"Es devastadora", lamentan los discípulos de López-Otín sobre su precoz jubilación

Investigadores de la región califican de "pérdida irreparable" la retirada a los 65 años del bioquímico: "Tenía aún un recorrido brutal por delante"

Carlos López-Otín, en una imagen de archivo en su despacho de la Universidad de Oviedo.

Carlos López-Otín, en una imagen de archivo en su despacho de la Universidad de Oviedo. / Luisma Murias

Mónica G. Salas

Mónica G. Salas

Aunque podría ser esperada, la jubilación de Carlos López-Otín es "devastadora" para su grupo de investigación. El catedrático de Bioquímica y Biología Molecular dejará, al menos oficialmente, la Universidad de Oviedo el próximo 15 de diciembre al cumplir los 65 años de edad. Demasiado pronto, dicen sus colegas, para un científico de su talla, que todavía tenía "un recorrido brutal" por delante. Su retirada podría haberse retrasado siete años: hasta los 70 como profesor y hasta los 72 como emérito. "La pérdida es irraparable", lamentan los investigadores de la región. Sin duda, la campaña de acoso que denunció en 2021 y la posterior investigación que llevó a cabo la Universidad de Oviedo, con escasos resultados, aceleró su decisión de colgar la bata.

Otín lleva desde finales del año pasado en París, en el Laboratorio de Kroemer de la Universidad de La Soborna, donde realiza una estancia de investigación. Allí se refugió y allí intenta recomponerse del daño sufrido. Como confesó en su libro "La vida en cuatro letras", el descubridor de más de 60 genes codificantes relacionados con el cáncer tuvo que sobreponerse a una profunda depresión, en la que cayó tras los episodios de acoso vividos. Para tratar de reparar su figura, la Universidad de Oviedo le concedió este año su máximo reconocimiento, la Medalla de Oro, y el Principado le entregó el pasado septiembre el título de Hijo Adoptivo de Asturias.

A pesar de su jubilación, sus discípulos y demás investigadores confían en que Carlos López-Otín siga contribuyendo de una forma u otra a la ciencia asturiana: "Seguirá pensando y aportando muchísimo". El Rector, Ignacio Villaverde, fue más allá ayer y se mostró esperanzado en que el catedrático mantenga su actividad docente y científica en Asturias. El máximo responsable académico espera que su departamento, el de Bioquímica y Biología Molecular, le proponga como profesor emérito, condición que podría alargar dos años más su vinculación con la Universidad. "Aunque siempre hay más candidatos que plazas, Otín, por su talla, se saldrá de los baremos", dijo.

No obstante, Villaverde declaró que "el tiempo corre para todos, es inevitable y a Carlos le llegó la edad en la que administrativamente tiene que jubilarse". En cualquier caso, subrayó, "deja una gran escuela y tiene herederos muy importantes". Más de cien discípulos se encuentran hoy repartidos por España y por el mundo. "Si se propone, este equipo rectoral se implicaría, como no puede ser de otra forma, en la celebración de un homenaje a Carlos López-Otín. Los homenajes a los profesores que se jubilan suelen realizarse a instancias de los departamentos a los que pertenecen, son sus compañeros de quien parte la iniciativa", comentó.

Aunque la Universidad de Zaragoza, de donde es doctor honoris causa desde 2015, ya se está moviendo para brindarle un homenaje, su equipo de investigación en Oviedo cree que el mejor tributo que puede hacerle es "seguir luchando por hacer la mejor ciencia posible y mantener vivo el grupo que creamos con él". Así lo expresó el catedrático José María Pérez Freije, primer discípulo de Otín. "Aunque la jubilación de Carlos no es ninguna sorpresa, para nosotros es devastadora", admitió. A nivel personal, afirmó, "de Carlos aprendí prácticamente todo lo que sé de ciencia. Durante todos estos años, nos hemos apoyado mutuamente y hemos abordado conjuntamente múltiples problemas científicos y alguno extracientífico. El esfuerzo y el talento de Carlos pusieron a la Universidad de Oviedo en la primera línea de la investigación en biología molecular y crearon un caldo de cultivo idóneo para que otros investigadores desarrollasen aquí su trabajo".

