Su villa natal brinda una calurosa despedida a Juan Velarde, que «era muy muy de Salas»
«Allí donde esté esto le tiene que hacer muchísima ilusión», agradece la viuda del economista en el funeral de sus paisanos
Juan Velarde Fuertes (Salas, 1927-Madrid, 2023) tenía en la mesilla de noche una estampita de la Virgen del Viso a la que se encomendaba todas las noches y que le literalmente acompañó a la tumba por expreso deseo de su familia, que quiso colocarle a la patrona de Salas dentro de la caja, a la altura del corazón. La imagen, contada ayer a las puertas de la Colegiata de Salas, después del funeral con el que su villa natal honró al insigne economista, ilustra el vínculo de Velarde con la tierra en la que nació hace 95 años y de la que nunca se separó del todo. «Allí donde esté esto le tiene que hacer una gran ilusión», confirma su viuda, Alicia Valiente, que acudió al oficio junto a dos de sus hijos, Paloma y Miguel. Porque él «era muy muy de Salas», resalta. De Salas y «de su Colegiata, de su virgencita del Viso» y de todos los lugares que visitaba cuando volvía a casa en un viaje recurrente y periódicamente repetido que nunca cortó el engarce con la cuna. «Todos los años sin falta venía a visitar la ermita, a ver la Colegiata y a pasear por aquí», corrobora su hija Paloma mientras su madre recuerda a Velarde «diciendo, cuando había algún problema, que ‘se lo pedimos a la Virgen del Viso...’».
La familia del economista, fallecido de forma repentina el pasado día 3 de febrero, viajó expresamente a recibir en Salas el calor de los paisanos y vecinos de Velarde en un oficio fúnebre que contó con una apreciable presencia de autoridades de la Universidad, la economía, la empresa y el poder político asturiano. Con el vicepresidente del Principado, Juan Cofiño, al frente de la representación institucional, coincidieron el rector de la Universidad de Oviedo, Ignacio Villaverde, y su antecesor en el cargo, Santiago García Granda, además del catedrático de Derecho Administrativo Leopoldo Tolivar, el de Literatura Jesús Menéndez Peláez o la profesora de Economía en la Universidad y exdiputada del PP Susana López Ares, entre otros. En el lado empresarial, Pablo Junceda, subdirector general del Banco Sabadell, o Jacobo Cosmen, presidente de Alsa, y en la zona más directamente vinculada con la política el portavoz parlamentario y secretario general de Foro, Adrián Pumares, o el exdiputado en la Junta y portavoz de campaña del PP, José Agustín Cuervas-Mons. También el alcalde actual de Salas, Sergio Hidalgo, su predecesor, José Manuel Menéndez, o entre muchos otros el exgerente de Cogersa Santiago Fernández.
A todos, y en particular a la Fundación Valdés-Salas como organizadora del acto, agradeció con sentimiento la viuda de Velarde «todo el interés», «todas las molestias» y las muestras de afecto. Joaquín Lorences, presidente de la institución, paisano y colega del fallecido como catedrático emérito de Economía en la Universidad de Oviedo, justifica la pertinencia del homenaje póstumo remarcando asimismo los lazos que el economista nunca quiso cortar con su tierra natal. En casa se lo debían, subraya, «porque aquí todo el mundo lo reconocía como salense y allí donde iba él presumía de serlo». También porque esto sirve para dejar bien sellado el recuerdo de una persona que «dejó una huella imborrable en la historia de España», o en los «momentos muy difíciles» de ella que le correspondieron en suerte. Fue siempre, retrata Lorences, «un abanderado de la libre economía, de la apertura de la economía española y del liberalismo», «un economista muy consciente del valor de la libre empresa» y «un maestro de muchas generaciones de economistas que siguen esparcidos por la mayoría de las universidades españolas». En todas las semblanzas personales se le ve «una generosidad, una capacidad de trabajo y una entrega a los demás muy infrecuente», pero Velarde destacó sobre todo, si hay que quedarse con algo, por ser «un universitario integral».
Por eso tiene sentido que fuera en la cuna del fundador de la Universidad de Oviedo, y en la Colegiata que tiene el escudo de la institución tallado en la madera de los bancos, donde Salas despidió ayer a Juan Velarde en un funeral que cantó la soprano Azucena Bedia con Guillermo Martínez al órgano. El párroco, Alejandro Sanzo Lombardero, glosó en la homilía a una persona «ilustre por su categoría profesional, pero también por su talla humana» y por la huella que dejó en su tierra. En la villa y el concejo, recordó el sacerdote, el vecino insigne era «uno más», pero uno que hablaba de «conceptos intelectuales» «para el pueblo, de una manera llana y humilde». «Lo mejor que podemos hacer», remató, «es agradecer a la vida, y sobre todo a Dios, haber podido tenerlo entre nosotros y que fuera un gran referente de este pueblo de Salas y su concejo».
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