Luis Aurelio González Prieto y Xulio Concepción Suárez abrieron ayer el ciclo “El paisaje toponímico en el tiempo”, organizado por el Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA), con una conferencia titulada “El lenguaje toponímico minero-industrial, entre los cambios oficiales con los tiempos”. En ella dieron cuenta del “Diccionariu toponímicu mineru”, para el que están rastreando las denominaciones que a lo largo del tiempo se han ido dando a los parajes ligados a las minas, los pozos, los lavaderos de mineral y las industrias relacionadas con esa actividad.

El nuevo ciclo del RIDEA se extenderá durante todo el mes de marzo, con una sesión cada martes, siempre a las 19.00 horas. Ayer el filólogo Xulio Concepción Suárez, comentando el asunto de la conferencia inaugural, alertó del riesgo de que esos nombres de lugares lleguen a caer en desuso y sean olvidados con el cese de las explotaciones y con el paso del tiempo. “La toponimia minera es imprescindible, y el día de mañana esos nombres van a desaparecer”, advirtió. Para preservar su memoria se han involucrado en la elaboración del diccionario de la toponimia minera, en el que quedarán recogidos todos esos apelativos.

En algunos casos, explicó Xulio Concepción Suárez, un mismo lugar ha ido variando de denominación con los años y con el cambio de las concesiones de explotación.

“La toponimia minera, el lenguaje toponímico que se fue sucediendo en un paraje donde hubo minas, pozos, travesales, lavaderos, supone otro ejemplo muy completo de la necesidad de resumir todos los nombres que se fueron sucediendo sobre ese espacio concreto: desde que se abrió la bocamina hasta que se tapó, si acaso, o se hundió por dentro, una vez cerrada la explotación, o se recubrió de césped, de vistosa pradera, de arbolados, disimulando todo resto de la explotación anterior”, afirma Xulio Concepción Suárez.

Preservar la memoria de los parajes con un pasado minero es necesario, además, según el filólogo, experto en el léxico y la etimología asturianos, por diversas razones prácticas.

Las consecuencias negativas que se derivarían de su desconocimiento, alerta, serían “incontables”, y entre ellas enumera la “pérdida del sentido original del topónimo, el olvido de las cualidades del suelo productivo antes de las minas, el desconocimiento de su historia económica: el tipo de mineral, las empresas que lo fueron explotando, la cantidad de productos, el personal humano en los trabajos”.

Además, Xulio Concepción Suárez se refirió ayer a los peligros que pueden anidar bajo “preciosas camperas falseadas con pradera artificial”, debajo de las que pueden haber quedado huecos por la extracción de mineral, aguas estancadas y falsas bóvedas. “Los años pueden olvidar todo esto si no quedaron los topónimos –internos o externos, locales o extranjeros– para atestiguarlo”, subrayó el estudioso de la etnografía regional.

Luis Aurelio González Prieto y Xulio Concepción Suárez presentaron el nuevo ciclo de conferencias, sobre “el paisaje toponímico”. Lo emprenden con el objetivo de “leer el paisaje asturiano con las palabras que fueron utilizando los nativos y pobladores de paso desde tiempo inmemorial” y para poner de relieve “la importancia de la investigación toponímica de equipo, en grupo –o en grupos– de trabajo”. La intención final es confeccionar un diccionario etnográfico con todos los nombres incluidos antes del topónimo actual, al modo del libro “Cosas y nombres de las calles de Oviedo”, de José Ramón Tolivar Faes.

La próxima conferencia de este ciclo, el 9 de marzo, será impartida por la investigadora Nati Torres Rodríguez y se presenta bajo el título “Los vestigios del Montsacro a través de sus topónimos”.