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¿Cuándo logrará Asturias la inmunidad de grupo? El objetivo de la vacunación, cada vez más difuso

El manido objetivo vacunal, marcado en su día en un 70% de la población inmunizada, se convierte en “un espejismo” ante las mutaciones del virus

Vacunación EFE

La inmunidad de grupo se ha vuelto un concepto extremadamente volátil e inestable desde que la capacidad infectiva de las nuevas variantes del coronavirus ha alejado y difuminado el horizonte. Hace tiempo que nadie considera suficiente el viejo setenta por ciento de la población vacunada, aquel primer objetivo que Asturias alcanzó el 12 de agosto, antes que nadie en España, y también se han desdibujado todos los intentos posteriores de actualizar el porcentaje, desactivados por la propia capacidad de mutación del virus y por las propiedades de unas vacunas que protegen mucho “contra la severidad de la enfermedad y la muerte”, pero no contra la infección y el contagio. Los expertos repiten ya que puede que no sea suficiente el ochenta por ciento al que se aproxima Asturias, ni siquiera el 85 o el noventa, y la Consejería de Salud ya no se marca ningún horizonte concreto. “La mejor estimación es la mayor cobertura de vacunación”, afirman fuentes del departamento.

“Para el covid-19, hablar de inmunidad de grupo es ilusorio, un espejismo”. El concepto mismo ha dejado de tener sentido, afirma el epidemiólogo Daniel López Acuña, exdirector de Acción Sanitaria en Situaciones de Emergencia de la Organización Mundial de la Salud (OMS), quien dadas las circunstancias de mutación del virus y del tipo de vacunas disponibles redirige el objetivo hacia la aproximación al cien por cien de población protegida “para producir la inmunidad individual”. “Hay que insistir en que la vacuna no nos protege contra el contagio” y en esas circunstancias lo conveniente es seguir vacunando y “no generar falsas expectativas”.

Considerando la capacidad transmisiva que ha demostrado la variante “delta” –que ha fortalecido en estos dos últimos meses su preponderancia en Asturias y ya es responsable del 68 por ciento de los positivos– y añadiendo el potencial infectivo similar que se le adivina a la emergente cepa “lambda”, también conocida como andina o peruana, “con dos dosis no podemos hablar de inmunidad de grupo”, confluye Mauricio Telenti, especialista en microbiología del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). Se remite a los niveles de transmisibilidad que aún mantiene la pandemia –España aún salió ayer del riesgo extremo– y a los estudios que insinúan un descenso progresivo de la inmunidad entre personas inmunodeprimidas o vacunadas hace más de seis meses. Espera acontecimientos en torno a una tercera dosis, tal vez a partir de algún momento de este otoño, o a la posibilidad de contar con vacunas que garanticen una mayor inmunidad celular, y enfatiza entretanto la importancia de observar las precauciones básicas de la distancia, la mascarilla y los cautela en interiores mal ventilados, además de encarecer la intensificación del uso de test de antígenos para las relaciones sociales y los grandes eventos: “Pueden ser menos sensibles, pero resultan muy útiles para detectar a grandes contagiadores”.

En el escenario actual, y atendiendo a la tasa básica de reproducción de la variante “delta”, el epidemiólogo Pedro Arcos, director de la Unidad de Investigación sobre Emergencias y Desastres de la Universidad de Oviedo, cifra “la inmunidad de grupo completa” entre un 90 y un 92 por ciento de la población vacunada. “Aunque no se detenga completamente”, explica, “el nivel de transmisión será menor cuanto más nos acerquemos a ese porcentaje”, pero este no es un asunto de todo o nada, sino de cuanto más, mejor: “Si se vacuna entre un ochenta y un 85 por ciento, la cantidad de virus circulante será muy pequeña y habrá muy pocos casos”.

Es con esos condicionantes que la campaña vacunal asturiana se aproxima al ochenta por ciento de inmunizaciones plenas. Son más de 802.000 asturianos, casi ocho de cada diez en total y un 85,5 por ciento de la “población diana”, la de los mayores de doce años. Sigue siendo de largo el ritmo más alto de España y por municipios ya hay tres –Vegadeo, Tapia y Allande– que han superado el 85 por ciento, pero ha quedado dicho que no basta. Para ese 85 en el que se ubica una estimación conservadora sobre la inmunidad grupal harían faltan unas 63.000 personas más con pauta completa. Para el noventa, en teoría unas 114.000, pero puede que ese horizonte resulte inalcanzable en las condiciones actuales, toda vez que esas cuentas apenas salen sin contar con los niños menores de doce años, que representan en torno a un ocho por ciento de la población asturiana y aún no tienen autorizada ninguna vacuna en la UE.

Bajo esos condicionantes, se ha dispuesto que esta semana sea crítica para el acelerón final de la campaña por el llamamiento masivo a las 70.000 personas a las que el Servicio de Salud del Principado no ha podido localizar. Si se cuenta que además hay otras 20.000 que han pasado la enfermedad y a las que se les está adelantando la cita y 10.000 de los que no se dispone el registro de sus DNI, estará completa la cifra de los 100.000 asturianos que, según los cálculos de la Consejería, quedaban la semana pasada por empezar a recibir la inmunización. Ayer, esa cifra ya había bajado a unos 87.000.

Urge sobre todo encontrar a los ilocalizables y por eso a las exhortaciones del Principado a los no vacunados para que se inscriban en el proceso de “autocita” se añade este jueves una jornada de inmunización masiva sin cita previa abierta a todo el que no haya recibido ninguna dosis. Será en ocho puntos fijos, uno por área sanitaria, y dos unidades móviles en Oviedo y Gijón y bastará con que los interesados se identifiquen presentando el DNI.

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