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Asturias quiere lograr un sello de calidad para la escanda y mejorar su comercialización

Los productores, cada vez más profesionalizados, valoran optar a una IGP o una DOP para un cereal con unas 50 hectáreas plantadas en la región

Granos de escanda de Grado SARA ARIAS

La escanda asturiana quiere volver a intentarlo y lograr un sello de calidad que la distinga y permita mejorar su comercialización y posicionamiento en el mercado. Los productores llevan algo más de una década con trámites, de forma intermitente, tratando de obtener bien una denominación de origen protegida (DOP), o bien una identificación geográfica protegida (IGP).

Pero hasta la fecha no ha sido posible, ya que la UE –organismo que tiene la última palabra– ha frenado las iniciativas. Las autoridades europeas descartaron en el pasado amparar bajo un mismo sello el grano, la harina y el pan. De ahí que la tramitación que se lleve a cabo en la actualidad deberá tener en cuenta tales matices para lograr ahora llegar a buen puerto.

No obstante, sellos aparte, el cultivo de escanda o espelta afronta un momento dulce en Asturias, con unas 50 hectáreas plantadas, según datos de la Asociación de Productores de Escanda de Asturias (Asapes), con sede en Grado. No es una cifra baja si se tiene en cuenta que a principios de este siglo, en el año 2000, eran apenas dos o tres hectáreas las cultivadas.

JOSE VEGA ESCANDA GRADO SARA ARIAS

El presidente del colectivo, José Vega, es más partidario de tramita una DOP que una IGP, porque según señala a LA NUEVA ESPAÑA “con la denominación se logra controlar mejor el origen del cereal y se evitan fraudes”. Vega lamenta que se comercialicen productos de escanda asturiana, “cuando ha sido traída de plantaciones de fuera de la región”.

El presidente quiere reunirse con los responsables de la Consejería para ver cómo retomar los trámites para el sello de calidad. “Estamos esperando a superar la pandemia, como nos han dicho, para vernos. Hasta ahora no hemos logrado que nos reciban”, sostiene José Vega.

De momento, la próxima cosecha ya crece en las plantaciones asturianas, ubicadas tradicionalmente en Grado –donde tiene sede la asociación–, Pravia, Belmonte, Somiedo, Proaza, Yernes y Tameza. También hay cultivos algunas parroquias de Salas y Tineo. “Por ahora va todo bien, y las últimas heladas no han hecho sino que favorecer el crecimiento. La escanda es un cereal de invierno y cuanto más extremo sea este, mejor”, explica el presidente de Asapes. No obstante, el productor advierte de que esto no quiere decir nada: “Hace unos años yo tenía buena planta y en junio vinieron las riadas y la escanda acabó en la desembocadura del Nalón”.

Será en agosto cuando se recolecte la cosecha en Asturias. Las últimas han rondado entre las 18 y 20 toneladas, si bien la cantidad oscila mucho en función, precisamente, de la meteorología.

El consumo de su harina y los productos derivados ha ido al alza en los últimos años gracias a la apuesta de emprendedores que han optado por rentabilizar el cultivo del cereal, que se da muy bien en Asturias al ser resistente al frío. Son muchos los productores integrados en el Consejo regulador de productos ecológicos del Principado (Copae), un sello que también imprime calidad.

El aumento de su consumo va ligado a las propiedades nutricionales de la espelta, con fama de gran valor alimenticio y alto niveles de tolerancia. Es el cereal más antiguo que se conoce y su grano no ha sido manipulado genéticamente, de ahí que se le conozca como “el padre de todos los trigos”. En Asturias, su plantación tiene orígenes ancestrales y después de unos años en riesgo de desaparecer –fuera de la región ha sido siempre muy apreciada– el cultivo ha vuelto a coger un impulso que se quiere reforzar la DOP o IGP.

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