Otro de sus primeros discípulos es el catedrático Xosé Antón Suárez Puentecuyo testimonio completo se puede ver aquí–. Su relación se remonta a 1990. "A lo largo de estos más de 30 años, López-Otín no solo ha demostrado ser un investigador excepcional a todos los niveles, sino que ha realizado contribuciones seminales en los mecanismos moleculares del envejecimiento y cáncer, cuyo impacto, tanto en el número y calidad de las publicaciones como en la trascendencia que han tenido sus estudios en otros países, es incuestionable", indicó. Su investigación "ha puesto a la Universidad de Oviedo y a Asturias en el mapa de la ciencia internacional, siempre presumiendo con orgullo de su tierra adoptiva".

"El mejor homenaje que podemos hacerle es mantener vivo su grupo", dicen sus alumnos

Pero no todo fue investigar, Otín también dedicó mucho tiempo a formar a investigadores. Esto "no solo le permitió establecer uno de los principales grupos de investigación de nuestra comunidad, sino que se convirtió en un referente a nivel nacional e internacional, siendo un centro de atracción de talento". El científico oscense también está detrás de la creación en el año 2000 del Instituto Universitario de Oncología del Principado de Asturias (IUOPA), junto a Agustín Hidalgo y Carlos Suárez Nieto. Un instituto que "no solo se fundó para el estudio del cáncer desde un punto de vista básico y molecular, sino también para tratar de trasladar a los pacientes los avances derivados de los resultados y unir a los profesionales clínicos a los grupos de investigación" y que hoy integran más de 200 científicos "con una producción científica que ha superado todas las expectativas". Unido a ello, manifestó Suárez Puente, está "su labor social y humana": "Con la puerta siempre abierta, por su despacho han pasado centenares de personas. Desde estudiantes en busca de consejo para su futuro, pacientes con distintos tipos de patologías que debido a su rareza no aparecían en los libros, y personas de todo tipo".

Otro discípulo, Víctor Quesada expresó que, en términos tenísticos, la jubilación de Otín es un "error no forzado". "Carlos tiene mucho que compartir. Personalmente, espero disfrutar de sus escritos, de sus fotos o de cualquier otra forma de expresión que decida publicar". Para Quesada, "trabajar con Carlos ha supuesto trabajar en proyectos científicos punteros que antes imaginaba fuera de mi alcance" y hacerlo "en el entorno más estimulante posible". "Para mí siempre fue un acicate en los buenos momentos y un apoyo en los malos", apuntó. López Otín tiene, según Quesada, por un lado "una extraordinaria visión para la ciencia, identificando grandes tendencias antes de que se produjeran" y por otro, "siempre se ha interesado por cada persona como individuo".

"A la Universidad de Oviedo también le ha proporcionado contribuciones generales y evidentes en forma de visibilidad científica y captación de fondos. Pero puede que sus contribuciones más importantes sean invisibles, en sus clases que fascinaron a generaciones de alumnos y en su infatigable dedicación para que cualquier persona con interés en investigación pudiese desarrollarlo", agregó.

María Pascual es una de las autoras principales del estudio de la "medusa inmortal", una de las últimas grandes contribuciones del equipo de Otín a la ciencia. "Trabajar con Carlos y los demás integrantes del laboratorio ha representado sin duda un gran avance en mi carrera científica. Es un auténtico placer trabajar junto a investigadores de tan alto nivel científico y humano, de quienes he adquirido conocimientos muy valiosos en un entorno laboral excepcional", señaló.

Profundo agradecimiento

En palabras del consejero de Ciencia, Borja Sánchez, en el Gobierno del Principado "solo podemos mostrar un profundo agradecimiento a Carlos López Otín por todo lo que ha dado a la ciencia y a la sociedad, y por demostrar que desde una pequeña comunidad periférica se puede practicar una investigación de excelencia". "Sus descubrimientos –continuó– han sido clave en el estudio de los genomas del cáncer y el envejecimiento. Su secreto, del que todas las generaciones que venimos detrás debemos aprender, está en la perseverancia, el esfuerzo, el talento, la humildad y la visión del trabajo en equipo que siempre ha practicado de forma magistral".

Sánchez no se olvida de su trayectoria como formador de "miles de jóvenes": "Ha ayudado a despertar cientos de vocaciones científicas y ha dejado en la Universidad importantes discípulos que seguirán trabajando por situar nuestra investigación en la vanguardia internacional. Una escuela de investigación que sin duda seguirá dando éxitos a Asturias en el futuro". Pese a todo, el Consejero prefiere ser optimista y pensar que esta jubilación "solo es un punto de inflexión en su carrera, una nueva etapa que nos permitirá disfrutar de su conocimiento en otros ámbitos, a través de sus conferencias y de sus libros".

