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“Es muy peligroso: cuando subíamos, cayó un alud a 300 metros”, advierten los Bomberos

El rastreo de Virgilio García se suspende en San Isidro hasta que el tiempo mejore | La Guardia Civil multará a los atrapados en las viseras

La fresadora conducida por Francisco Álvarez da la vuelta para ir a repararse.| Luisma Murias

Un punto muerto desesperante se ha impuesto en Felechosa ante el mal tiempo que azota la cordillera y que impide, por seguridad, que los equipos de rescate se acerquen al lugar donde dos trabajadores de mantenimiento de carreteras fueron tragados por una lengua de nieve caída desde las laderas altas del Pico Torres. Lo explicaba en la mañana de este domingo el jefe de Bomberos del SEPA de la zona central, Rubén Rodríguez: “Es muy peligroso. A las diez y media de la mañana empezamos a subir y a un kilómetro y medio de Cuevas (donde se inicia el puerto de San Isidro) cayó un alud delante de nosotros, a unos 300 metros. Si está así tan abajo, cómo puede estar más arriba. Todo indica además que irá a peor y habrá más avalanchas. La nieve está muy pesada, con mucha humedad”. Mientras indicaba esto Rodríguez, comenzaba a nevar copiosamente en Felechosa. Hoy, lunes 4 de enero, tampoco está previsto que los equipos salgan a trabajar porque sigue nevando en la zona y continúa el riesgo de aludes.

Los efectivos desplegados por el V Batallón de la Unidad Militar de Emergencias (UME), que colaboraron en las tareas de rastreo anteayer sábado, se retiraron a su cuartel de El Ferral del Bernesga, en León, mientras en la zona permanecían miembros de la Guardia Civil de Montaña, la Patrulla Rural del mismo cuerpo, y los Bomberos del SEPA. El mal tiempo impidió además que se pudiese operar con drones para reconocer la zona de la avalancha, tal como se había planteado anteayer sábado.

Operarios abren camino hasta la furgoneta de Virgilio García en Felechosa Luisma Murias

El puerto amaneció en la mañana de ayer con medio metro de nieve. “Se está acumulando mucha más nieve y con el peso, se van a producir más aludes. Hasta que no mejores las condiciones es inviable trabajar en la zona, es una zona muy inestable. Lo primordial es la seguridad de los intervinientes”, explicó Rubén Rodríguez.

La previsión del tiempo no puede ser peor. José Luis Arteche, Delegado en Cantabria de la Aemet –y responsable accidental de la asturiana–, explicó que hasta mañana martes o el miércoles no se producirá una mejoría del tiempo, lo que va a dificultar mucho las labores de rescate. La ventana de mejoría de la que se beneficiarán los rescatadores será mínima, porque el viernes vuelve a empeorar y nevará a cotas bajas, incluso en Oviedo. Esta previsión entraña “mayor dificultad” en el operativo de búsqueda, añadió Rodríguez.

La avalancha de este viernes tendrá consecuencias a todos los niveles. Los diputados del PP Álvaro Queipo y José Felgueres, reunidos con el portavoz municipal en Aller, Juan Sutil, anunciaron que solicitarán la comparecencia en sede parlamentaria del consejero de Infraestructuras, Alejandro Calvo, para que explique todos los detalles en torno a este siniestro. Queipo afirmó que “el lugar del accidente era uno de los puntos más conocidos por el riesgo de aludes” por lo que a su juicio, este siniestro “no ha podido coger por sorpresa a nadie en el Gobierno”. El PP lleva desde 2009 insistiendo en la necesidad de ampliar las viseras o buscar otras soluciones alternativas. Al Gobierno, añadieron, le consta, incluso por informes de la Universidad, la peligrosidad de este punto. Es esta zona se había planteado la construcción de una visera, incluso un puente que sortease esa peligrosa curva de la carretera, donde se producen recurrentes avalanchas, pero por alguna razón no se siguió adelante con el proyecto, a pesar de las quejas y advertencias de los vecinos y usuarios de la carretera.

Además, la Guardia Civil tiene previsto a los conductores de los tres vehículos que quedaron atrapados en el puerto este viernes, por incumplir la prohibición de desplazamiento. Podrían imponérseles multas de hasta 200 euros, según fuentes cercanas. La máquina fresadora en la iban Virgilio García y César Fernández intentó abrirles paso, pero sufrió una avería justo en el lugar donde se produjo la mortal avalancha. Dos agentes del puesto de Moreda de la Guardia Civil llegaron a desplazarse a pie a las viseras, sin ropa de montaña, solo con su uniforme, con el fin de auxiliar a los atrapados. Allí permanecieron con ellos cerca de ocho horas, hasta que pudieron salir de la zona, tras habilitarse un paso.

Decenas de visitantes

El caso es que los últimos acontecimientos ocurridos en San Isidro y la nevada que cayó con fuerza a lo largo de la jornada de ayer no disuadieron a decenas de personas de desplazarse hasta Felechosa y arriesgarse incluso un poco más arriba. Ante el riesgo para la seguridad de las personas, se decidió cortar el paso a la altura de Cuevas, salvo para los ganaderos. Algunos vehículos se vieron en problemas al tratar de aparcar o dar la vuelta en esa estrecha zona. Algunos grupos de personas se enfundaron las raquetas o los esquíes y emprendieron alguna ruta por los alrededores. Otros, como los argentinos residentes en Avilés Alfredo y Verónica Urzúa, y Rosana Casanova, decidieron dar un pequeño paseo por la carretera, aunque el mal tiempo terminó convenciéndoles de no ir muy arriba. “Está muy lindo, es como hay que venir, con esta nevada”, dijeron. No obstante, también reconocieron que “muchos coches suben sin cadenas o neumáticos de nieve, es una irresponsabilidad”.

Familiares de César Fernández en el tanatorio de Mieres. Luisma Murias

La viuda de César Fernández: “Sabían el peligro que había”

Poco antes de las dos y media de la tarde, momento en el que fue incinerado César Fernández Ordóñez en el tanatorio de Mieres, los ojos de María Elvira Romero, su viuda, rezumaban todo el dolor que ha caído sobre esta familia tras la mortal avalancha de este viernes. “Viri” se lamentaba de que “hacía ya seis años que conocían el peligro de esa curva por la avalanchas”, sin que se tomasen medidas. Uno de los hermanos del fallecido, Víctor Manuel Fernández, resaltó que César era “muy prudente”, y que siempre dejaba muy buena impresión en los puestos que desempeñaba. En los últimos años, antes de pasar a Carreteras, había sido chófer de la Residencia Mixta de Gijón, donde le adoraban por su buen hacer. El hermano también quiso agradecer la entrega de los equipos de rescate que recuperaron el cadáver el mismo viernes.

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