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Asturias da el salto hípico

Las cinco ganaderías de la región compiten con Europa en la cría de caballos deportivos, se sitúan en un buen nivel español y arrastran una afición creciente

Jesús Kocina, en sus instalaciones de Hípica Porceyo, junto a Helena Linares, a lomos de «Cabriole Tame». | Marcos León

Asturias tiene cinco ganaderías hípicas. Para unas es un negocio; para otras, no tanto, y para todas, el amor que se presta a las aficiones. Hay pocos aficionados porque el hípico es caro, pero su número crece desde el final de las restricciones de la pandemia con la mayor demanda de actividades al aire libre. Los caballos criados en Asturias están bien valorados y la región es una de las más fuertes a nivel nacional. Cada ganadería tiene su historia y su peculiaridad en la forma de criar estos caballos deportivos destinados al salto. Hípica Porceyo está en Gijón; Molino de Quintos, en Oviedo; Yeguada Maeza es la gran instalación de Sariego, y el concejo de Gozón tiene dos ganaderos: Agroartime y Casa’ l Capellán.

Kocina cría en Porceyo el futuro caballo de deporte español

En el Chas hay cuatrocientos niños aprendiendo a montar 

Sandra F. Lombardía

Hípica Porceyo nació a finales de la década de los años noventa en la parroquia gijonesa del mismo nombre. El médico y empresario Jesús Kocina aprovechó el antiguo caserío de su padre, que tenía una ganadería bovina, para iniciar un negocio en el que llevaba años pensando.

"Cuando me quedé con la ganadería sabía que le quería dar un giro y siempre me habían interesado los caballos, pero empecé con muy poca inversión".

Empezó a criar en 1999 con tres yeguas, todas de Luis Álvarez Cervera, y con Miguel Álvarez-Buylla como jinete, que ahora trabaja en Finca Maeza.

¿La cría de caballos es rentable?

Kocina se echa a reír. "Económicamente, nadie puede decir que esto en Asturias sea un negocio. A los que nos lo tomamos un poco más en serio nos gustaría que pudiese serlo, y nuestra idea es lograrlo en algún momento, pero ahora mismo no lo es".

Explica el empresario que los criaderos del centro de Europa, donde la demanda de caballos es también mucho mayor, complican mucho que la región se haga un hueco en el sector. Pese a ello, Kocina lanza una valoración positiva, teniendo en cuenta las circunstancias.

"Que en una región como Asturias haya cinco criaderos con este nivel es poco común. En el país los caballos criados aquí están muy bien valorados y solo en entornos como el Chas (el Club Hípico Asturiano, en Gijón) hay ahora mismo 400 niños aprendiendo a montar. Pero estamos en esto más por placer que por dinero". Por volumen de población, el empresario considera que las cinco ganaderías asturianas hacen de la región "una de las más fuertes" a nivel nacional.

En Porceyo, como en las otras cuatro grandes ganaderías asturianas, se prioriza la cría del caballo de deporte español (CDE), sobre todo, en la modalidad de salto. Es una raza incipiente, que se pretende que sirva para reforzar el sector y diferenciarse en el mercado.

Hasta ahora, las condiciones físicas de un caballo de deporte español varían muy poco respecto a un caballo de deporte alemán, francés u holandés. "La condición para llamarlos de una manera u otra es que nazcan en el país que le da el nombre, como con los humanos. Por ahora, la mayoría son embriones de padres y madres de fuera del país, así que las diferencias con los que se crían en otros países es mínima. A nivel visual, ninguna. La idea es ir afinando la raza española en las siguientes generaciones, cuando nazcan hijos de caballos de deporte español criados aquí", concreta el médico.

Más allá de esta apuesta en firme por la raza nacional, el otro gran cambio del sector en los últimos años ha sido el modelo de cría. Queda muy lejos la época de cría por monta y, ahora, empieza a desaparecer también la reproducción asistida. "Se llevó mucho pagar por una inseminación de un buen caballo para tener una cría potente y que tú podías comercializar diciendo que era hijo de ese caballo tan potente. Hasta ahora, los que tuviesen acceso a ese semen o los que tuviesen un buen semental hacían negocio con eso".

Desde hace unos años el modelo que se ha impuesto es la compra de embriones, llevando al sector al mundo de caballos "a la carta".

