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Me quedo en el pueblo

El ejemplo en verde de la abuela

Cristina Secades recuperó dos fincas familiares para plantar minikiwis además de manzanos de mesa, todo en ecológico: “Sabía que iba a dedicarme a esto”

Cristina Secades en su finca de minikiwis en Los Bayos (Gijón)

Escuchar las explicaciones de Cristina Secades Cícero, ovetense, licenciada en Ingeniería Técnica Forestal, sobre por qué se decidió a convertirse en emprendedora rural es contagiarse, al mismo tiempo, de la buena energía que transmite y de la pasión con la que se dedica a trabajar la tierra.

Cristina Secades a a sombra de su plantación de minikiwis. Ana Paz Paredes

Dice que su vocación como agricultora ecológica le viene de niña, de ver a su abuela con quien pasaba los veranos. “Siempre vi recoger la manzana, hacer algo de sidra, tener un poquitín de huerta. Fue mi padre quien hace más de 40 años plantó los manzanos”, recuerda ella que desde siempre sintió querencia por la Naturaleza y preocupación por el medio ambiente.

“Yo sabía que me iba a dedicar a esto más tarde o más temprano y al final lo hice donde siempre quise, en Asturias. Siempre quise apostar por lo nuestro porque creo que Asturias tiene muchas posibilidades”, señala.

Cristina Secades junto al gallinero portátil, para sus gallinas de pinta pinta asturiana. Ana Paz Paredes

Su emprendimiento, nacido en 2016 con su plantación de minikiwis, empresa a la que ha llamado Kiwín Bio, está dando sus frutos a todos los niveles, un fruto que nace gracias a la constancia en el trabajo y su persistencia. Al principio combinaba su trabajo a media jornada en Oviedo, con el de las fincas en Los Bayos (Gijón), que sacó sola adelante con la ayuda de sus padres. Desde el año pasado se dedica plenamente al campo. ”No recibí ningún tipo de ayuda. La ayuda en ecológico en la PAC es simbólica porque no me da ni para abono y aunque esto es un pueblo, como bien se puede ver, sin embargo se considera zona periurbana y esto no entra en los planes Leader”, explica esta luchadora que cuenta, en la actualidad, con 200 plantas de minikiwis con ocho variedades distintas que ella misma distribuye o vende directamente en la finca. “El año pasado incluso hice entregas a domicilio y también se vendían en dos puestos ecológicos en El Fontán y en alguna tienda en Oviedo”.

Cristina Secades en otro rincón de su finca donde ha empezado una nueva plantación de minikiwis. Ana Paz Paredes

Cristina Secades sabe que el trabajo del campo es un aprendizaje continuo. “Hay que leer mucho, formarse, aprender, hacer cursos y aprender de los demás. A mí me gusta mucho visitar otras fincas y estar en contacto con otros agricultores en ecológico. Yo formo parte de un grupo donde somos trece productores que estamos en formación, conociéndonos y compartiendo experiencias. Y además es que esto te tiene que gustar”, matiza.

Primer plano de Cristina Secades en su finca junto a sus plantas de minikiwis. Ana Paz Paredes

Ahora bien, no sólo cuenta con su plantación de minikiwis sino que, además, tiene una importante variedad de manzanos de mesa además de algún que otro árbol frutal y algo de fresa además de haber empezado también a trabajar la huerta. No faltan allí tampoco sus gallinas, pita pinta asturiana y oveyas xaldas. Todo ello completa, como ella misma señala, “el ciclo de la Naturaleza”. Hace un año que también vive en la misma zona donde tiene sus fincas, en una pequeña casa.

Algunos de los manzanos de mesa que tiene plantados en su finca en Los Cabos (Gijón) Ana Paz Paredes

Ella reconoce que la burocracia y la cantidad de papeleo que se exigen para muchas cosas exaspera en ocasiones al agricultor más templado. Así señala que “en lugar de facilidades, lo que nos ponen a veces no son más que impedimentos y cuanto todos lo decimos, algo habrá de verdad”, matiza.

Cristina Secades ofrece comida a alguna de sus oveyas xaldas. Ana Paz Paredes

Por otro lado, afirma rotunda que “sí merece la pena emprender en el medio rural a pesar de todas las dificultad, del sacrificio, de los reveses de la meteorología, pero al final ves a la gente que viene aquí, que les gusta los mikiwis, que han salido bien, y es una satisfacción enorme”, dice esta agricultora ecológica quien, a renglón seguido añade: “Tenemos el concepto erróneo de que lo asturiano no se valora, pero yo creo que es porque no lo ofrecemos en nuestro propio mercado y, si no lo ofrecemos, no lo pueden conocer. El minikiwi es una pequeña bomba de vitaminas y además están riquísimos y son de aquí. Está bien exportar pero también deberíamos de disfrutar de estos alimentos que nacen en Asturias y se van fuera de ella”, puntualiza.

Cristina Secades, apoyada en el tronco de uno de sus manzanos. Ana Paz Paredes

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