La presentación, ayer, del estudio de viabilidad y alternativas para la futura conexión ferroviaria entre Santander y Bilbao abre la puerta a la esperanza de un futuro tren rápido entre Asturias y la capital de Cantabria, con continuidad hacia el resto del proyectado Corredor Cantábrico-Mediterráneo, que conduce hasta Valencia. Lo que en un primer momento se anunció como un AVE de Santander a Bilbao se ha quedado en “tren rápido”, que recorrería los 100 kilómetros que separan ambas ciudades en una hora, menos de la mitad de lo que tardan en la actualidad los convoyes más rápidos.
El estudio fue presentado por la ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez, e incluye seis alternativas, que supondrían una inversión de entre 2.500 y 2.100 millones, ya que el 75 por ciento del nuevo trazado discurriría a través de túneles y viaductos. El presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, ya se pronunció ayer mismo sobre el trazado más conveniente para una nueva línea ferroviaria que considera “imprescindible”: aseguró que defenderá la única alternativa que prevé a la vez tráfico mixto (pasajeros y mercancías) y paradas en Laredo y Castro Urdiales.
Raquel Sánchez justificó la inversión por la alta demanda de pasajeros, estimada en más de 2,4 millones al año, y mercancías; por la intensa conexión socioeconómica entre el País Vasco y Cantabria, así como por el compromiso del Gobierno con la reducción de emisiones y el trasvase modal para lograr un ferrocarril “más atractivo, al conformar una alternativa competitiva a la autovía A-8”. La Ministra reveló que el próximo paso será “profundizar en las alternativas más viables, para someterlas a información pública y evaluación ambiental”.
El Estado propone este tren rápido de Santander a Bilbao siete meses después de que descartara la posibilidad de construir el AVE Cantábrico, de Galicia al País Vasco, al considerar que ni hay demanda ni sería rentable. La línea de alta velocidad que durante años defendieron diferentes gobiernos de Galicia y Asturias para conectar con Europa por el País Vasco, y que anunció a bombo y platillo el Gobierno de José María Aznar en 2003, quedaba descartada, según explicaron el pasado mes de agosto fuentes del Ministerio a LA NUEVA ESPAÑA, por la necesidad de “repensar la estrategia futura” sobre la alta velocidad en España, “racionalizando las inversiones y buscando una mejor eficiencia general del sistema”.
La red de alta velocidad en servicio y en construcción, según Transportes, ya abarca “los itinerarios de mayor demanda potencial del país” y “puede ser aprovechada por muchos otros destinos sin tener que acudir necesariamente a soluciones de máximos, mediante mejoras y adecuaciones de líneas existentes”. Parecía quedar también entonces aparcado el AVE de Santander a Bilbao, “resucitado” ahora aunque como tren rápido.
Fuentes del sector ferroviario resaltaban ayer que el futuro trazado de Santander a Bilbao, unido a los planes ministeriales para duplicar la vía férrea entre Torrelavega y la capital cántabra, también benefician a Asturias, que tendrá mucho más cerca la conexión ferroviaria con Francia y el valle del Ebro cuando se ejecuten esos dos proyectos (no hay calendario oficial). “Ahora lo que toca es que el Gobierno de Asturias siga los pasos de Revilla y presione con fuerza para que también haya lo antes posible un tren rápido entre Santander y Oviedo”, indicaron las mismas fuentes.
La actual conexión ferroviaria entre Oviedo y Santander se realiza por la red de ancho métrico (antigua Feve). Hay en la actualidad cuatro frecuencias diarias, dos en cada sentido, entre ambas ciudades, situadas a 216 kilómetros de distancia. Los trenes tardan unas cinco horas en cubrir esa distancia, a una media que no alcanza los 45 kilómetros por hora. El viaje de Oviedo a Bilbao (sin transbordo, pero con una parada de 27 minutos en Santander) se prolonga en la actualidad durante 8 horas y 24 minutos, a una media de 38 kilómetros por hora. Llanes quedará a solo 101 kilómetros del futuro tren rápido.
Las obras en La Hermida, tras la Semana Santa
La Ministra anunció durante su visita a Santander que las obras de acondicionamiento de la carretera del desfiladero de La Hermida comenzarán este mes, tras la Semana Santa. Resaltó que se trata de una actuación de gran complejidad técnica, que supone una inversión por parte de su departamento de 73 millones de euros, para adaptar esta vía, que une la capital de Peñamellera Baja, Panes, con la comarca cántabra de Liébana, “a los estándares de conducción más cómodos y seguros”. A esa cantidad hay que sumar 4,5 millones en obras de emergencia y conservación integral de la calzada y otros 4 millones más en las obras de una fase anterior de la mejora de la carretera que sigue el curso del río Deva.
La reforma integral de la carretera N-621 (León-Santander por Potes), a su paso por el desfiladero de La Hermida, que con 21 kilómetros es el más largo de España, acumula treinta años de retraso. Fue anunciada a bombo y platillo por última vez el 31 de mayo de 2021, pero la licitación tuvo que suspenderse un mes más tarde al presentar la Confederación Nacional de la Construcción (CNC) un recurso que atendió el Tribunal Administrativo Central de Recursos Contractuales.