"Antes no elegías el padre ni la madre, después elegías al padre y, ahora, eliges al padre y a la madre y trasladas al embrión a una yegua que tengas en propiedad. El mundo de los embriones es cada vez más seguro, pero cuesta mucho dinero. Hoy, los que acaban con las mejores crías son las ganaderías que han podido pagar por los mejores embriones", concreta Kocina, que explica que en Europa ya es habitual acceder a subastas de estos embriones, pero que la competencia de otros países complica la capacidad de inversión de los ganaderos asturianos. Quienes ponen en la venta esos embriones suelen ser ganaderos del centro europeo, con presencia muy minoritaria de España.

Pese a los obstáculos, en Asturias hay buenos caballos y buenos jinetes. En Hípica Porceyo, la mayoría de usuarios son jinetes profesionales y empresarios del mundo de la hípica que prefieren usar unas instalaciones ajenas. Algunos demandan un servicio completo, con mozos contratados por Kocina, y otros se llevan a Porceyo a su propio personal.

Hay pocos aficionados, en parte, por su coste. "Mantener bien un caballo de competición puede costar unos mil euros al mes. Si es por simple pasatiempo, sale muy barato, pero para eso no necesitas contratar a un jinete ni tener a personal trabajando con tu animal a diario", razona Kocina.

En Porceyo los animales tienen varias pistas de entrenamiento, dos cuadras con duchas y lámparas de secado, una cinta de caminar –como las de un gimnasio, pero más anchas– personal de veterinaria y mozos de cuadra que acuden al recinto a diario. Comparten entorno con un par de emúes, un pony, varias ocas, decenas de cabras miniatura y varias zonas de gallinero, por mero capricho de Kocina, y viven en fincas separadas por su edad. "Es algo que diferencia a los criadores profesionales, un caballo profesional se cría mucho mejor si puede confraternizar con otros caballos de su edad y categoría", justifica Kocina.

Jaime Silvela, en su yeguada de Molino de Quintos (Oviedo) con dos de sus animales. | Luisma Murias

Potro rentable a partir de 12.000 euros

Molino de Quintos (Oviedo) tiene treinta ejemplares de raza europea que vende a partir de los 6 o 7 años ya domados para el salto 

Carmen Jaquete

"España no es un país involucrado en el mercado de caballos jóvenes. Envidiamos a nuestros vecinos europeos", declara Jaime Silvela, propietario de la yeguada Molino de Quintos, que se encuentra en el concejo de Oviedo. La empresa cría potros para deporte, concretamente orientado al salto de obstáculos desde 1994.

La finca tiene actualmente 30 ejemplares, todos de razas europeas. Suelen criar de media unos cuatro potros al año, "pero todo depende: algunas son yeguas ya viejas y les cuesta quedarse embarazadas". Se hace por inseminación artificial. "Miramos en la lista anual de mejores sementales del mundo. Solemos traer el semen de Holanda, Francia o Bélgica".

Los potros se venden a partir de los 6 o 7 años de edad, ya domados.

"Al principio el animal toma contacto con el material: se le coloca la montura, se trabaja con cuerdas, se le pone en contacto con el que será su jinete... así durante un mes. Después el jinete empieza a montarlo y poco a poco se le va domando".

A partir de que el caballo cumple los 3 años se puede empezar a ver cómo será su carácter.

"Un buen caballo para el salto de obstáculos debe ser fuerte y flexible, atlético y no muy pequeño. Tiene que ser caballo con sangre, es decir, un animal muy activo".

Uno de sus métodos para analizar a sus ejemplares es "soltar a los caballos en libertad en la finca a la que le ponemos saltos de obstáculo para que salten ellos solos y observamos su comportamiento y cómo ejecutan los saltos".

Entre sus crías destaca la yegua "Makuru", un ejemplar de 11 años que ha ganado varios premios junto con su jinete, Jaime Silvela Castellón, entre ellos "el gran premio en el Concurso Hípico Nacional de Luanco. También ganó varias pruebas en la Real Sociedad de Hípica de Madrid y el año pasado debutó en los Campeonatos de España".

Los clientes que compran en la yeguada suelen ser "jinetes amateurs y profesionales, sobre todo de otros países como Portugal, Francia, Suecia o México. Por desgracia en nuestro país las ventas son mucho menores".

El precio de un ejemplar parte de los 12.000 euros "para que sea rentable al criador. Aunque depende mucho, en alguna circunstancia el precio puede ser menor, y en ocasiones mucho más alto".

