Alba López Garrido, de Madrid, nació con espíritu montañero. Desde muy joven se inició allí en la escalada y cuando tocó trasladarse con sus padres a Mieres para iniciar una nueva vida encontró en Asturias no solo al que ha sido el amor de su vida, el casín Klaus García, sino también el lugar perfecto para disfrutar del medio natural que siempre tanto le gustó.
“Cuando llegué a Asturias no conocía a montañeros aquí y empecé a buscar gente afín a mí a través de grupos de Facebook. A Klaus le conocí escalando en Laviana en un rocódromo, nos convertimos en pareja y, como es lógico, siendo él de Veneros, íbamos mucho a Redes. Lo cierto es que cuando estás con alguien que conoce la zona, porque vive en ella, te lleva a lugares impresionantes, pueblos con historia, rincones únicos de una belleza tremenda”, explica esta joven guía que no puede evitar entristecerse al explicar la razón que la ha llevado a convertirse en guía al frente de su empresa AturrutA.
Klaus García fue un experimentado montañero y escalador, además de concejal en Caso y muy querido en la zona. Murió a los 29 años en un accidente de montaña en 2018 cuando estaba preparándose con enorme ilusión como guía. Era un proyecto conjunto que, finalmente, esta joven emprendedora, gran amante tanto de la vida en los pueblos como de contar su realidad y su historia, decidió continuar y hacerlo realidad.
“Tras fallecer me dije: ‘¿Y ahora qué hago? No quiero irme’. Seguí viniendo los fines de semana y cuando su padre me habló de seguir yo adelante con el proyecto, no me lo pensé dos veces y aquí estoy. Abrimos en 2019. Yo también me preparé para ello y estudié en Pola de Lena una FP de grado medio para ser guía. En 2020 llegó el covid, con todo lo que ya sabemos, y la reapertura en 2021 fue dura, porque aunque Asturias tuvo mucho turismo ese año, aquí en Redes no empezamos a notarlo hasta agosto, tal vez porque esta zona es menos conocida turísticamente que otras”, explica esta profesional que vive a caballo entre Mieres y el concejo de Caso.ç
“Fuera de temporada estoy en Veneros todos los fines de semana, así como en Semana Santa y luego ya todo el verano, pues en la parte superior donde está ubicada mi oficina de AturrutA, donde recibo a los viajeros que me contratan como guía, tengo la casa”, explica mientras entra y sale de la misma su fiel perra “Sidra”.
“La gente lo que más me pide son algunas de las rutas más conocidas, como la del Alba o el Tabayón del Mongayu. Yo les oferto, además, otras más singulares, menos transitadas, que llevan a paisajes de una belleza tremenda y que, por ser menos conocidas, aún sorprenden más al viajero. Trabajo con grupos pequeños, tipo familiar, y durante todo el recorrido les informo tanto de la fauna y la flora que existe en la zona, como sobre la vida en los pueblos, las costumbres y todo lo que resulta de interés para lo que gustan de disfrutar de la naturaleza”, explica.
También ofrece actividades complementarias, como la elaboración de jabones, conocer el oficio y el trabajo de las tejedoras y los telares, o bien convertirse en apicultor por un día visitando un colmenar y aprendiendo y valorando el trabajo que realizan las abejas.
Sobre si actualmente se puede emprender y vivir en el medio rural, esta joven luchadora se sincera: “Es complicado. Llevo abierta desde 2019 y beneficio no tengo. Tengo el “ticket de autónomo rural” del Leader y con eso estoy saliendo adelante, voy sobreviviendo como quien dice. Es duro, cuesta, pero se puede. Me mantengo optimista respecto a este nuevo año y, aunque sea complicado mantenerse y vivir de ello, yo lo voy a conseguir, tengo claro que no voy a cesar en mi empeño en lograrlo”, asevera esta emprendedora rural.