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Nacho Cuesta | Coordinador de Ciudadanos en Asturias

“El PP lleva una línea muy errática, ahora mismo una fusión simplemente no procede”

“El partido reafirma absoluta, indiscutible y unánimemente el liderazgo de Arrimadas” | “En el plano orgánico, mantenemos una relación constante con los populares; entre grupos parlamentarios hay algunas diferencias”

Nacho Cuesta. | Luisma Murias

Nacho Cuesta, coordinador de Ciudadanos en Asturias, oye voces de fusión en el centro derecha mientras comparte con el PP el Ayuntamiento de Oviedo. El teniente de alcalde se lleva bien con el alcalde, sintonía personal lo llama él, pero más allá no encuentra puntos de contacto que justifiquen una anexión, una alianza, una fusión por absorción de dos proyectos “completamente diferentes”, unidos ahora por la herida profunda de la contienda electoral catalana, pero de mezcla “improcedente”. Piensa Cuesta como Inés Arrimadas y reprueba la maniobra de acercamiento al PP que antiguos dirigentes del partido promueven de modo más o menos soterrado como respuesta al batacazo de treinta diputados menos en Cataluña, capítulo siguiente al revolcón de 47 que los naranja se llevaron de las últimas generales.

–Hay quien echa en falta un poco de autocrítica, un cambio de estrategia, algún relevo en la cúpula del partido…

–El resultado en Cataluña fue evidentemente muy malo, pero han transcurrido sólo dos semanas. Al día siguiente, se convocó un comité ejecutivo nacional donde estuvimos hablando durante más de cinco horas sobre muchos temas, también sobre la estructura del partido y su estrategia. Fue un encuentro intenso, nunca tenso, y prácticamente todos los integrantes tuvieron ocasión de expresarse y de manifestar con total libertad sus planteamientos. Resultó muy constructivo, y no creo que no haya habido autocrítica. Al contrario. La hubo y muy profunda, no sólo por parte de la presidenta y del comité permanente, de todos los integrantes del comité ejecutivo.

–¿Con qué conclusiones, qué han hecho mal?

–Veníamos ya de un resultado muy malo en las elecciones del 10 de noviembre, y eso ha condicionado el devenir del partido. Pero si se hace un análisis un poco más riguroso de lo que pasó en Cataluña veremos que las explicaciones que se han dado son bastante certeras. La abstención nos ha perjudicado mucho y tenemos que ser capaces de analizar por qué hay votantes constitucionalistas que no se han sentido identificados con el proyecto. Ese análisis se está haciendo. Junto al mal resultado del 10N, el escenario convulso de la crisis sanitaria y económica nos ha impedido trasladar el proyecto que surgió de la última asamblea de la forma que nos hubiera gustado.

–Diagnostique el estado de salud del liderazgo de Inés Arrimadas en Ciudadanos. ¿Se la cuestiona?

–Rotundamente No. No sólo no se cuestiona, sino que hay una reafirmación absoluta. Unánime. En el comité hubo intervenciones críticas con la estrategia o con la campaña en Cataluña, pero ni el más mínimo posicionamiento o comentario crítico sobre el liderazgo de Inés Arrimadas. Es indiscutible y unánime en el partido.

–Habrá oído decir que la fusión con el PP es la única tabla de salvación para Ciudadanos. ¿Qué piensa?

–PP y Ciudadanos son dos proyectos políticos diferentes. Uno es un partido de una raigambre netamente conservadora y el otro un proyecto de centro, progresista y básicamente liberal. Tengo claro que somos completamente diferentes, sin perjuicio de que pueda haber confluencias que nos permiten gobernar en muchos sitios. Pero plantearse ahora mismo un proceso de integración simplemente no procede.

–¿Es eso lo que piensa toda la dirección y la militancia del partido en Asturias?

–Me consta que es así. Tengo contacto diario con afiliados de todas las agrupaciones y ninguno me ha trasladado una opinión distinta a ésta. Por primera vez en mucho tiempo, Ciudadanos en Asturias es un partido cohesionado, unido y que funciona con plena coordinación entre sus órganos internos, el grupo parlamentario, los municipales y el comité ejecutivo nacional.

–Algunos de los exdirigentes que con más insistencia han pedido dimisiones, como el anterior secretario de Organización, Fran Hervías, tuvieron bastante ascendiente sobre algunos líderes del partido en Asturias.

–Sin duda. Pero los dirigentes actuales son básicamente los que forman parte del comité ejecutivo y no he escuchado nada que vaya en esa dirección.

–Minuto y resultado de su grado de entendimiento con el PP en el Ayuntamiento.

–Hay una buena sintonía que propicia que la acción del gobierno también sea satisfactoria. Los ciudadanos valoran que hayamos sido capaces de superar escenarios como los del mandato anterior, con discrepancias públicas permanentes. En el ayuntamiento hay diferencias, lógicamente, como en cualquier coalición de gobierno, pero las resolvemos donde procede, internamente. En unas ocasiones ceden unos y en otras otros. Es lo razonable. Ciudadanos vino a la política a hacer las cosas de forma diferente y no nos encontrarán en las contiendas públicas que no conducen a nada y producen en los ciudadanos inquietud y desazón.

