Entrevista | Manuel Díaz Fernández Biólogo e investigador predoctoral del CSIC, autor principal de un reciente estudio sobre los osos

"El área de distribución del oso creció el doble desde los años 90; llega a nuevos concejos como Grado y Oviedo"

"Hay que reforzar la vigilancia y el control en los nuevos territorios de la especie para evitar que sean un sumidero por su alta mortalidad"

Manuel Díaz, durante una salida de campo. | LNE

Manuel Díaz, durante una salida de campo. | LNE / M. G. Salas

Mónica G. Salas

Mónica G. Salas

El científico sierense Manuel Díaz Fernández es el autor principal del estudio del CSIC que revela que el oso pardo ocupa cada vez más territorio en la Cordillera Cantábrica. El área de distribución de la especie supera los 18.000 kilómetros cuadrados, más que Asturias y el País Vasco juntos, y gana presencia en concejos costeros. Díaz, natural de Lugones, estudió Biología en la Universidad de Oviedo y en la actualidad realiza su tesis doctoral en la Estación Biológica de Doñana, en Sevilla, bajo la dirección del también asturiano Javier Naves y el leonés Eloy Revilla.

–¿Qué nuevos concejos ha conquistado el oso en Asturias?

–En primer lugar, debemos tener claro que al hablar de la distribución influye mucho la escala o resolución espacial que utilicemos. En el caso de este trabajo incluimos la resolución administrativa (por concejos) como una de las resoluciones espaciales porque pensamos que podría tener interés de cara a la aplicación de medidas de conservación y gestión dentro del concejo en el que se detecte la presencia de la especie. Es importante añadir también que, por el tamaño de algunos concejos, la distribución del oso puede aumentar dentro de ellos sin que se llegue a colonizar otros de alrededor, solo depende de la escala a la que lo miremos. Dicho esto, sí que observamos un incremento de la distribución en Asturias principalmente en las áreas central y occidental. A los municipios que tradicionalmente han albergado osos, como Cangas del Narcea, Degaña, Somiedo, Belmonte, Teverga o Proaza, se suman nuevas zonas de presencia en el área central de la región como Grado o incluso algunas zonas del municipio de Oviedo. Por otro lado, también encontramos datos de presencia en concejos que ya próximos a la costa, como Valdés. También aparecen registros de presencia en zonas del noroccidente como Illano, Boal, Los Oscos, Vegadeo o incluso Castropol, ya como en el caso de Valdés zonas próximas al Cantábrico.

–¿Qué hace un oso en Valdés o Castropol? ¿Está de paso?

–En esta especie los machos jóvenes se dispersan en busca de nuevos territorios. Probablemente estos registros puntuales de presencia tan alejados del núcleo de la población se deban a este tipo de individuos que van en busca de territorios y hembras para reproducirse. Si las zonas por donde se dispersan se lo permiten, es decir, hay poco impacto o perturbación humana y ofrecen refugio y alimento pueden alcanzar lugares que en principio serían poco esperados según el imaginario que tenemos de la presencia de la especie.

–La especie llega hasta la capital.

–Llega hasta el concejo de Oviedo, que cuenta con hábitats que pueden albergar esta y otras especies. Por ejemplo, las estribaciones de la Sierra del Aramo. Lo correcto sería decir que la especie está más cerca de la capital que antes, pero realmente esto no debería suponer ninguna preocupación para las personas, ya que los osos cantábricos, además de su "timidez", suelen evitar las zonas con elevada actividad humana.

–Las osas con crías se dispersan poco. ¿Qué hay que hacer para aumentar su área de distribución?

–Sí, en el estudio hemos analizado por separado los datos totales de presencia de la especie y los datos de presencia de osas con crías. En esta especie, las hembras tienen un comportamiento filopátrico, que quiere decir que suelen dispersarse poco y quedarse cerca de los territorios de sus madres. Por su parte, los machos, sí que se dispersan bastante más. Hay estudios que sugieren que para las hembras reproductoras es más importante una buena calidad de hábitat desde el punto de vista natural (más cobertura forestal, alimento natural, etc). Estas zonas óptimas desde el punto de vista del hábitat están principalmente localizadas en el núcleo de la población de oso pardo cantábrico, es decir, las zonas que han sido ocupadas por los osos siempre, incluso en el momento más crítico, que sucede en los años 80 y 90. Probablemente, esta sea la base para conseguir aumentar las áreas de reproducción: tratar de mejorar el estado de conservación de algunos hábitats potenciales y también mejorar la conexión entre ellos, ya que podemos tener distintos parches de hábitat óptimo pero separados por zonas muy degradadas, lo que dificultaría el tránsito de individuos.

–Precisamente, los machos se expanden hacia áreas con baja presencia humana, donde la calidad del hábitat es peor. ¿Qué consecuencias puede traer esto?