La catedrática y directora del IUOPA, Rosa María Sainz, no trabajó en el laboratorio de Otín, pero su relación sí fue muy estrecha. "Siempre cuidó de mí y me orientó en mi carrera. Siento un cariño infinito hacia él". Sainz asegura que con su jubilación, se pierde "una figura irreparable": "No vamos a tener a otro Otín con facilidad". Para la investigadora, el catedrático de Bioquímica es "el alma y la razón" del IUOPA y, gracias a él, muchos científicos volvieron a Asturias. Fue su caso. Además, aportó, es "un referente internacional, nos puso en el mapa": "Cuando vas fuera y dices que vienes de la universidad de Otín, todo el mundo dice: ‘Ohhh’". Pese a su jubilación, Sainz cree que "una persona como él va a seguir pensando y aportando muchísimo".

Lo mismo quiere creer Mario Fernández Fraga, director del laboratorio de epigenética del cáncer y nanomedicina del Centro de Investigación en Nanomateriales y Nanotecnología (CINN-CSIC), quien prefiere no hablar de pérdida. "Me gustaría pensar que hay una reorientación de su actividad, porque es una persona con un recorrido todavía brutal". Echando la vista atrás, "él fue quien puso en marcha la investigación biomédica en Asturias, es formador de investigadores y su impulso al IUOPA supuso que científicos como yo pudiésemos volver y montar un laboratorio". "Tuvo altura de miras. No solo se preocupó por su grupo, sino por otros equipos. Sin él no sé si existiríamos como equipo, pero desde luego no en la condiciones actuales. El IUOPA me puso todo en bandeja", remató.

El periodista Rafael Sánchez Avello, amigo personal de Otín, hizo suyas las palabras de otro grande de la investigación del cáncer, Alberto Jiménez Schuhmacher, sobre el prestigioso científico: "Su legado queda en todos los que ha transformado y cambiado la vida: investigadores, pacientes y cualquier persona que buscase salud o conocimiento". Avello es muy crítico con la campaña de acoso que sufrió el investigador, que ha precipitado, según él, su jubilación: "El mal que se le ha hecho a Carlos es un mal que se ha hecho a toda la sociedad asturiana, porque fue quien puso a la región en el mapa mundial de la ciencia". Avello expuso que la última gota que colmó el vaso fue la retirada del orden del día del último Claustro de la Universidad de la propuesta de la profesora Carmen García de sacar una declaración institucional en apoyo a Otín. "Ya no pudo más y por eso se jubila".

El presidente de la Academia Asturiana de Ciencia e Ingeniería, Mario Díaz, también tuvo unas palabras para Otín en la entrega de los Premios a la Innovación de la Industria Agroalimentaria. "Es un día triste", introdujo. "No por esperada deja de ser dolorosa. No es bueno que se jubile el mejor científico probablemente que ha tenido la Universidad de Oviedo en décadas", concluyó.

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La identificación de tres nuevas claves de la vejez que amplían a doce el número total fue una de las últimas contribuciones de Carlos López-Otín a la ciencia mundial. El pasado enero publicó, junto al investigador de París Guido Kromer, un estudio en el que se definen tres nuevos procesos moleculares y celulares que causan el envejecimiento humano. Son las alteraciones en la autofagia, que es un eficiente proceso de reciclado celular y molecular; la inflamación crónica, que tiene notables consecuencias para el organismo; y la disbiosis, que es la pérdida de diálogo entre el genoma humano y el de todos los microorganismos que nos habitan. El hallazgo abre la puerta a diseñar estrategias de intervención sobre cada uno de los mecanismos que influyen en la vejez, de manera que podamos mejorar nuestra calidad de vida y extender la longevidad. Anterior a esta investigación, en agosto de 2022, su equipo, con las jóvenes científicas María Pascual y Dido Carrero a la cabeza, consiguió descifrar el genoma de la "medusa inmortal", un diminuto organismo que es capaz de revertir la dirección de su ciclo vital, dando nuevos pasos para tratar enfermedades relacionadas con la vejez.

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