Me quedo en el pueblo

La madrileña que lo dejó todo para hacer pan sin gluten en Santo Adriano: "Tengo la sensación que siempre viví aquí"

Verónica López del Prado dejó Madrid para abrir en Santo Adriano su obrador de panadería artesanal

Verónica López del  Prado, con algunos de sus panes en su obrador en la Villa Tecnológica  El Sabil. | Ana Paz Paredes

Verónica López del Prado, con algunos de sus panes en su obrador en la Villa Tecnológica El Sabil. | Ana Paz Paredes / Ana Paz Paredes

Desde que, con 11 años, la madrileña Verónica López del Prado descubrió Asturias, siempre supo que más tarde o más temprano haría realidad su deseo de vivir y trabajar en la tierra en la que, desde el pasado mes de enero reside junto a su compañero, Nacho García. Concretamente residen en el pueblo de Villanueva, en Santo Adriano. "Tengo la sensación que siempre viví aquí, que me fui a trabajar a Madrid y que he vuelto con mis vecinos. Estamos encantados, la gente nos ayudó mucho desde el principio en todos los sentidos. No puedes decir que te gustan las berzas porque al día siguiente ya tienes en la puerta una bolsa con ellas", cuenta una mujer que se deshace en halagos hacia los habitantes de Villanueva.

Verónica con uno de los panes que hornea en Santo Adriano.

Verónica con uno de los panes que hornea en Santo Adriano. / Ana Paz Paredes

Verónica López estudió Filosofía y Letras y, tras hacer una Formación Profesional que la capacitó como técnico en gestión turística, se buscó un hueco laboral en el sector con diferentes operadores. Natural del pueblo madrileño de Morata de Tajuña, vivió siempre en Pinto junto con Nacho. Así que cada día se tenían que desplazar a trabajar a la capital en un trayecto que no bajaba de una hora.

A todo eso, se sumó que le gustaba hacer pan. De hecho, tras descubrir que su pareja era intolerante al gluten fue más consciente de la composición de los alimentos. "En casa era una odisea intentar hacer pan para evitar la contaminación cruzada", explica. "Ya llevaba unos 12 años antes de la pandemia aprendiendo y formándome de modo autodidacta con el tema. Primero hice cursos online y cuando ya nos permitieron movernos fui a academias de forma presencial para obtener mis certificados, lo que me permitió trabajar en obradores con compañeros", recuerda.

La panadera, en su obrador.

La panadera, en su obrador. / Ana Paz Paredes

Aún con las ganas que ambos tenían de darle un giro esencial a su vida, la cabriola no fue fácil: "Decisiones como esta no se toman de repente, no surgen de un día para otro; lo que teníamos claro es que queríamos estar en el medio natural. Desde hacía mucho tiempo el cuerpo, el corazón y la mente nos estaban pidiendo un cambio", relata.

Complicado fue encontrar vivienda y más un local en zona rural donde poner en marcha su obrador. Afortunadamente toparon con la eficacia de Cristina López, que dirige la Villa Tecnológica El Sabil, que respondió con rapidez a su demanda en busca de un lugar para trabajar, facilitándoles todo tipo de gestiones e información para hacerlo realidad. Y así, finalmente, tras 14 meses de papeleo nació en Santo Adriano el obrador sin gluten Verna, que es su nombre comercial. Los primeros panes vieron la luz en julio.

El trabajo on line, la distribución y darse a conocer, también corre de su cargo.

El trabajo on line, la distribución y darse a conocer, también corre de su cargo. / Ana Paz Paredes

Todos los productos que ofrecen son sin gluten y sin lactosa y no llevan azúcares añadidos. "Llevan más de un 80 por ciento de harinas integrales, todas ecológicas, y están sometidos a una fermentación de 22/23 horas como mínimo. Trabajo con harinas de maíz, trigo sarraceno (un pseudo cereal que no es de la familia del trigo), mijo, algarroba, sorgo o teff, además de castañas y nueces asturianas", dice. Y solo trabajan bajo pedido en su página web. "La venta es online y lo llevamos a casa. Para mí es importante elaborar solo lo que se va a consumir, no queremos tener desperdicios. Prefiero quedarme corta a tener que tirar hogazas. También vendo presencialmente en los mercados", expone.

Verónica, a punto de sacar una hornada de sus panes.

Verónica, a punto de sacar una hornada de sus panes. / Ana Paz Paredes

Hornea martes y miércoles con cantidades que oscilan entre 70 a 80 piezas, de unos 600 gramos. En caso de aumentar la demanda irá incrementado su número y días de trabajo. El resto del tiempo no se separa del ordenador pues, como destaca, "estoy empezando y somos un negocio online, así que busco todas las formas posibles de que la gente me conozca y conozca mi producto". Algunas de las elaboraciones con más demanda son su pan de arándanos y nueces, el de algarroba con avellanas, el de Teff, el pan con cúrcuma o el de trigo sarraceno. También tienen éxito sus Xanadrinas, que son unas pastas de algarroba, y las perrunas con almendras y anís, así como el bizcocho de limón. Este año, además, también oferta en Navidad una cesta con sus productos junto con otros locales, como hidromiel y mermelada.

Algunos de sus panes sin gluten, sin lactosa y sin ázucar, a punto de salir del horno.

Algunos de sus panes sin gluten, sin lactosa y sin ázucar, a punto de salir del horno. / Ana Paz Paredes

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