a la atención de enfermos críticos. “La colaboración interdisciplinar es más necesaria que nunca. Estamos preparados para sumar esfuerzos en la lucha contra la pandemia y el tratamiento del paciente crítico covid y no covid. Todos somos necesarios y todo suma”, subraya Elena Berzal, anestesista del HUCA, quien añade: “Estamos triplicando espacios y somos versátiles, los cuidados críticos son un pilar de la propia especialidad y hay que garantizar cuidados a los pacientes críticos no covid y continuar con cirugías preferentes y urgentes”.

La presión a la que están sometidos los profesionales puede afectar de manera notable a su calidad de vida. “Resulta muy difícil desconectar de la situación, incluso estando de descanso”, testimonia Adrián González. Otro elemento de distorsión se deriva del contraste entre lo que los profesionales sanitarios experimentan en su trabajo y lo que ven en el exterior: “Nuestro compromiso es máximo; por eso nos frustra aún más ver actuaciones incívicas por la calle”, argumenta Aida Sánchez.

La enfermera de Cabueñes citada al inicio de estas líneas coincide plenamente en esta apreciación: “Ves a la gente paseando, algunos con la mascarilla bajada, y no sabes qué pensar. Yo vi a compañeras agobiadas y llorando, y me entra una impotencia tremenda. Debemos autoconfinarnos”.

Esta joven recuerda que, cuando en el hospital gijonés se volvió a instalar la UCI “sucia” (para pacientes infectados), no se imaginaba que las jornadas siguientes serían tan frenéticas. “Se montó esa UCI con tres enfermeras y al día siguiente ya ingresaron tres o cuatro personas. Y al siguiente, otras tantas. Y al siguiente, otras tantas. Y así hasta que llenamos. Nunca había pasado algo así”, relata.

David Zuazua, enfermero de la UCI del HUCA, indica que “la cosa empezó a pintar mal hace un par de semanas. En nuestro caso, la UCI fue bastante previsora, porque se vio que aumentaba la demanda y mucho antes de llenar se empezaron a preparar más unidades. Lo más duro fue esta última semana, porque el aluvión de ingresos que tuvimos nadie se lo esperaba”, comenta.

El enfermero estaba trabajando en la noche del famoso audio de WhatsApp (un mensaje enviado por un médico residente del HUCA que acabó volviéndose viral): “Yo trabajaba ese día, el 30, en la noche del viernes al sábado. La propia llegada al hospital ya fue terrorífica. El cien por cien de las camas de UCI normales se llenaron ese día y seguíamos teniendo pacientes en cola. Nos dimos cuenta de que teníamos que movernos incluso más rápido de lo previsto para abrir más unidades”, asegura. Y resume: “En esta segunda ola estamos viendo más pacientes. Muchos más. Moralmente, a los compañeros los veo cansados. Se ven otra vez como en marzo, o peor. No sabemos qué ha podido fallar”, lamenta. Al igual que su compañera de Cabueñes, siente que buena parte de la ciudadanía no es consciente de la gravedad de la situación: “Ahora ya oímos que se mueren 200 personas en España y parece como si fuera más de lo mismo. Pero es que es como si se estrellase un avión todos los días. No estaríamos tan tranquilos si fuese así”.

Detectados brotes en 16 residencias con un total de 376 infectados

La Consejería de Salud detectó entre el 27 de octubre y el pasado día 2 un total de 16 brotes de coronavirus en residencias de personas mayores de Asturias. Cada uno de ellos suma, al menos, tres casos de covid-19. En total, se han contabilizado 376 nuevos positivos, entre residentes y trabajadores. Salud precisó que, de esos infectados, 371 corresponden a geriátricos concertados o privados, y 5 a un centro residencial público.

Las residencias con brotes más voluminosos son una de Oviedo que suma 67 casos (el lunes ya había acumulado 50, y ayer 17 más) y cuatro de Gijón que registran, respectivamente, 65, 57, 40 y 31 contagiados.

“Las autoridades sanitarias intervienen las residencias en cuanto se detecta un primer contagio”, subraya el Principado. Y añade que, durante el periodo citado, se han confirmado casos en otros 24 centros residenciales de los 270 que existen en Asturias.

Por otra parte, en el mismo plazo se produjeron 36 defunciones de personas con PCR positiva cuyo domicilio era un centro residencial de ancianos. La mayor cifra de víctimas mortales corresponde a una residencia de Gijón, que contabiliza seis.

Salud insta a las personas mayores de 65 años o con patologías crónicas que viven fuera de los entornos residenciales “a extremar las medidas de protección y seguridad”. En esta línea, les aconseja “que renuncien a actividades grupales y a las reuniones en lugares cerrados, y que usen mascarillas también durante los encuentros familiares”.

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