La pandemia de covid-19 ha pasado una notable factura a los asturianos necesitados de prótesis de cadera o rodilla. A finales del mes pasado eran 2.037 las personas que aguardaban una de estas dos cirugías en un hospital público de la región (1.137 de rodilla y 900 de cadera). Antes de la crisis sanitaria, en febrero de 2020, eran 515 menos. Los tiempos de espera también se han incrementado para estos pacientes caracterizados por una notable merma de su calidad de vida. Si antes de la llegada del coronavirus las demoras máximas no rebasaban el año, ahora superan este plazo. La normativa regional indica que los pacientes que rebasan los 180 días (seis meses) de demora en determinadas cirugías pueden exigir a la Administración una solución alternativa.
No obstante, las esperas más abultadas en la sanidad regional corresponden a las operaciones de tumores benignos de próstata (hasta 438 días) y de hernias discales (un máximo 410 días). También han aumentado de manera muy notable las demoras para las histerectomías (extirpaciones del útero), que antes de la pandemia registraban máximos de 285 días (nueve meses y medio) y ahora acumulan esperas de hasta 364 días (un año).
El consejero de Salud del Principado, Pablo Fernández Muñiz, y la gerente del Servicio de Salud (Sespa), Conchita Saavedra, presentaron ayer en rueda de prensa los datos actualizados de lista de espera y los planes elaborados para recuperar la actividad perdida con motivo de la crisis sanitaria. Tal y como avanzó LA NUEVA ESPAÑA, el año pasado se realizaron en los hospitales públicos 15.941 operaciones menos que en 2019. El gran obstáculo fue la presión ejercida por el covid, y en particular los ingresos de infectados en las plantas y –más aún– en las unidades de cuidados intensivos (UCI). El Principado interrumpió la publicación de los datos de lista de espera en febrero del año pasado, reanudó la difusión de los mismos en julio, agosto y septiembre, y a partir de entonces volvió a cortar el flujo de cifras. Hasta ayer, día en el que se hicieron públicos los números del 30 de abril.
El tope de 180 días
Uno de los datos más preocupantes es el aumento de pacientes con demoras superiores a 180 días. Antes de la pandemia, en febrero de 2020, eran 906 y a finales del mes pasado habían ascendido hasta 3.099. A este respecto, la normativa vigente en Asturias se plasma en un decreto que fija tres plazos máximos de espera. Por una parte, 60 días (dos meses) para colonoscopias, mamografías, ecografías, escáneres y resonancias. También 60 días para consultas de ginecología, oftalmología, traumatología, dermatología, otorrino, neurología, cirugía general, urología, aparato digestivo y cardiología. Y 180 días (seis meses) para intervenciones de cirugía cardiaca (valvular y coronaria), operaciones de cataratas, histerectomías e implantes de prótesis de cadera y rodilla. Buena parte de esos 3.099 usuarios estarían amparados por esta regulación si buscaran una solución alternativa.
Para atajar esta realidad compleja, el Sespa presentó ayer un plan de choque que incluirá, en primer lugar, operaciones por las tardes en sus propios hospitales. El programa establece un aumento de actividad con programas especiales “que permitirá optimizar la capacidad resolutiva” del sistema, señaló Saavedra. La propuesta de las diferentes áreas sanitarias va a permitir llevar a cabo 3.206 operaciones por encima de la planificación ordinaria de aquí a fin de año. A esta cifra se le va a sumar –como informó este periódico la semana pasada– toda la actividad que pueda derivarse a los hospitales concertados y privados, a los que también se ha solicitado colaboración. Esos centros aún deben comunicar su capacidad.
Una vez que se concrete todo ello, el Sespa podrá detallar las cifras de inversión destinadas a atajar el problema de las demoras quirúrgicas en Asturias. “Nos quedan por delante unos meses de una gran intensidad”, apostilló el consejero de Salud.
La lista de espera de operaciones aumentó con la pandemia; la de consultas y pruebas bajó
En la sanidad pública asturiana están pendientes de realizarse 20.836 intervenciones quirúrgicas, 64.487 consultas y 30.915 pruebas diagnósticas. Estos datos de finales del mes pasado son superiores a los que se registraban en febrero de 2020 –antes de la pandemia– en el capítulo de operaciones (entonces eran 19.964), e inferiores en consultas (en febrero de 2020 eran 72.441) y pruebas (eran 31.305). Según la gerente del Servicio de Salud del Principado (Sespa), Conchita Saavedra, la crisis pandémica repercutió de manera mucho más aguda sobre las intervenciones quirúrgicas que sobre las consultas y las exploraciones diagnósticas. El consejero de Salud, Pablo Fernández Muñiz, destacó el “gran esfuerzo de reorganización de recursos humanos y materiales” desplegado. Desde marzo de 2020, el sistema sanitario “se ha visto presionado de una forma brusca y sin precedentes por el covid”, y el desafío consistía en “abordar del reto de la pandemia, sin dejar de lado la atención urgente, preferente y no demorable de lo que no era coronavirus”, reseñó el Consejero.