–En toda coalición de gobierno también llega siempre el momento de distanciarse, de diferenciarse y marcar territorio, sobre todo a medida que se aproximan las urnas. ¿No les ha llegado todavía?

–Hay sintonía y discrepancias. Éstas se resuelven internamente, aquella posibilita que la acción de gobierno sea buena. Resulta muy difícil gobernar un ayuntamiento como el de Oviedo si esa confluencia política y personal no existe. Hay muchas actuaciones transversales, que afectan a varias concejalías, y sin esa interacción sería muy complicado. Hay una buena sintonía personal, conocida, entre el alcalde y yo, y esa es la línea que debemos seguir.

–Puede dar la sensación de que en el PP hay más gente por la labor de la fusión que ciudadanos. ¿Oye algo?

–Si por algo se ha distinguido el PP nacional en los últimos tiempos es por mantener una línea de actuación muy errática. Tiene problemas importantes de posicionamiento político, con Vox por su derecha y Ciudadanos en el centro, y eso le ha llevado a una evolución poco coherente. Son conocidos sus cambios de posición y sería muy necesario que mantuviera una estrategia más identificable. No me consta que en Asturias haya habido posicionamientos sobre el particular.

–¿Qué tal con el PP regional?

–A nivel orgánico mantenemos una relación constante; entre grupos parlamentarios me consta que hay diferencias. Es la vida parlamentaria. No hay mala relación personal. Los ciudadanos esperan de nosotros que seamos capaces de alcanzar acuerdos con fuerzas que puedan compartir nuestro ideario en aras a resultar útiles, y más en circunstancias excepcionales como las que estamos viviendo.

–¿Mejor, peor, igual que hace unos meses…?

–Cada partido tiene su línea marcada de actuación y en algunas ocasiones se converge y en otras no. Es lo propio cuando estamos hablando de dos proyectos políticos distintos.

–Con el PSOE han pasado de la “banda de Sánchez” y los filoetarras a una actitud más colaborativa, y de ordenar desde Madrid el voto en contra de los presupuestos regionales de 2020 a dar de paso los de 2021. ¿Dónde están ahora?

–Lo que dijimos en su momento era muy razonable. La confluencia del PSOE con Podemos y con todos esos partidos que sostuvieron la investidura no nos parecía el escenario más propicio para alcanzar acuerdos. Transcurrido este tiempo, en la situación de crisis sanitaria y económica en la que estamos, casi diría que no era un ruego sino un clamor el de los ciudadanos para que los partidos se entendieran. Es en ese contexto en el que Ciudadanos plantea su apoyo a los presupuestos regionales a cambio de que el Gobierno asumiera unos postulados que nos parecían trascendentales. Ahora estamos en la fase de garantizar que esos compromisos se lleven a efecto.

–¿La gestión de la pandemia en Asturias?

–Manifiestamente mejorable. En la primera ola, Asturias resultó muy poco afectada y eso se vendió desde el Gobierno regional como el resultado de una buena gestión, pero en la segunda resultamos de las autonomías más perjudicadas. La conclusión es obvia. No se debió a una buena gestión, sino a unas circunstancias muy concretas, sobre todo al aislamiento o la dispersión. Las medidas que se están adoptando ahora no están sustentadas técnicamente o, si existe, esa base no se ha trasladado de forma rigurosa a los ciudadanos. Eso provoca confusión e incertidumbres, como la generada por el cierre perimetral de Oviedo y las restricciones máximas en la hostelería, muy mal entendidas por una parte importante de la población.

–¿El PSOE de Oviedo?

–Es una de las grandes decepciones desde mi incorporación a la política. Ha sido un partido de gobierno en Oviedo y seguramente lo pueda volver a ser, pero estoy decepcionado con la deriva que ha tomado y creo que deben replantearse de una manera muy profunda su estrategia, cada vez más próxima a la de Podemos y a una oposición populista y sin rigor. Procede que abra un proceso de renovación de liderazgos.

–El centro político se hincha en España con la misma facilidad con la que se disuelve. ¿Está maldito?

–El centro es complicado, porque hay muchas personas que no son capaces de salir del escenario de polarización, de izquierdas y derechas, de rojos y azules, producto de un bipartidismo muy asentado durante muchos años. El centro es utilidad, es tener claro que el interés de los ciudadanos está por encima de cualquier otra consideración. Y eso es difícil, implica entenderse con partidos distintos, y hay mucha gente que en un clima de polarización no lo entiende. Eso genera incomprensión y desafección, pero el centro es más necesario que nunca. Se demostró durante el estado de alarma, con un apoyo que no fue gratuito, sino a cambio de arrancar al Gobierno compromisos que supusieron medidas muy importantes para los sectores más afectados por la pandemia.

–Mire hacia delante. ¿Se ve encabezando de nuevo la lista municipal de Ciudadanos en Oviedo?

–Es muy pronto. Ni siquiera hemos llegado al ecuador del mandato y lo que me ocupa es la labor en el Ayuntamiento. En el plano político, estoy implicado en que seamos capaces de trasladar a los ciudadanos un proyecto más necesario que nunca y de volver a ilusionar; en el ámbito de la gestión, en sacar adelante la multitud de proyectos que tenemos ya encaminados. No es una tarea menor, y puedo garantizar que ocupa todo mi tiempo.

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