-Según lo que hemos comprobado en nuestro trabajo, los osos están colonizando preferiblemente territorios que tienen bajo impacto humano. Esto es porque el índice que utilizamos para medir el impacto humano tiene variables relacionadas con la supervivencia (densidad humana, % áreas agrícolas, kms de carreteras). Como son principalmente los machos subadultos los que parece que se dispersan, estos se mueven en zonas con menor impacto ya que evitan perturbaciones humanas y además es más probable que sobrevivan. Probablemente, si hubiese territorios disponibles que además de bajo impacto humano, tuviesen unas condiciones de hábitat idóneas con buena cobertura forestal, disponibilidad de alimento y otras condiciones, los osos los colonizarían. El problema está en que ese tipo de territorios óptimos desde el punto de vista del impacto humano y de las condiciones naturales del hábitat parece que ya están ocupados en un porcentaje muy elevado. Por tanto, los osos van colonizando las mejores zonas dentro de lo que encuentran disponible.  

–¿Puede que los osos hoy tengan menos miedo a los humanos que hace décadas por el fin de la caza?

–Este es un asunto complejo. Probablemente en el pasado se cazasen los individuos que eran más valientes y y los individuos más esquivos lograsen evitar ser cazados. Esto sucede en otros grandes carnívoros, como los tigres. Por tanto, y de manera especulativa, yo pensaría que precisamente han desaparecido de la población los genes de los osos con menos miedo al humano, porque esos individuos fueron los más perseguidos. Otro tema es el del aprendizaje y el comportamiento. Es más probable que los osos actualmente hayan sufrido menos experiencias negativas con humanos que en el pasado, y, por tanto, algunos individuos hayan perdido el "miedo" a acercarse. Este es un tema importante a tratar para evitar que los osos se aproximen a los pueblos, ya que son situaciones que pueden generar conflictos y no son beneficiosas ni para los animales ni para los humanos.

–¿El abandono de los pueblos ayuda al oso?

–Lo que seguramente beneficia al oso es el abandono o el cambio en algunas de las actividades relacionadas con la vida en los pueblos. Evidentemente cualquier actividad humana va a interferir en el hábitat del oso. Sin embargo, creo que es compatible la vida rural y la conservación de la biodiversidad. Para ello deben de existir sinergias entre los distintos grupos implicados: administración, población, científicos, conservacionistas, etc; para hacer que sea compatible la vida en los pueblos con la conservación de la biodiversidad, y en este caso, del oso.

–¿Hasta 18.000 kilómetros cuadrados de área de distribución es un buen dato?

–Son 18.000 km2 y creo que, a priori, podemos decir que es un buen dato viniendo de dónde venimos. La distribución ha aumentado prácticamente al doble desde la década de los 90 y esto parece ir en consonancia con su abundancia: Hemos pasado de menos de 100 individuos a más de 300 osos censados genéticamente en la actualidad. Sin embargo, creo que no debemos bajar la guardia pues aún nos encontramos con una población en peligro de extinción y en la que queda mucho trabajo por hacer para permitir su presencia de manera estable en las nuevas áreas que va colonizando. Además, esta recuperación abre de nuevo algunos debates en la sociedad con respecto a los grandes carnívoros. Con el aumento de la población en número y distribución, también aumentan los daños a la propiedades (frutales, colmenas, etc), así como otro tipo de interacciones con humanos como puede ser el acercamiento de osos a los pueblos. Si no conseguimos abordar estos nuevos retos para la conservación de esta población de manera adecuada nos podemos encontrar con el surgimiento de conflictos en la sociedad con respecto a la conservación de esta especie y la posibilidad de frenar esta tendencia positiva que observamos en las dos últimas décadas.

–¿Urge actualizar los planes de gestión del oso?

–Sin duda. Es una prioridad. Actualmente solo cubren alrededor del 50% de la distribución. Es importante reforzar la vigilancia y el control en las nuevas áreas de distribución para evitar que se conviertan en sumideros para la población por una elevada mortalidad. Además, si queremos reforzar e incrementar los núcleos reproductores, sería importante mejorar el hábitat en determinadas zonas. Y, por último, es importante que la administración ponga esfuerzos en la prevención de daños para las explotaciones apícolas, agrícolas y ganaderas con el fin de evitar descontentos de la población y la habituación de los animales. Unido a esto, los pagos compensatorios deben ser ágiles y justos. Este tema de la prevención y la compensación de los daños es especialmente importante en esas nuevas zonas de expansión ya que la población está menos acostumbrada a convivir con la especie y es probable que los medios de las administraciones para temas referentes a la especie sean menores.

–¿Cuáles son las proyecciones de futuro de la especie?

–Según nuestras predicciones, aún hay áreas disponibles para la expansión de la especie, aunque quizás en Asturias se vean algo limitadas. En el occidente, prácticamente todos los territorios potenciales están ocupados. Sin embargo, parece que la población aún dispone de hábitat óptimo en el sureste de Galicia y el suroeste de León, llegando incluso a Zamora. Hemos visto que los datos de presencia del periodo 2013-2021 se salen incluso de las predicciones que realizamos, por lo que parece que el núcleo occidental tiene recorrido. Más limitado parece el crecimiento en el núcleo oriental.

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