La construcción del tercer carril entre Lugones (Siero) y Matalablima (Oviedo), en ejecución actualmente, no es la primera ampliación efectuada en la "Y". Hace poco más de 30 años ya se construyó otro tercer carril, entre Serín (Gijón) y el alto de Robledo (Llanera). Algunos de los usuarios más veteranos de la autovía aseguran que aquellos trabajos duraron "muchísimo menos" que los actuales. Recuerdan bien: la obra duró 13 meses, del 12 de marzo de 1990 al 15 de abril de 1991, mientras que la actual se prolongará durante 47 meses: comenzó en noviembre de 2019 y la adjudicataria tiene hasta octubre de 2023 para rendir cuentas al Ministerio de Transportes, impulsor del proyecto.
El tercer carril entre Serín y el alto de Robledo suma 5.650 metros y se habilitó únicamente en dirección a Oviedo. Aunque el plazo de ejecución inicial fue de nueve meses, la obra se retrasó debido al temporal de nieve registrado en diciembre de 1990, a las fuertes heladas registradas aquel invierno y al demorarse la llegada de la maquinaria especial utilizada para extender la capa de hormigón continuo en el tercer carril, idéntico al del resto de la autovía (entonces autopista). Costó 290,3 millones de pesetas (3,7 millones de euros)
Hay sensibles diferencias entre las dos obras: la de los años noventa, además de realizarse en un único sentido de la marcha, no afectaba a ningún enlace, mientras que la actual incluye la remodelación de los de Paredes (con la AS-17) y Matalablima (con la A-64).
La mayor complicación en la obra ejecutada hace tres decenios fue dotar de tres carriles al viaducto de Serín, lo que obligó a recortar en anchura los dos existentes entonces, así como el arcén, y a realizar cortes puntuales, lo que originó importantes atascos durante unos días. La polémica llegó al comprobarse una vez concluida la obra que el arcén incumplía la normativa de Carreteras: medía un metro, cuando el mínimo aconsejado para ese tipo de vías era de 2,5 metros.
La actual construcción del tercer carril entre Lugones y Matalablima, por su lado, se anunció por primera vez en 2005, aunque en aquel momento estaba ideado solo para servicio público: autobuses y taxis, en sintonía con lo que demandó durante años el Gobierno del Principado (hasta 2020) y que finalmente rechazó el Gobierno central. El Ministerio adjudicó el estudio informativo del proyecto en 2007, pero las obras no comenzaron hasta catorce años después, en noviembre de 2019, aunque solo se observó movimiento de tierras a partir de junio de 2020.
La obra afecta a un tramo de 4,39 kilómetros de longitud, aunque en este caso se construye en los dos sentidos de la marcha. Se presupuestó inicialmente en 22,25 millones y con 38 meses de plazo, pero varios modificados han elevado el gasto hasta 24,8 millones y el plazo hasta los 47 meses.
