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Picados con el salmón en los ríos asturianos: “Cada vez entran más tarde”

Los aficionados se muestran tranquilos pese a las pocas capturas que suma la temporada

Un pescador, en el Narcea. | Miki López

No cunde el desánimo a orillas del Sella y del Narcea, los dos principales ríos salmoneros de Asturias, pese a las pocas capturas que suma esta presente temporada. “Claro que entrarán en mayo los salmones”, afirma rotundo Carlos Álvarez, el pescador del campanu de este año, justo el mismo día que abrió la temporada, el 10 de abril. Después de este hubo otra captura en el Narcea, este pasado domingo, y poco más. Apenas otro par en el Sella, donde se tardó en abrir la campaña; más prolífico se porta el Cares... “En abril en los últimos años salen pocos. No se puede decir que la temporada vaya a ser mala todavía”, zanja Álvarez.

Como él, piensan y reflexionan en general el resto de los miles de aficionados asturianos a la pesca del salmón –hay más de 20.000 licencias–, cuya campaña se prolonga hasta el 15 de julio. Abril suele ser mes de escasos salmones por los ríos, algo que se nota en los últimos años, que entran más tarde pese a que la veda se levante. Así que no queda otra que relajarse.

“Ya el año pasado hubo muy poco salmón al principio. Hasta pasada la mitad del mes de mayo no empezó a entrar. Esperamos que esto cambie”, señala Javier Gutiérrez, de Arriondas (Parres). “Ahora igual no hay y dentro de un mes los tenemos. No obstante, parece que cada año vienen más tarde”. Este pescador cree, no obstante, que habría ya más en los ríos del Principado “si no los pescaran todos en alta mar. En el momento que se les acaba la temporada se nota mucho. Uno de cada dos salmones que se sacan ahora, en los primeros días, están todos marcados de las redes”.

Disfrutando en el río y muy relajado está Enrique Berrocal, presidente de “Las Mestas del Narcea”, asociación con sede en Pravia. “Es pronto para ponerse nervioso”, opina. “La expectativas son buenas, al menos en el Narcea, que lleva unos cuantos años de capturas regulares, en torno a 300 y 400 piezas”.

Lleva Berrocal toda la vida por el río, afición que le viene de familia. “Eso de que abril, incluso marzo, son meses de muchos salmones es ya historia. En los últimos 30, 40 años no es así. Yo no me pondré nervioso, por eso de que no pican, hasta mediados de mayo”. El presidente de “Las Mestas” echa vista a las estadísticas: “En el año de la pandemia, en 2020, la veda no se levantó hasta mayo, el día 18. Y esa campaña se contabilizaron 450 salmones en el Narcea. Así que hay tiempo de sobra y yo invito estos días a disfrutar pescando, a mosca, a cucharilla, a lo que sea, pero aprovechar el tiempo en el río”.

Al otro lado de Asturias, en el Sella, más tranquilidad. “No valoraría mucho en este momento, porque no sabemos balance hasta final de año. Y realmente desconocemos si alguien los freno en alta mar o si simplemente los cambios climáticos influyen en las fechas respecto ciclo del salmón”, advierte Kiko Vega, de Cangas de Onís.

Es este pescador un convencido de que “bajo ningún concepto es problema del río o pesca en el río. No me gusta escuchar a los destructores que no saben cómo es una piedra. Insto a la paciencia y a que estudien realmente que camino hacen esos xirones desde que salen de Ribadesella al mar hasta que vuelven a remontar. Ver y saber dónde se perdieron, desde luego en los ríos no. Bajar, bajan miles, miles de xirones todos los años al mar”.

El debate en torno a la evolución de las capturas es inevitable de unos años para acá entre los ribereños asturianos y objeto de desvelos de la administración regional, competente en la materia. La tendencia del Principado a aplicar cada vez una normativa más restrictiva para practicar la pesca salmonera –reducir periodos de pesca hábil, limitar cupos, prohibir ciertas artes– no cae muy bien entre una parte de los ribereños, que opinan que el problema del salmón está en alta mar y no en las cañas que pueblan el Sella, el Narcea, el Eo y el resto de ríos durante poco más de tres de meses al año. Con todo, ahí están las cifras: en 2021 el total de salmones fue de 525 (la mayoría de las capturas se concentraron en la recta final), cuando una década antes se llegó a duplicar la cifra, aunque más atrás, en 2010, esta fue muy exigua: solo 210 en total.

En general, los aficionados saben que algo hay que hacer y las medidas, más restrictivas, quizás estén a la vuelta de la esquina. Una de las ideas es que el Principado siga el modelo de la vecina Galicia, que pone cupos por río cada temporada: cuando se ha alcanzado el límite, se acaba la pesca con muerte.

Manuel García, ribereño del Oriente, apunta también motivos meteorológicos para que los salmones no piquen: “Abril es un mes flojo, no de este año, ya hace varios... Pero además, con agua de nieve se pone más difícil. A lo mejor hay menos que otros años pero a las alturas de temporada que estamos todavía no es significativo”. García teme que los flojos resultados de abril sirvan para dar aire a los detractores de la pesca con muerte: “Ven un filón ahora para presionar a la administración para que restrinja más los cupos. No hay que darles eco porque es lo que quieren y aprovechan cualquier cosa para decir barbaridades, como que está el salmón en peligro de extinción”.

De similar opinión sobre la escasez de salmones en esta segunda quincena del mes de abril es Pablo Vázquez Gutiérrez, vecino de Nava y asiduo desde hace años a la cuenca del Sella: “Ahora los salmones entran más tarde. Es mi opinión”.

Como bien señalan los consultados: paciencia y a esperar acontecimientos.

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