El futuro de este mercado es muy esperanzador para Silvela. "Pensaba que la pandemia iba afectar negativamente al mercado, pero es todo lo contrario. Tras la cuarentena la gente demanda más actividades al aire libre, debe ser por el tiempo que pasamos encerrados en casa. Todas las semanas nos preguntan por algún caballo".

Añade que en los clubes deportivos también se ha visto reflejado el aumento de demanda en esta actividad. "Formo parte de la Federación de Hípica del Principado de Asturias, y las licencias se han duplicado".

La pista de obstáculos de la Yeguada Maeza en Pedrosa (Sariego).

El gran complejo de Maeza hace a Sariego internacional 

La afición de una hija se convirtió en un negocio para Cruz Maestre y Thomas Bares, que emplean a treinta personas en una superficie de 300.000 metros cuadrados 

Lorena Landázuri

Lo que empezó siendo la afición de una hija acabó convirtiéndose en la forma de vida para Cruz Maestre y su marido, Thomas Bares. Ella, de madre asturiana y criada en Madrid; él, alemán, se lanzaron a la aventura de la doma y cría de caballos en 2018 con el concejo de Sariego como centro de operaciones.

"La idea era hacer una instalación pequeña y al final terminó siendo un proyecto más amplio". Y tanto. Unos 300.000 metros cuadrados de superficie, una pista cubierta, una pista exterior de 5.000 metros cuadrados, ambas con riego de flujo y reflujo, 40 boxes de deporte y otros de ganadería, destinados a las yeguas de cría y a los potros que van naciendo. Un imponente complejo que es el sueño de todo aficionado al mundo ecuestre.

El proyecto, a pesar de "las trabas que siempre pone la Administración y que ralentizan muchas veces la actividad", no ha dejado de dar alegrías.

"En los últimos años han nacido más ejemplares. El ultimo año nacieron ocho potros, y este, seis. Todos con origen de salto". Maestre narra su andadura con una serenidad pasmosa, como si vivir el mundo de los equinos desde dentro fuese un paso natural que cabía esperar. "La afición de la niña acabó siendo la nuestra hasta convertirse en un negocio".

La paciencia es una clave para ver crecer su iniciativa. "Como elaborar vino, es algo lento. Desde que plantas la vid hasta que obtienes el fruto y llegas a un caldo pasan años. Aquí pasa lo mismo es un proceso que lleva tiempo para conseguir caballos competitivos y buenos atletas", confiesa Maestre. Tras la espera llega el resultado final, que en este caso adoptó la forma de equipo de competición. "Contamos con el Equipo Maeza, formado por jinetes que compiten habitualmente: Jairo Junquera, Juan Rodríguez, que se incorporó el año pasado, PJ. Parajón, que se encarga de los caballos jóvenes, y Juan Alonso, que se ocupa del trabajo de los ejemplares en plano para hacerlos buenos deportistas".

Desde el punto de vista económico, la actividad da empleo a treinta personas en el concejo. "Elegimos Sariego por su carácter ganadero, porque está bien comunicado, el terreno tiene una superficie relativamente llana y porque fue la zona en la que pudimos adquirir una cantidad de hectáreas óptima para desarrollar nuestro trabajo".

Al calor del apoyo vecinal la idea ha ido creciendo cada vez más. "Tenemos unos vecinos fantásticos, que apoyan todos los eventos que se hacen en la finca Maeza y eso es un lujo, porque es en parte, nuestra casa". Esta relación estrecha entre el proyecto y el entorno resulta "fundamental" para progresar. Muestra de ello son los concursos internacionales que empezaron a organizar el año pasado.

"Desde 2021 celebramos un concurso internacional, este año nos lanzamos a realizarlo de tres estrellas y duró cuatro días. Es un evento en el que se vuelca todo el pueblo, vienen a visitar las instalaciones, participan como público en el espectáculo deportivo y están muy implicados", cuenta Maestre, quien aspira a hacer de la cita un reclamo para jinetes internacionales.

El objetivo está cada vez más cerca. Este año participaron 17 países, entre los que destacan Gran Bretaña, Países Bajos, Luxemburgo y Francia, y una importante representación de jinetes españoles.

Una buena forma de devolver todo lo que les ofrece la zona es colaborando, "siempre que se puede, con el Ayuntamiento. Este año, en junio se celebró un acto de la Fundación Princesa de Asturias con motivo de la reunión anual de los ‘pueblos ejemplares’, en el que estuvimos presentes, por lo que la colaboración es total por parte de Maeza".

