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Una celebración que concitó en el Oriente a centenares de personas

Los toros regresan a Asturias en Benia con 1.800 aficionados y una protesta contra un evento "cruel"

La lidia atrajo a taurinos de diferentes puntos, muchos de ellos llegados de Gijón y reivindicando "libertad" tras la suspensión de la feria de Begoña | Un centenar de personas se manifiestan contra la corrida: "No es cuestión de números, sino de humanidad"

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En imágenes: Benia de Onís acoge la primera corrida de toros en Asturias tras el cierre de El Bibio Ramón Díaz

"Crimen" o "arte", "crueldad" o "tradición". El eterno debate sobre la tauromaquia se reprodujo ayer en Benia de Onís, donde se celebró una corrida de toros en una plaza portátil. A un lado, las 1.800 personas que, según la organización, asistieron al evento. Al otro, casi un centenar de manifestantes antitaurinos ("no es cuestión de números, sino de razón y de humanidad", clamaba una joven presente en la protesta). En medio, controlando la situación, la Guardia Civil. El enfrentamiento solo fue verbal, aunque incluyó palabras gruesas y alguna amenaza.

Entre los asistentes a lo que unos llamaban "festejo" y otros "carnicería", figuró Javier Remis, director del Museo de Covadonga, nieto del único torero conocido nacido en Onís, Ramón Remis Amieva, que fue novillero en Santander, aunque pronto se hizo carpintero "porque apreció más la vida". Javier Remis indicó que el toreo es "un arte", aunque manifestó su "respeto" por todas las opiniones.

Varios de los manifestantes antitaurinos, ayer, en Benia. | Ramón Díaz

Entre los antitaurinos, Francisco García Fernández y Carmen García Arias, de Liberación Animal de Asturias. Denunciaron hace varias semanas ante la Fiscalía, el Principado y el Ayuntamiento que la plaza se había montado sin licencia. "Ni nos contestaron. Tampoco hubo estudio de seguridad", indicó Francisco García, que criticó la "crueldad" de matar a seis toros, un claro ejemplo de "maltrato animal", en su opinión. Se corearon lemas como "Maltrato animal al Código Penal". El único incidente ocurrió cuand o un joven, al pasar junto a los antitaurinos, les espetó: "Oléis mal". La inmediata intervención de dos guardias civiles evitó que la cosa fuera a mayores.

Uno de los impulsores de la corrida fue Benedicto Rojo, "Titón", quien reconoció que fue una "represalia" por la suspensión el año pasado de una novillada en Mestas de Con (Cangas de Onís). "Denegaron el permiso alegando que la plaza se montaba en una zona inundable. Solo saben prohibir", criticó. "El día que se suspendió la novillada de Mestas juré que si tenía salud, este año habría toros en Benia. Y aunque ayer (por el viernes) aún temía que algún político la suspendiera por cualquier pendejada, se consiguió", añadió.

El presidente del festejo, Víctor Manuel Lázaro, criticó la suspensión de los toros en Gijón "por el capricho de una persona intolerante", en referencia a la alcaldesa, Ana González. Aseguró que un grupo de aficionados está intentando organizar una corrida en esa localidad en octubre, también en una plaza portátil. Era la primera vez que presidía una corrida. "Me lo pidió el alcalde de Onís (José Manuel Abeledo) y no me pude negar", explicó.

Antonio Bueres del Río, de Los Carriles (Llanes), acudió a la cita porque le gusta el toreo "desde siempre". Le hizo ilusión porque la última vez que presenció en directo una corrida fue en 1974, en Bilbao.

Alberto Valle, exregidor de pastos de la Montaña de Covadonga y exsecretario de Medio Rural de la Federación Socialista Asturiana, no es aficionado pero acudió a Benia para ver en directo una corrida por primera vez, ya que no pudo ser el año pasado en Mestas: "Tenía entrada". Pero dejó claro que defiende "la libertad de expresión". El actual regidor, José Antonio García, subrayó que su presencia en Benia tenía un claro objetivo: "Llevar la contraria a todo el mundo".

Iván Espinosa de los Monteros, Rocío Monasterio e Ignacio Blanco, en Benia. | Ramón Díaz

El presidente de Vox Asturias, Ignacio Blanco, acudió a Onís para ejercer "la libertad de disfrutar de un acontecimiento transgresor y contracultural". Calificó a los antitaurinos de "ecologistas de salón" y aseguró que "atacan al campo".

También asistieron Rocío Monasterio e Iván Espinosa de los Monteros, ovacionados por buena parte de los presentes. Él criticó a la alcaldesa de Gijón por impedir el toreo, una actividad que a su juicio "interesa a los asturianos y a los españoles". Sobre los manifestantes dijo: "Este es un país libre y pueden opinar lo que quieran". Junto a los tres anteriores estuvo el conferenciante y crítico taurino Fernando Guerra, presidente de Activistas Taurófilos Asturianos (ASTAS). Dice que se siente taurino: "Nunca deja uno de serlo".

Otro que criticó a la alcaldesa de Gijón por el cierre de la plaza de El Bibio fue Maximino Moro García, quien exhibió una bandera de España con varios mensajes escritos. "Gijón siempre acogió a todo el mundo, y ahora, por una ‘alcaldesona’ que es una paracaidista, porque vino de Oviedo, parece que no somos españoles", clamó.

El mexicano Isaac Fonseca, de 24 años, fue el único torero presente ayer en Benia (hubo también un novillero y un rejoneador). Estaba "muy ilusionado" porque tomó la alternativa hace solo diez días, en Dax (Francia), con José María Manzanares como padrino, Andrés Roca Rey de testigo y toros de la ganadería de Núñez del Cuvillo.

Maximino Moro. | Ramón Díaz

Entre los taurinos y los antitaurinos, algunos "neutrales", como una joven vecina de Onís, que se definió como "vegana" y que abandonó la plaza a los pocos minutos de iniciado el evento: "No me gusta ver sufrir al toro. Me muero de la pena y se me saltan las lágrimas". Reconoció, no obstante, que del toreo viven "muchas familias", que el festejo de ayer llevó "mucho dinero a Onís", y que "hay maltrato animal por todas partes; detrás de casi todo lo que se come, por ejemplo".

Ya iniciada la corrida hubo otro enfrentamiento verbal. Un grupo de mujeres que abandonaba la protesta antitaurina llamó "asesinos" y "sinvergüenzas" a los asistentes. "¡Cómo os gusta la sangre!", gritó una de ellas. A lo que un asistente a la corrida replicó desde lo más alto de la plaza: "Iros a fregar". No hubo contrarréplica.

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