La Academia de la Ciencia echa a andar este mes: “Era necesaria”

La institución, que impulsan doce investigadores de prestigio, cubrirá “todas las áreas” e impulsará charlas y una publicación

Trabajos en un laboratorio. | LNE

Trabajos en un laboratorio. | LNE

Mónica G. Salas

Mónica G. Salas

La Academia Asturiana de Ciencia e Ingeniería, impulsada por doce investigadores de prestigio internacional, echará a andar este mismo mes. La institución que busca desarrollar la ciencia regional y trasladar a la sociedad su importancia se encuentra ya en la recta final de su tramitación, pendiente de la publicación en el Bopa. Para Mario Díaz, catedrático de Ingeniería Química de la Universidad de Oviedo y uno de los cabecillas del proyecto, “supone un orgullo que compañeros con claro perfil investigador y una larga trayectoria profesional trabajemos juntos por un mismo objetivo”. El objetivo de empujar Asturias. “En otras comunidades, como Galicia, País Vasco, Madrid o Barcelona, ya llevan años funcionando este tipo de academias. En nuestra región hacía falta y la creamos esperando que dure mucho tiempo”, asegura.

La iniciativa surgió “hablando unos cuantos” tras estallar la pandemia, aunque Mario Díaz reconoce que la propuesta “siempre estuvo encima de la mesa”. “No sé si el covid aceleró las cosas, pero es cierto que facilitó el contacto entre nosotros a través de herramientas digitales”, concreta. El núcleo duro de la Academia fue buscando nuevos integrantes hasta reunir a los doce actuales. “Todos dijeron que sí, lo cual es de agradecer porque esto supondrá para todos un trabajo adicional”, señala. Entre los miembros constituyentes, están caras conocidas como el catedrático de Bioquímica de la Universidad de Oviedo Carlos López Otín o la presidenta del CSIC Rosa Menéndez. Díaz explica que en este inicio se buscó “cubrir todas las áreas del conocimiento y de alguna forma no repetir”. Quedan otros ocho integrantes por nombrar, ya que los académicos de número serán un total de veinte.

No obstante, la Academia Asturiana de Ciencia e Ingeniería arrancará poco a poco. Para empezar, dice Díaz, “habrá que lanzar una web y cerrar la estructura interna de la institución”. Además, los doce primeros miembros deberán tomar posesión de sus cargos, con lecturas inaugurales incluidas. Todo ello, calcula el catedrático de Ingeniería Química, llevará “año y medio o dos años”. Aun así, agrega, “no estamos perdiendo el tiempo; ya celebramos reuniones periódicas”. Así que el trabajo por la ciencia y la ingeniería de Asturias ya ha empezado. “Pretendemos lanzar una revista, organizar charlas y conferencias, buscar la forma de difundir la ciencia y la innovación que se hace en la región...”, resume Mario Díaz.

Según recogen los estatutos, los fines de la Academia son siete y están claramente definidos. El primero, “fomentar la investigación, el estudio y la divulgación de las ciencias y la ingeniería, así como la transferencia del conocimiento científico a la sociedad para promover el desarrollo social y económico”. El segundo, “asesorar a las instituciones públicas y privadas en todo lo que se refiera a cuestiones relacionadas con el conocimiento científico y tecnológico”. El tercero, “realizar proyectos de docencia, investigación e innovación y elaborar informes, estudios o dictámenes”. El cuarto, “llevar a cabo programas de divulgación de la ciencia y la ingeniería, promocionando la cultura científica”. El quinto, “promover y desarrollar relaciones con otras instituciones en campos de común interés”. El sexto, “crear y conservar fondos materiales y documentales relacionados con la investigación, el estudio y la divulgación del conocimiento científico-técnico”. Y el séptimo, “reconocer mediante premios, diplomas o distinciones las actividades ajenas que redunden en beneficio tanto del desarrollo científico-técnico y de sus aplicaciones, como del desarrollo de las personas”.

Aparte de los veinte académicos de número, en la institución habrá académicos supernumerarios, correspondientes y de honor. Está contemplado, asimismo, la entrega de medallas de honor e insignias de oro a “personalidades destacas por su labor científica, académica, social o a favor de la difusión de la ciencia y de la ingeniería”. La futura Academia, que tendrá su sede en el Edificio Histórico de la Universidad de Oviedo, ha sido avalada por la propia institución académica, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la Academia Asturiana de Jurisprudencia o la Real Academia de Medicina y Cirugía del Principado de Asturias.