El gobierno regional, preocupado por la multitudinaria protesta de sanitarios en Oviedo: "Seguiremos negociando y buscando acuerdos"

Pablo Álvarez

Pablo Álvarez

"Sin sindicatos, sin partidos políticos, sólo trabajadores". Bajo este grito de guerra, unos 4.000 profesionales de todas las áreas sanitarias de la región salieron ayer a las calles de Oviedo para protestar contra sus condiciones laborales con un éxito de convocatoria muy superior al esperado. Máxime tras una noche desapacible y en una mañana fría (seis o siete grados) y amenazante de lluvia que poco invitaba a salir de casa. Estas condiciones seguramente retrajeron a mayores y niños. O sea, hubo 4.000 manifestantes –dato facilitado por la Policía Nacional– y pudieron ser bastantes más. Esta situación ha preocupado al gobierno regional, desde donde aseguran que trabajarán para tratar de revertir esta situación: "Seguiremos negociando y buscando acuerdos"

Con escasa participación de médicos y amplia de enfermeras y auxiliares (TCAE), los sanitarios reclamaron la dimisión del presidente regional, Adrián Barbón; de su consejero de Salud, Pablo Fernández Muñiz; y de la gerente del Servicio de Salud del Principado (Sespa), Conchita Saavedra

Otro mensaje recurrente de los manifestantes venía reflejado en la segunda pancarta de la comitiva: «Por la defensa de una sanidad pública gratuita y universal». Los sanitarios reclamaron la complicidad de los ciudadanos: «Mejorar nuestras condiciones de trabajo también mejorará la calidad de la atención que os daremos cuando nos necesitéis, porque allí estaremos siempre a pie de cama. Queremos más recursos, más personal y una mejor gestión».

Lo más llamativo es que los convocantes –autodenominados «Plataforma de trabajadores del Sespa», o también «SOS Trabajadores Sespa»– lograran reunir a tan elevado número de personas sin el apoyo explícito de siglas sindicales ni políticas. En especial, tras el acuerdo alcanzado hace cuatro semanas por el Sespa con la práctica totalidad de los sindicatos acerca de la reordenación del modelo de atención a las urgencias en la red de centros de salud.

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El volumen de la protesta de ayer ha provocado preocupación en los despachos sanitarios. Nadie se esperaba una protesta de estas dimensiones, si bien es cierto que los promotores ya habían cosechado una notable participación en tres concentraciones celebradas en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) y una en el Centro Niemeyer (Avilés), esta última con motivo de la presencia de los Reyes de España.

Lo que se sabe de la citada plataforma es lo que ella dice de sí misma: que representa a «todo el personal, sanitario y no sanitario, quemado por la pésima gestión del Sespa». En teoría, los sindicatos también deberían sentirse preocupados por lo sucedido ayer: «Los sindicatos no nos representan», corearon los sanitarios. Y también: «Los sindicatos nos han vendido». Y todo esto ocurre casi en vísperas de las elecciones sindicales del sector sanitario, programadas para el próximo 20 de abril.

Poco después de que concluyera la movilización, LA NUEVA ESPAÑA solicitó una valoración del Gobierno autonómico: «Sabemos que hay malestar y preocupación en la sanidad pública asturiana; la pandemia supuso un esfuerzo ingente de los profesionales y una tremenda tensión para el conjunto del sistema», señalaron fuentes del Ejecutivo. 

Y agregaron las mismas fuentes: «A lo largo de esta legislatura estamos haciendo un esfuerzo muy importante para mejorar, para aumentar el número de profesionales y estabilizar sus condiciones laborales, para mejorar las infraestructuras sanitarias y contar con nuevos equipos y materiales; pero también para impulsar un plan de choque que reduzca las listas de espera. No es casual que Asturias sea una de las comunidades con mayor inversión en sanidad por habitante de todo el país. La sanidad siempre ha sido una prioridad para este Gobierno». Según el Gobierno de Barbón, «continuaremos negociando y buscando acuerdos, como hemos hecho toda la legislatura».

Los lemas de la marcha fueron variados: «Estas son las manos que te cuidan»; «Conciliación no es explotación»; «Contratos de un día, para tu tía»; «No queremos premios, queremos derechos»; «Barbón, escucha, la sanidad en lucha»... Y en las pancartas, mensajes como «El Sespa no quiere sanitarios, quiere esclavos» o «Nuestros hijos, los gran olvidados del Sespa». No faltaron expresiones de rechazo a la llegada a Asturias del grupo sanitario privado Quirón, que construirá un hospital en Gijón.

En los ambientes sanitarios se da por sentado que la Plataforma de trabajadores del Sespa disfruta del apoyo de la Corriente Sindical de Izquierda (CSI). Muy del estilo de esta formación, y también de algunos sectores de Podemos, es el texto de la pancarta que abría el desfile: «Asturies na llucha por una sanidá publica de calidá. Non deixemos que morra».

