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Asturias busca negocio en las moras tras el despegue de arándanos y frambuesas

El Serida ensaya variedades de zarzamoras que puedan dar fruto de más calidad y que alarguen la cosecha a meses con mejores precios

Una de las plantas de zarzamora de los ensayos del Serida. | Serida

Tras el despegue en Asturias de la producción de pequeños frutos rojos, azules y negros, puede que haya llegado el momento de las moras. Una fruta con numerosos beneficios para la salud y propiedades nutricionales, cuya producción ha aumentado de forma paulatina pero a la que no le ha llegado el despegue exponencial que han tenido arándanos o frambuesas.

Y es una pena, piensan muchos expertos, porque “Asturias tiene condiciones muy favorables para esta producción, igual que las tiene para el resto de ‘pequeños frutos’, hoy en día ya muy conocidos”. Así lo suscriben Guillermo García, Juan Carlos García Rubio y Marta Ciordia Ara, de las áreas de Experimentación y Demostración Agroforestal y de Cultivos Hortofrutícolas Forestales del Serida, que han dado a conocer el ensayo que se lleva a cabo en el Serida para ampliar la oferta y el calendario de zarzamoras para Asturias, testando la calidad de fruto de nuevas variedades.

“Estamos trabajando en la evaluación de nuevas variedades así como los sistemas de cultivo más adecuados para cada caso. De estos trabajos se deduce la viabilidad para el cultivo de una nueva variedad en nuestra región, la ARK45, que puede producir con la misma planta dos cosechas anuales, una entre mayo y junio y otra entre agosto y octubre, además de poseer gran calidad de fruto y con un peso medio de 12 gramos”, explican. Por lo delicado de las moras y su condición de fruta muy perecedera “es necesario para obtener buenas producciones y calidad de fruto realizar el cultivo bajo plástico”.

La variedades conocidas son ligeramente ácidas o poco dulces y con muchas semillas

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La evidencia actual es clara respecto a que todos estos cultivos de pequeños frutos, de forma natural, se ven favorecidos por climas con temperaturas suaves en verano e inviernos moderadamente fríos, para cubrir sus necesidades de reposo invernal. En Asturias, además, se añade el hecho de que puede haber un largo periodo de cultivo en el que las plantas pueden crecer en buenas condiciones, desde marzo/abril hasta octubre/noviembre y que en la región hay “muy buenos suelos, así como abundante agua y de buena calidad”.

Con todos esos puntos a favor, la investigación sobre nuevas variedades que permitan cosechar moras de más tamaño y mayor sabor podrían llevar facilmente a ese impulso de la producción comercial. Buscando, además, esas cosechas fuera de los meses con más saturación en el mercado, ya que “los mejores precios se encuentran de septiembre a octubre, cuando en Europa aún no existe producción y la mora se debe importar, principalmente de México”.

Se buscan cosechas fuera de los meses con más saturación en el mercado, ya que “los mejores precios se encuentran de septiembre a octubre, cuando en Europa aún no existe producción y la mora se debe importar, principalmente de México”

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Claramente, la producción comercial de moras, tanto en España como en Europa, está muy por debajo de otros frutos como arándano, frambuesa o fresa, aunque “su potencial de consumo es grande”, dice Juan Carlos García. Las razonas para que la mora vaya en ese pelotón rezagado están, principalmente, en la insuficiente calidad de los frutos y la fuerte estacionalidad que presentan las variedades existentes. Respecto a la calidad del fruto Juan Carlos García explica que las conocidas son “variedades ligeramente ácidas o poco dulces y en muchos casos con muchas semillas y de gran tamaño, lo que hace que el consumidor las rechace. Además, son frutos muy estacionales y muy perecederos, que duran muy poco tiempo en buenas condiciones en los lineales de los supermercados”.

Si la investigación ayuda a salvar esos problemas, lo que sigue solo puede ir a mejor. Y más, dice García, con una tradición como la asturiana de zarzales llenos de moras en cualquier finca. “Pienso que la tradición de recoger moras en los zarzales, sabrosas pero difíciles de cosechar y mucho más de cultivar, puede ayudar mucho al consumo de este fruto, ya que no es desconocido para nadie; desde el momento que haya en el mercado moras de calidad y de forma continuada en el tiempo, con toda seguridad que este sector crecerá”, avisan.

Las moras, los frutos con más presencia de antioxidantes

El tirón y la fortaleza de la mora puede ir de la mano de los numerosos beneficios que aporta a la salud. Al igual que la mayoría de los vegetales de color azul o negro, uno de sus características destacadas es “su alto contenido en pigmentos naturales y polifenoles, compuestos muy valorados hoy en día por su poder antioxidante y anticancerígeno. Todas las variedades de moras, en general, son uno de los frutos con mayor concentración de antioxidantes, que está directamente relacionada con ese color azul o negro de los frutos. Además, poseen gran cantidad de fibra dietética que facilita el tránsito intestinal y ayuda a favorecer el metabolismo de las grasas, evitando su acumulación en las arterias y reduciendo sustancialmente el riesgo de arterioesclerosis”, detallan los expertos del Serida.

A eso se añade que el contenido de aceites de sus semillas también está vinculado con una prevención de las enfermedades cardiovasculares y “pueden ayudar a mejorar la salud bucal gracias a las propiedades antibacterianas, que evitan la formación de sarro y de placa bacteriana y previenen la inflamación de las encías”, comentan desde el Serida. Y ¿qué diferencia habría entre las variedades de mora común que siempre ha habido en Asturias, sin aprovechamiento comercial o gastronómico, y las que podrían tener valor comercial? “Básicamente, el tamaño y sabor. Las silvestres son mucho más pequeñas que las cultivadas, pero mucho más dulces. Por la parte nutricional o de los beneficios que puedan aportar a nuestra salud, tan de moda actualmente, yo diría que ninguna”, añade Juan Carlos García.

Por el momento en Asturias no hay plantaciones comerciales importantes, solo algunas pequeñas parcelas con variedades tradicionales, enfocadas a mercados locales o venta en la propia finca. Así que el campo para crecer es grande.

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