“La Campa Torres, el centro del mundo” es el título del cuarto libro de la colección “La Cultura Castreña Asturiana”, que llegará a los lectores de LA NUEVA ESPAÑA el próximo fin de semana y se podrá adquirir por 4,95 euros más el periódico del día. La publicación coincide con el Día de Begoña, fiesta oficial de Gijón, y el libro se convierte así en una forma de celebración que tiene como protagonista el castro de la antigua Noega, la génesis de la actual ciudad, el promontorio al lado del mar donde durante siglos vivieron y trabajaron los cilúrnigos, la estirpe metalúrgica que convirtió a la Campa Torres en uno de los castros de referencia de todo el Cantábrico.

El libro cuenta una historia asombrosa, la de un poblado que se remonta muy probablemente al siglo VI a.C., e incluso más allá en el tiempo; la de unos pobladores que, sin tener recursos mineros cercanos, se convirtieron en maestros del bronce y del hierro; la de un enclave único, asomado a los acantilados del Cabo Torres en uno de los paisajes más abrumadores de la geografía asturiana; la de un castro que aún hoy conserva unos imponentes fosos y murallas, que lo hacían inexpugnable; la de unas gentes que trabajaron los hornos, que cultivaron posiblemente en campos lejanos a sus casas, que vivieron frente al mar y sus recursos, y que fueron capaces de una romanización en muy poco periodo de tiempo. En ese siglo I, esencial en la Historia de Asturias, cuando otros castros declinaron y desaparecieron, la Campa Torres vivió un resurgir comercial y hasta simbólico, camino ya del tránsito hacia la ciudad romana que se perfilaba a la sombra del cerro de Santa Catalina.

Todo en la Campa Torres es grande: el Cantábrico que lo rodea, la llanada donde aún puede que permanezcan muchas construcciones castreñas sin excavar y estudiar, los fondos arqueológicos fruto de muchos años de excavaciones; el entorno industrial que rodea al poblado, que le imprime carácter... Es la suya una historia gigantesca que ahora, por vez primera, se relata en un libro divulgativo, en un lenguaje asequible y con un aporte gráfico extraordinario, firmado por los periodistas de LA NUEVA ESPAÑA Eduardo García y Miki López.