A pesar de la buena relación, echan en falta una "Administración más ágil, porque a veces pecamos de burocracia".

Ni el ritmo protocolario de los despachos hace que la aventura se detenga, de hecho, el proyecto constituye un atractivo para jinetes de la talla de "la familia Whitaker, los Van Der Vleuten también han competido en el concurso, Eduardo Álvarez Aznar, el mejor jinete de salto de España, o un jinete adorado aquí, el avilesino Sergio Álvarez Moya", desvela Maestre con orgullo.

La instalación despierta tal interés que incluso veterinarios alemanes se han dejado caer para conocer en persona el trabajo que realizan en la finca.

El proyecto se consolida a pasos agigantados; no obstante, Maestre revela entre risas que el mayor logro en estos años ha sido "mantenernos y no cerrar. Criar caballos no es fácil y poco a poco vamos dándoles más calidad a nuestros ejemplares. No teníamos contacto con este mundo antes de que nuestra hija comenzara a montar y con el tiempo hemos ido dando con caballos que se desenvuelven mejor en la competición, además de impulsar un evento que habla en favor de Asturias, un escaparate para la competición".

Para ello, señala como imprescindible disponer de instalaciones cuidadas "que sirvan para identificar a la comunidad autónoma con esta actividad".

Con la calidad como hoja de ruta, Maestre enumera con orgullo algunas de las competiciones que ha albergado el complejo. "En 2018 nos estrenamos con un concurso territorial, una competición sencilla pero muy divertida, dedicada a los jinetes tanto de Asturias como de fuera que nos quisieran acompañar". Un acto dirigido también a los más pequeños, en el que no faltaron las carreras de sacos, las yincanas y un sorteo de regalos al coincidir con la época navideña. "También organizamos el primer concurso de jefes de pista que celebró la Federación Hípica Asturiana, para el que ofrecimos nuestras instalaciones, un evento de doma adaptada, hasta llegar en 2019 a celebrar nuestra primera competición nacional en agosto o el Campeonato de Asturias de salto en septiembre".

La pandemia, sin embargo, supuso en 2020 un punto y aparte en esta particular carrera de fondo, truncando lo que habría sido una aproximación a la competición internacional.

En 2021, con la vuelta paulatina a la normalidad, el proyecto continuó su camino de la mano de "un concurso internacional de saltos de dos estrellas durante dos fines de semana seguidos. Este año, decidimos cambiar el formato y subir la categoría a tres estrellas".

Tras este exhaustivo recorrido a lo largo de sus cuatro años de vida, la familia Bares tiene claro su siguiente reto, "para el año que viene tenemos previsto el concurso internacional de tres estrellas Maeza 2023 en julio". Todo con un ojo puesto en el calendario territorial, al que esperan incorporarse poco a poco y "con cautela para hacerlo muy bien".

Las dimensiones de esta andadura la convierten en una aventura ambiciosa no exenta de dificultad. A este respecto, Maestre apunta "el difícil momento económico en el que nos encontramos" y que estuvo marcado por la pandemia, a lo que se suma "un brote de rinoneumonitis que sufrimos en 2020 y que nos obligó a parar, ya que la cabaña equina estuvo inmovilizada durante un cierto periodo, sin olvidar que estamos un poco apartados del centro en el que se cuece todo lo relacionado con esta actividad, que es entre Alemania, Francia y Bélgica".

A este escenario se añade el hecho de ser una actividad algo desconocida, "por lo que no se cuenta con las ayudas necesarias que debería facilitar la Administración".

Ni el entorno económico, ni la falta de ayudas ha impedido que el proyecto haya evolucionado desde que abrió sus puertas; un caminador de agua salada, una cinta de caminar, infrarrojos, una unidad de fisioterapia con radiofrecuencia y ondas de choque son algunas de las novedades que el complejo ha ido incorporando a las ya cuidadas instalaciones. "Lo importante es mantener lo que ya tenemos, ya que partíamos de una base bastante moderna", asegura Maestre.

Para ayudar a que los equinos vivan en las mejores condiciones el equipo humano se presenta como "imprescindible, porque queremos que todos los caballos de cría vivan de la forma más natural posible, con controles de peso, veterinarios y eso conlleva tener personal que cubra todas las franjas horarias. Nos levantamos a las siete de la mañana y hasta las ocho de la tarde hay un grupo importante de personas ocupándose de todo".