Este periódico preguntó ayer directamente a los dirigentes sanitarios de CSI por su posicionamiento. La respuesta fue la siguiente: «La manifestación es convocada por la plataforma SOS Trabajadores Sespa, que recoge el malestar acumulado durante estos años. En la CSI somos trabajadores de la sanidad y a diario sufrimos el recorte de derechos y la falta de diálogo de los gestores. Somos un sindicato de clase combativo. Todo eso hace que siempre estemos del lado de la defensa de la clase trabajadora y la sanidad pública».

Bastante explícito es el apoyo de Sicepa-Usipa, único sindicato sanitario con presencia en la mesa de negociación autonómica que rechazó el citado acuerdo sobre las urgencias extrahospitalarias. «El Consejero no puede seguir haciendo oídos sordos a esta situación o cerrando los ojos a la realidad que se vive en las calles. Se lo venimos advirtiendo ya hace tiempo: escuche, atienda y defienda a la sanidad pública asturiana. Así lo están reclamando la ciudadanía y el personal del Sespa», aseveró Graciela Martínez, responsable sanitaria de Usipa.

Fue abundante la representación de Podemos, con Covadonga Tomé, Andrés Fernández Vilanova (ambos médicos) y el diputado autonómico Daniel Ripa, todos ellos encuadrados en el sector crítico del partido morado. 

«Estas 4.000 personas son los bulos del consejero de Salud. Ya basta de negar la realidad y de decir que Asturias tiene la mejor sanidad pública de todas las comunidades autónomas. Además de que no es cierto, de que es un eslogan que se han inventado en la Consejería para justificar lo injustificable, no se trata de compararse con otros, sino con nosotros mismos, y de recuperar lo que alguna vez fue una sanidad pública potente y capaz de atender las necesidades de la ciudadanía», enfatizó Covadonga Tomé, cabeza de lista de Podemos a las próximas elecciones autonómicas. 

Del Partido Popular estaba su portavoz sanitaria, Beatriz Polledo: «Esta es la realidad de la sanidad asturiana. El personal está realmente castigado y saturado. Son problemas que no son bulos, como los llama el consejero de Salud. El deterioro de la sanidad es un clamor entre profesionales y usuarios. Aquí está la respuesta a la ‘barbonada’ de que la sanidad asturiana tiene unas condiciones atractivas para atraer a sanitarios, cuando resulta que son de las peores condiciones de España».

Uno de los médicos que acudió a la marcha fue José María Navia-Osorio, el que fuera consejero de Sanidad durante los meses de gobierno de Foro Asturias, en 2011 y 2012.

Al grito de «Aquí está la sanidad asturiana», la marcha partió a las 11.36 horas de la estación de Renfe. Agarrando la pancarta de cabeza iban Eduardo Fernández, enfermero del centro de salud de Tapia de Casariego, quien lamentaba «todas las dificultades que tenemos en el Sespa para acceder a nuestros derechos laborales». Y puntualizaba: «La sanidad pública está muy denostada y al Sespa solo se le ocurre meternos guardias de fin de semana, cuando llevábamos quince años sin hacerlas y se había creado un servicio específico de medicina y enfermería para hacer este trabajo. Esto lo firmaron cinco de los seis sindicatos sin consultarnos nada. Nos han vendido. No está de acuerdo nadie».

A su lado iba Noelia Moreno, enfermera del Hospital San Agustín (Avilés): «Reivindicamos, sobre todo, mejoras en la calidad asistencial, de la que tanto se presume, cuando en realidad se está sobreexplotando a los trabajadores con poco personal, haciendo que muchos de nosotros tengamos que coger bajas por agotamiento».

También portaba la pancarta Blanca Cacheiro, enfermera del área sanitaria de Gijón: «Pedimos que se gestionen bien los recursos. Hay recursos suficientes, pero mal gestionados. Hay falta de enfermeras, de auxiliares y de todas las categorías, desde lavandería hasta médicos».

La comitiva atravesó toda la calle Uría, hasta Fruela, se introdujo por Jesús, transcurrió por Peso, plaza de Riego, calle Ramón y Cajal, plaza Porlier, Mendizábal y Argüelles, y concluyó su recorrido en la plaza del Carbayón.

Allí, ante la sede del Sespa, Arantxa García López, enfermera del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), dio lectura a un manifiesto, que incluyó este mensaje: «¿Es esto entonces una sanidad de calidad? Estamos aquí para decir que ¡no! ¡Todas las categorías juntas!». 

En total, hora y media de protesta que deja en el aire muchos interrogantes acerca del estado real de los ánimos entre los aproximadamente 19.000 trabajadores que configuran la plantilla de la sanidad pública asturiana.

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