Si hay una figura a destacar en el cuidado de los ejemplares es el mozo de cuadra, uno de los perfiles que se han encargado de reforzar en Maeza. "Es un pilar fundamental en nuestra actividad. Es quien está casi permanentemente con el caballo, atendiéndolo, conociéndolo, alimentándolo, haciendo toda la actividad al margen de la monta, que es lo que desarrolla el jinete".

Otro de los aspectos que merecen una atención especial es "la calidad de las pistas. Es algo primordial", insiste Maestre.

Elvira Riva y su marido, Santiago Núñez, con la yegua «Vendetta» en Casa’l Capellán (Gozón). | María Fuentes

Agroartime da campeones

José Alberto Fernández Artime: «Los caballos asturianos están a la altura de los suecos, alemanes e irlandeses»  

Illán García

José Alberto Fernández Artime es uno de los ganaderos de Agroartime, en Gozón, dedicada al caballo deportivo. Se remonta a los años setenta para hablar del auge de la hípica y la crianza de caballos en la región. Toma Las Mestas como un referente nacional en el sector, un importante dinamizador de la ganadería equina de competición.

"Asturias está al nivel de los grandes criadores de caballos como Alemania, Suecia e Irlanda, por citar tres" y asegura que el clima y los pastos asturianos dan un extra de calidad a los animales. "Contar con estos pastos reduce el coste total". Todo teniendo en cuenta que los equinos no solo se alimentan de hierba.

Criar a un caballo ganador capaz de saltar más alturas en menos tiempo no es sencillo. Influyen varias variables: "La genética es fundamental, pero también la preparación y el entrenamiento de los animales y velar por su formación desde el principio, desde que son potros".

La explotación tiene más de veinte cabezas de ganado equino y decenas de reses de vacuno.

Sobre los concursos hípicos, Fernández Artime denomina el Chas gijonés como "semillero" del que salieron jinetes de nivel como Leonardo Medal. "Fue un impulsor de la actividad equina en Asturias".

"Travel Maker" es uno de los campeones de Agroartime. Tiene 8 años y actualmente reside en Galicia, en el centro hípico Casas Novas, donde entrena y compite con su jinete Jesús Bamonde Bermúdez de Castro. Agroartime mantiene un acuerdo con ese jinete desde que los caballos cumplen 4 años. Compiten y ganan, como ocurrió recientemente en el Gran Premio de La Coruña.

"La ganadería equina tiene que estar más promocionada, es muy positivo para la región", destaca.

David Fernández, de Agroartime, con la yegua «Agr touch me». | María Fuentes

El clima y la llanura ayudan a criar en Gozón

Santiago Núñez, de Casa’l Capellán: «El entorno es favorable y hay competencia entre jinetes, pero entre amigos» 

I. García

Santiago Núñez, ganadero equino de la cuadra Casa’l Capellán, en Gozón, y director del concurso hípico de Luanco, defiende que la región "siempre ha sido un referente" para el caballo de deporte. De Gozón, en concreto, solo habla bondades para la crianza y vida de estos animales a los que mima y aprecia. "El clima benigno que tenemos aquí, estos valles... es todo muy positivo para la crianza del caballo".

Núñez ha criado no pocos caballos campeones en su ganadería, uno de ellos es "Vendetta de Capellán", que se hizo con el premio internacional de caballos jóvenes de Las Mestas y fue nombrado mejor caballo joven de todo el torneo.

Repasa el potencial de un sector que ayuda a dinamizar la economía. "Para el buen cuidado de un caballo se necesitan veterinarios, mozos, herradores..."

El criador gozoniego cuenta en su ganadería con algo más de una treintena de sementales, yeguas, potros y caballos de deporte como "Rocesvinto" y "Valentino", este último "de los mejores".

El potencial equino y su "buena" producción en Asturias, abunda el criador gozoniego, está relacionada con las "agradables temperaturas" y también con la afición de la región al caballo de deporte gracias a los concursos organizados desde hace más de medio siglo en el que "Las Mestas es fundamental". "Esa afición motivó a ganaderos, criadores, jinetes y montadores y todo porque estamos en un entorno muy favorable para la cría del caballo". Entre los jinetes asturianos "existe una competencia sana. Estamos entre amigos".

Gozón es un concejo bueno para la cría: "Es plano y el que más horas de sol tiene con su microclima próximo al mar, bien comunicado y con un concurso que ha marcado a generaciones de gozoniegos. Ese ecosistema favorable permite cuidar y criar a caballos de éxito en las competiciones de salto".

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